¿Demasiados deberes?
Hay padres que no están de acuerdo en que su hijo llegue a casa con deberes, pero
las tareas escolares pueden ayudarnos a conocer al niño. ¿Cuáles son sus habilidades
y cuáles sus deficiencias? Obsérvalo y lo sabrás. No se trata de que hagas de profesor
en casa, pero sí puedes participar. Los deberes contribuyen a desarrollar la autonomía
de tu hijo, aunque es importante que cada día disponga de tiempo libre
Autor: JOSÉ MARÍA LAHOZ
Hay, desde hace algún tiempo, un cierto debate entre los padres en torno al sentido lógico y a la utilidad de que sus hijos tengan que seguir trabajando y estudiando en casa, una vez que han acabado su jornada escolar.
Los detractores de esta práctica afirman que la responsabilidad de la instrucción de sus hijos debe ser totalmente asumida por los profesores que son los que están preparados para hacerlo. Los padres y madres no tenemos ni el tiempo ni la cualificación para hacer de profesores. Por lo tanto, las tareas escolares deberían realizarlas en el ámbito escolar. Desde el punto de vista de los hijos, añaden algunos, la carga que supone continuar en casa su jornada escolar da lugar a horarios de trabajo impropios para su edad y que no les permiten disponer de tiempo libre para otras tareas extraescolares e incluso para jugar.
Visto el panorama desde aquí, parece indefendible la postura contraria que afirma que es positivo que los niños realicen en casa algunas tareas relacionadas con el aprendizaje escolar. No obstante, tengo la esperanza de que tras escuchar mis argumentos, un buen número de padres y madres asumiréis los razonamientos que defiendo.
En primer lugar, hay que reseñar que algunas de las afirmaciones anteriormente hechas son acertadas y dignas de tenerse en cuenta. Es el caso de que los padres no han de hacer de profesores de sus hijos como norma general. Los hijos han de realizar en casa actividades de aprendizaje y de estudio que puedan resolver de manera autónoma, cosa que han de tener presente los profesores. También asumo como propia la idea de que nuestros hijos han de tener tiempo libre todos los días. Tiempo para realizar otro tipo de actividades y jugar o entretenerse a su manera. Así pues, será útil y eficaz que dediquen algún tiempo a realizar tareas de aprendizaje siempre que puedan realizarlas con autonomía y que les permitan disponer a diario de tiempo libre. En estas circunstancias, los deberes nos ofrecerán unas posibilidades, de otro modo imposibles de conseguir. En concreto, tendremos ocasión de conocerlos mejor y de poder ayudarles en sus estudios de manera más oportuna y eficaz.
OBSERVAR LO QUE HACEN
Al observar lo que hacen y cómo lo hacen obtendremos información de primera mano sobre su manera de trabajar.
– Conoceremos directamente en qué consiste su trabajo de estudiantes, su manera de enfrentarse a las tareas y el esfuerzo que les supone. Descubriremos su capacidad de atención, pulcritud y organización. Este conocimiento nos permitirá contrastar la información que recibimos de sus profesores con la nuestra.
– Podremos conocer inmediatamente las dificultades que encuentran. De este modo, al observar sus dificultades en las tareas encargadas podremos ponernos en contacto con sus profesores para valorar sus dificultades y poner remedio, si es oportuno.
– A través de la observación de los libros y libretas que lleva a casa para trabajar, descubriremos cómo trabaja en clase, sus mejores y peores habilidades, sus éxitos y fracasos.
– Al conocer concretamente sus tareas escolares, estaremos en condiciones de que compartan con nosotros experiencias del colegio, cosa que es a veces difícil de conseguir. Con frecuencia responden a nuestras preguntas sobre cómo les va en el colegio con monosílabos.
AYUDAR
Además, conocer mejor a nuestros hijos nos permitirá mantener mejores relaciones con ellos para así poder ofrecerles ayuda y orientación a la hora de hacer deberes en casa.
– Podremos motivarlos para el estudio si mostramos interés y damos mucha importancia a sus tareas escolares.
– Los motivaremos cuanto más apreciemos el esfuerzo que hacen al trabajar, lo que nos permitirá proponerles estímulos para que se esfuercen especialmente en un objetivo concreto. – La sensación de colaboración genera una especial cohesión familiar y se logra, por ejemplo, al proporcionarles una ayuda puntual para conseguirles material para un trabajo de clase.
Este tiempo de trabajo personal compartido nos permitirá incidir en la educación de algunas de sus capacidades fundamentales como la atención, la perseverancia, la laboriosidad, la responsabilidad, el orden y la organización.
TIPOS DE TAREAS
– En edad preescolar los deberes consistirán en enseñar y explicar trabajos hechos aquel día, una o dos veces por semana.
– En los primeros cursos de la educación primaria serán tareas que no ocupen más de media hora diaria. Es recomendable que el padre o la madre ayude al hijo a planear la tarea, a organizar el material y conviene que permanezca en la misma habitación para ayudarle a centrar la atención.
– En los últimos cursos de primaria y primeros de secundaria puede aumentarse el tiempo hasta una hora e incluir algunas actividades de estudio. En esta etapa nuestro hijo debería tener ya un lugar específico para trabajar, y los padres deberían aparecer de vez en cuando por si aparece una duda.
– En la educación secundaria podrán ser actividades que exijan más esfuerzo personal y de estudio. Bastará con asegurarse de que cumple con el horario pactado y que usa ese tiempo para estudiar.