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Educar en el gusto, insistir en la variedad

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Educar el gusto en las edades tempranas es una cuestión tan simple como presentar a los niños en la boca un alimento como mínimo nueve veces. Además, hay que intentar que los pequeños vean al los adultos comer de todo.

Autor: Marta Sahelices

Los datos hechos públicos por la Organización Mundial de la Salud sobre la obesidad infantil en España son cada vez más preocupantes. Dos de cada diez niños son obesos, un problema de salud que hay que conseguir erradicar de la sociedad gracias a una buena educación nutricional en las edades más tempranas.
Los padres son conscientes de lo que los niños deben comer y lo que no, pero no se dan cuenta de que los más pequeños sólo entienden de lo que les gusta y lo que no les gusta. Y ahí está la dificultad: cómo conseguir que el niño coma un pimiento o pruebe el atún, dos sabores bastante fuertes para un paladar infantil recién formado.
Los expertos coinciden en varios aspectos que hacen que los pequeños se aventuren a probar productos o alimentos que les resultan extraños o poco conocidos.

La imitación

¿Quién no conoce a un niño al que no le guste la cebolla y que a cuya madre tampoco le guste esta misma hortaliza? Varias teorías educativas apuntan a que la imitación es uno de los procesos más habituales que utilizan los niños en sus primeros años de vida para adaptarse al medio. Así, si veo que mi papá o mi mamá no come algo, yo tampoco lo como.
Aún es mas grave y se potencia más esta cuestión cuando la persona encargada de hacer la comida familiar retira un alimento del menú común porque a ella personalmente le disgusta.
Eliminar este hábito de una persona formada y adulta es imposible, pero al menos hay que conseguir que el pequeño pruebe ese producto porque seguramente al final le acabe gustando. Además, previsiblemente en un futuro ese sabor le resulte extraño y poco apetecible.
La explicación a está cuestión la aporta la directora del Instituto Español de Nutrición, Isabel Lopera, quien explica el modo de asimilar sabores.

Papilas gustativas

Las papilas gustativas son sensores neuronales que se van desarrollando. Cuando somos niños sólo tenemos desarrollado el gusto por lo dulce y lo salado y ya en la edad adulta conseguimos distinguir por ejemplo los sabores agridulces y amargos. Por ello, para que el desarrollo neurológico de las papilas gustativas se lleve a cabo correctamente es necesario, como mínimo, probar cada alimento entre 9 y 13 veces. Así, cuando a un niño le presentamos un producto no hay que desistir a la primera respuesta negativa y hay que insistir. La directora aclara que a partir de ahí ya tendríamos que buscar otras cuestiones como, por ejemplo, alergias o intolerancias.
No obstante, aprender a sentase en la mesa, por ejemplo, es tan importante como insistir en la variedad de gustos que podemos experimentar con la comida.

Hábitos nutricionales

Los padres poseen conocimientos nutricionales que dan como verdaderos, mientras que los nutricionistas consideran que hay una serie de cuestiones en las que se equivocan y que habría que variar en la alimentación infantil.

Desayuno: hay un exceso de bollería reiterado. Deberían ser variados: fruta, bocadillo, cereales. Hay que conseguir que el niño se habitúe a desayunar a diario.
Primer plato: existe un exceso de consumo de arroz, pasta y pan. Hay que consumir más legumbres, verduras variadas y hortalizas.

Segundo plato: los nutricionistas encuentran un elevado consumo de carne roja y blanca, ricas en colesterol. Hay que añadir a la dieta infantil pescado y huevos.

Postre: hay un excesivo consumo de lácteos como yogures, quesos, frente a un bajo consumo de frutas frescas.

Merienda: los niños comen dulce habitualmente cuando deberían alternar diferentes alimentos. Así, un día pueden comer cereales con leche, otro día consumir productos salados o fruta.

En general la dieta infantil cuenta con una gran cantidad de añadidos chocolateados y grasas saturadas nada recomendables.

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