fbpx

Démosle a los niños la oportunidad de descubrir el mundo por sí mismos (3)

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
0

Dentro de nuestra pedagogía y hacer cotidiano con los niños, contamos con esta idea fundamental, que forma parte de nuestra filosofía de trabajo. A solas con sus posibilidades supone dejar hacer a los niños hacer y trabajar, sin que sea el adulto siempre, el que tenga que dirigir cómo llevar a cabo la tarea o juego.

Si el educador plantea juegos interesantes a los niños, donde el juego en sí lleve implícitos muchos caminos de descubrimiento, donde todos los niños puedan encontrar su lugar y espacio, cada uno en su nivel de desarrollo y respetamos las maneras diferentes de juego de cada pequeño, estaremos tomando una decisión fundamental para conseguir un grupo de aula con muchas cualidades.

Supone también confiar en los niños, sabiendo que ellos poseen tantas capacidades que siempre sorprenderán a los adultos.

A veces son las inseguridades del educador las que no dejan crear a los niños, e impiden que éstos alcancen un nivel más alto; simplemente todos alcanzan el mismo nivel puesto que la lección es única, que es la que programó el educador.

Seguramente, los niños solos hubiesen conseguido más conocimientos, porque ellos han manipulado, han experimentado, han resuelto los problemas y los han conseguido dominar con su tesón y dedicación.

Pongamos un ejemplo: El educador lleva y dirige una actividad, en la que escoge varios instrumentos musicales, haciéndolos tocar a los niños, de uno en uno, señalando su nombre; incluso hace ritmos con ellos y canta alguna canción.

Esta actividad entusiasma a todos los pequeños; es el primer contacto con los instrumentos musicales.

Pero siempre es el adulto el que propone qué hacer y cómo hacerlo, mientras los pequeños le imitan; y después de un determinado tiempo de juego se recoge todo y se guarda. Esta es una manera de trabajar con los niños.

Ahora me gustaría proponer esta misma actividad de música, pero cambiando algún matiz:

En primer lugar buscaré instrumentos musicales: de madera, de metal, de cuerda… que pueden ser unos cascabeles juntos, unas castañuelas, una pandereta, unas maracas…

Y también puedo conseguir un saquito con piedras, unas canicas también dentro de otro saquito, un rulo de madera hueca con un palito para poder golpear el rulo, unas anillas metálicas unidas en una cinta…; cualquier objeto que pueda producir sonidos será válido para crear un espacio en clase para la música.

Lo más importante no es tener unos instrumentos musicales extraordinarios, porque si no los conseguimos o no tenemos medios dejaremos a los niños sin la oportunidad de experimentar sonidos y de crear juegos con ellos.

Tendremos que desarrollar nuestra imaginación, para suplir la falta de medios, cuando se de esta situación; con ideas.

Una vez seleccionado el material, deberemos decidir qué vamos hacer con él y cómo lo presentaremos a los niños. Mi propuesta es la siguiente:

El educador elegirá un lugar en el aula donde colocar los instrumentos musicales, para que estén siempre a su alcance.

Será el RINCÓN DE LA MÚSICA, un espacio donde los pequeños puedan tocarlos, moverlos, agitarlos, golpearlos y, en definitiva, descubrirlos ellos solos y con los compañeros.

Así, de esta manera veremos a los niños, A SOLAS CON SUS POSIBILIDADES.

En esta propuesta el educador tendrá otro rol diferente: será en primer lugar observador, mirando y descubriendo a cada pequeño, la manera peculiar de cada uno de ellos de investigar, con sus estilos diferentes de tocar, golpear…

Y observará las actitudes y emociones que les producirá el juego, así como las relaciones que se establecerán con los compañeros.

De la observación, el educador deberá analizar y sacar conclusiones, con la idea de seguir avanzando; se dará cuenta de detalles que podrá seguir añadiendo a su nuevo rincón: aquel sonido que no pusimos, aquel instrumento que si lo consigo y lo pongo a su alcance les hará felices, o la manera de ampliar la gama de madera, o si el mueble que colocamos para tener los materiales es el adecuado o deberíamos cambiarlo…

Sí es importante que los instrumentos estén algunos colgados, para que no estén siempre por el suelo.

Y será importante también elegir un lugar específico en la clase, allí donde no moleste mucho; todos estos detalles los descubriremos desde la observación.

En educación el primer rol del educador debería ser el de observador, porque nos enseña a descubrir a los pequeños y a situarnos en su nivel de desarrollo próximo, como nos decía Wigotsky. Y como tenemos la inmensa suerte de estar trabajando en el ciclo de 0-3 años, donde la creatividad en el educador es tan importante, debemos pensar y poner en práctica nuestras ideas para desarrollarlas en las aulas.

Además de observador, el educador participará con los niños en sus descubrimientos; sin interferir, por favor.

Y siempre que participemos que sea para ayudar a avanzar. No es necesario que demos la clase magistral, como si fuésemos los únicos conocedores del saber.

Yo, personalmente, he aprendido mucho más desde que observo a los niños y ellos me dan las pistas de cómo complejizar y enriquecer las propuestas de juego que les ofrezco.

Este rincón de la música, que ha surgido como ejemplo para desarrollar la idea de dejar a los niños a solas con sus posibilidades, podríamos ponerlo en cualquiera de las aulas, incluida la de los más pequeños (0-1 años).

A solas con sus posibilidades habrá quedado claro que no supone dejar al pequeño solo, sin hacerle caso; es todo lo contrario: ofrecerle la posibilidad de jugar a su ritmo, con su estilo, con su forma de descubrir, y desarrollando sus múltiples lenguajes.

Pero siendo el educador el que le observe, le anime, le felicite y sobre todo le ofrezca propuestas de juego atractivas e interesantes para su importantísima edad de desarrollo.

Maite Matamala García
www.acento.info

0
Comentarios