Dar la vuelta a la clase mejora el rendimiento
Silvia Candano
“Mirasur”, “Tajamar”, “Alcalde de Móstoles”, “San Gabriel”, “Sagrada Familia”, “San Francisco de Paula”… Cada vez son más los colegios españoles que abogan por el Flipped Classroom o la “clase invertida”, un modelo pedagógico ideado en Estados Unidos que ayuda a los alumnos a aprender las lecciones de una manera mucho más práctica, flexible y entretenida que el sistema tradicional, basado en dos pasos estáticos: escuchar la clase magistral del docente en el aula y “empollar” esa lección durante horas y horas en casa. Tal y como explica Raúl Santiago Campión, profesor de la Universidad de La Rioja y uno de los principales impulsores de este enfoque pedagógico en España: “La clase invertida no es una metodología ni una tecnología, sino un modelo pedagógico que traslada fuera del aula el trabajo de determinados procesos de aprendizaje, que habitualmente se realizan dentro del aula”. ¿Y qué significa esto? Pues que el alumno, en lugar de escuchar la explicación del maestro en clase, se familiariza con ella en el espacio que él elija (su casa, la biblioteca…) y en el momento que más le convenga (a primera hora de la mañana, por la noche…). ¿Cómo? Consultando los vídeos tutoriales, animaciones e infografías que su profesor ha colgado previamente en el blog de la clase. Mientras utiliza estas herramientas va tomando apuntes, anotando palabras claves y dudas, resumiendo y esquematizando, “tareas muy útiles para facilitar el logro de objetivos del estudiante en todas las materias y niveles”, asegura el investigador estadounidense Robert J. Marzano. A la mañana siguiente, en clase, el alumno, guiado por su profesor, realiza actividades prácticas sobre esos contenidos que ya ha estado trabajando el día anterior, tales como resolución de dudas, puestas en común, investigaciones, proyectos, trabajos en equipo, debates… De esta forma tan participativa corrige posibles errores, comparte ideas con sus compañeros y termina de fijar conocimientos. La clase no es estática: todos los alumnos pueden opinar, mostrar datos y estudios que hayan encontrado y proponer juegos para entender y memorizar mejor los conceptos. Como resultado de todo ello, “el estudiante deja de ser un agente pasivo para convertirse en protagonista activo de sus propios aprendizajes”, afirma Raúl Santiago. Como es lógico, el papel del docente también ha cambiado: “Ya no somos sabios que impartimos clases magistrales”, explica Ana M. Balbás, profesora de Secundaria, “sino guías que orientamos a los alumnos según van descubriendo y conociendo nuevos conceptos por sí mismos”.
Cómo empezó
Pero, ¿de dónde procede esta nueva manera de entender la enseñanza? El origen del Flipped Classroom se lo debemos a Jonathan Bergmann y Aaron Sams, dos profesores de química en “Woodland Park High School” (Colorado, Estados Unidos), que querían evitar que sus alumnos se perdieran sus explicaciones cuando por diferentes motivos no podían acudir a clase. Para que no se quedaran rezagados con respecto a sus compañeros, grababan sus lecciones y facilitaban los vídeos a los alumnos que habían faltado, pidiéndoles que las visualizaran antes de entrar al aula. Cuál fue su sorpresa al comprobar que de esta manera, los estudiantes llegaban a clase con una mayor predisposición para participar, preguntar y trabajar. Tan buenos fueron los resultados a partir de estas experiencias, que decidieron apostar por el Flipped Classroom. Y no se equivocaron: desde el año 2007, “la clase al revés” tiene cada vez un mayor número de seguidores.
aspectos positivos
Este creciente interés por el Flipped Classroom resulta natural y comprensible si reparamos en los múltiples beneficios que reporta:
n El profesor, al disponer de más tiempo en clase, puede dedicar una atención más personalizada a cada alumno y dar a cada uno el apoyo que necesita.
n Los estudiantes se sienten más implicados en sus aprendizajes, más motivados y entusiasmados.
n Los estudiantes pueden acceder a las explicaciones de su profesor tantas veces como necesiten, pues tienen los vídeos de sus explicaciones a su disposición.
n Se crea mejor ambiente y más compañerismo en el aula, puesto que se tiene en cuenta la opinión de todos los alumnos. Nuria J., alumna de 2º de la ESO, nos cuenta su experiencia: “Desde que la profesora de Lengua puso en práctica el Flipped Classroom todos nos atrevemos a preguntar y a exponer nuestros datos, descubrimientos y dudas en clase”.
n Otra ventaja fundamental de la clase invertida es que las familias pueden involucrarse y participar de una manera más próxima en los aprendizajes de sus hijos.