fbpx

¿Dónde buscan el dinero los coles?

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
0

Algún artículo en prensa reciente acusa a los colegios concertados de hacer negocio con la venta de uniformes, una polémica tan vieja como la enseñanza. Sin embargo, el dinero público que se otorga a estos centros no es suficiente para seguir adelante con el proyecto educativo, y los directores o propietarios tienen que exprimirse el cerebro y buscar financiación.

A veces, se ha acusado a diversos centros concertados de lucrarse de forma desmedida con lo que se recauda gracias a las actividades extraescolares, material escolar, el comedor, etc. Sin embargo, como bien saben todos aquellos que trabajan en el sector, y aunque puede haber algunos casos puntuales, lo normal es que sacar adelante un centro escolar sea una guerra diaria, en la que hay que buscar oportunidades de complementar la financiación.

Desde siempre, el sector de la enseñanza concertada ha denunciado que los recursos que les otorga la Administración no son suficientes. “Desde el comienzo del régimen de conciertos, el módulo económico de conciertos no sólo ha sido insuficiente sino que ha ido generando un déficit que se ha incrementado conforme el paso de los años y que en algunas comunidades autónomas no supone una seria dificultad, sino impedimento, para la viabilidad de los centros”, explica Eva Díaz, de Escuelas Católicas, institución que agrupa a la mayoría de centros concertados.

En concreto, según cálculos de Escuelas Católicas, el déficit por cada aula de un colegio concertado es de 4.000 y 5.000 euros. Esta cifra que no cubre el Estado es muy alta si la multiplicamos por el número de aulas de cualquier institución educativa. El déficit es común en toda España, aunque puede variar según el módulo económico que establece cada comunidad autónoma. También depende del volumen, la organización, el tipo de alumnado y las características específicas de cada centro. Es decir, que en algunos casos podría ser muy superior.

Gastos en tecnologías

En los últimos años han aumentado sustancialmente los gastos, sobre todo los vinculados a las nuevas tecnologías, accesibilidad y protección de datos. Pero no se han aumentado los fondos públicos ni se ha previsto esta eventualidad. “Es especialmente preocupante la situación de centros con dificultades para establecer otras vías alternativas de financiación y que se ubican en comunidades autónomas en las que el gobierno correspondiente ha establecido módulos económicos mínimos (tal es el caso de Extremadura, Andalucía, Asturias…)”, comenta Eva Díaz.

Por todo esto, se calcula que la financiación oficial sostiene entre el 60 y el 70 por ciento del coste global de cada aula. El centro se las tiene que ingeniar para cubrir el porcentaje restante.

¿Cómo compensan los colegios este déficit? Pues bien, tampoco tienen muchas alternativas. Según explica Escuelas Católicas, los centros se ven obligados a compensar el déficit que provoca el módulo económico de conciertos a través de “los márgenes de compensación que se derivan de las actividades complementarias, de las extraescolares, de los servicios extraescolares complementarios, de la instalación de espacio y locales para usos no estrictamente escolares”. También son muy importantes las donaciones privadas y aportaciones voluntarias de las familias, que muchas veces han salvado situaciones complejas.

En cuanto a las actividades extraescolares, si preguntamos en diversos centros, se llega a la conclusión de que los precios no sólo no son abusivos, sino que suelen ser más baratos que si se contrata el mismo servicio en cualquier otra empresa privada. Una actividad deportiva, como el fútbol, cuesta 29 euros porque el alumno vaya dos días (hora y media cada día). Tres clases de inglés a la semana cuestan unos 57 euros. Clases de aerobic, unos 37 euros. Puede haber variaciones dependiendo del centro, así que estos precios son orientativos.

Los ‘polémicos’ uniformes

En concreto, la polémica ha surgido alrededor del tema de los uniformes escolares. Según ha publicado un diario recientemente, “Algunos colegios concertados –sufragados con dinero público– hacen negocio con la venta de los uniformes escolares que sus alumnos deben vestir para asistir a clase”. Se sugiere que la actuación de los colegios raya la legalidad, cuando se habla de colegios que ceden la exclusividad del uniforme a una empresa.

Cada centro debe garantizar que el atuendo establecido sea uniforme y de calidad. Esto conlleva en muchos casos que el proveedor sea único. Aunque no implica establecer la obligatoriedad de comprar en una tienda concreta. “Cabe la posibilidad de que varias tiendas garanticen esa uniformidad y calidad en cuyo caso los padres puedan ir a cualquiera de ellas y el centro no les va a exigir que acudan a una determinada”, aclara Eva Díaz.

Al parecer llegar a un acuerdo con una empresa para la exclusividad de la venta de los uniformes permitiría poder ingresar entre un 10% y un 15% de los beneficios. Otras veces no se cobra dinero, sino que la empresa suministra material deportivo para el centro. Siempre se respeta la legalidad, y que la financiación del colegio no esté reñida, lógicamente, con los principios que el centro desea fomentar entre sus alumnos. Obviamente puede surgir alguna irregularidad en concreto que los padres podrían, y deberían denunciar.

Se acusa también a algunos centros concertados de incluir en sus uniformes un logotipo del colegio que es marca registrada. “Lamentablemente los centros se ven obligados a optimizar sus recursos y buscar fuentes alternativas de financiación, lo cual además de ser una necesidad imperiosa, supone una práctica perfectamente legal prevista expresamente en nuestras leyes educativas y, en el caso de los uniformes, en nuestra normativa mercantil”, explica Eva Díaz, de cuyas palabras se desprende que sería más eficaz que se solucionara este déficit mediante el aumento del concierto estatal.

Ayuda a los desfavorecidos e inmigrantes

Se ha acusado injustamente a los centros concertados de que la obligatoriedad de hacer frente a gastos como la compra de uniformes, frena la entrada en los mismos de inmigrantes o desfavorecidos que no pueden pagarlos. Sin embargo, los responsables de cada centro suelen tener prevista esta circunstancia, y tratar de paliar el problema en la medida de lo posible.
“Los colegios cuentan con recursos alternativos para familias desfavorecidas, como los inmigrantes. Prendas que han sobrado o que tienen de sobra. Ningún niño se queda sin uniforme por falta de medios”, ha explicado Luis Centeno, asesor jurídico de Escuelas Católicas en un artículo de prensa. Es frecuente que los propios centros entreguen de forma gratuita a estos alumnos sin recursos económicos, bien material escolar o uniformes. Ningún alumno de los centros concertados se va a sentir discriminado por este motivo. “A estas ayudas habría que añadir las otorgadas por algunas Administraciones educativas, destinadas a gastos de escolarización del alumnado inmigrante que podrían destinarse, entre otros conceptos, al uniforme escolar”, explican fuentes de Escuelas Católicas.

En algunos casos, se llegan a prestar servicios de interés social, aún cuando no son rentables. Es lo que ocurre en Retamar, que sólo tiene concertada la Formación Profesional. “E
ste nivel educativo tiene para nosotros un gran valor asistencial, por llegar a familias con un serio problema de fracaso escolar, que han perdido –en ocasiones– la confianza en sus hijos, de aquí que aunque no cubra gastos, estemos muy interesados en mantenerla por el servicio que presta y los resultados que obtenemos”, explica a PADRES Y COLEGIOS José Luis Alier, director general del prestigioso centro. “En este caso, no se exige uniforme, ni que los chicos hagan uso del comedor”, aunque reciben las mismas o más atenciones que el resto (…). Su déficit se cubre con la gestión ordinaria del resto del colegio”.

0
Comentarios