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El castigo, inmediato pero equilibrado

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Las acciones tienen consecuencias y los más pequeños
de la casa deben tenerlo como norma clara si queremos
ayudarles a ser responsables de sus actos y conscientes
de su posible repercusión. Pero ante conductas
negativas no vale cualquier castigo.

Autor: MARTA SERRANO

Eduardo vuelve del colegio sin ganas de hablar y con ojos llorosos. Dice que va a hacer los deberes y va directo a su habitación. Somos sus padres y sabemos que le pasa algo porque es un niño muy alegre por regla general. Sólo a la hora de la cena nos cuenta que le han castigado sin postre hasta final de curso. ¡Y fue en febrero!
Nos asustamos porque lo que había hecho –esconder la comida que no le gustaba en los curruscos del pan para poder tirarla luego– no nos parecía tan grave como para un castigo tan extraño. Pero tampoco queríamos ir en contra de la autoridad en el colegio, de los profesores y del personal del comedor. Estábamos confusos.

 SENTIDO COMÚN

Nuestro sentido común nos dice que castigos tan largos no son eficaces, y los padres y especialistas con los que comentamos el asunto ratificaron nuestra posición. La opinión del psicólogo Javier Urra nos acabó de convencer. «Los castigos duraderos no son efectivos y cuando se pone un castigo tan absurdo y duradero es de sentido común que no se va a cumplir», nos dijo. Es más, «el uso sistemático del castigo como acción correctora puede acarrear consecuencias negativas que deben evitarse», añade el profesor Zaldívar Pérez.

 EL CASTIGO TAMBIÉN EDUCA

El castigo educa. De hecho, tanto los premios como los castigos (siempre que no sean físicos) han de servir como reforzadores de la correcta conducta de nuestros hijos. Por eso, para decidirnos por uno en concreto hay que tener presente el carácter de nuestro hijo y las cosas que le gustan y las que no.
«El castigo debe ser siempre inmediato y proporcional», asegura Urra, para quien lo mejor es recurrir al sentido común y a la prudencia si queremos obtener resultados positivos. Urra también precisa que «en muchos casos la respuesta no será inmediata e incluso el castigo ni siquiera resultará eficaz». Por eso, lo más importante a la hora de decidirse por un castigo es poder razonarlo con nuestro hijo y explicarle el sentido de una actuación u otra.
En este sentido, Lahoz señala que los castigos «no están clasificados ni ordenados por edades o sexo», por lo que dependerá de cada situación. Por eso, tan importante a la hora de educar como los castigos es la conducta de los padres. Vuestro ejemplo cuenta, y mucho, sobre todo cuanto menor es el niño. Como señala Zaldívar Pérez, «educar es paciencia, dialogar, persuadir y enseñar con el ejemplo».
Antes de castigar, por tanto, hay que agotar el resto de recursos a nuestro alcance. Estos pasan por mostrar al niño con nuestro ejemplo que hay alternativas de comportamiento. Es necesaria la adecuada comunicación con el niño, la exigencia apropiada pero siempre con argumentos lógicos que inviten al niño a reflexionar.

 NO AL CASTIGO FÍSICO

No hay recetas mágicas ni castigos infalibles. Sin embargo, uno de los aspectos que presenta más unanimidad entre los expertos es el rechazo al castigo físico «porque no es educativo», según señala el psicólogo Javier Urra.
Claro que una cosa es intentar evitar el castigo físico, y otra intentar que un leve castigo lleve a una condena penal a los padres, como pretende la ONG Save the Children, a través de varias campañas.
Actualmente, en colaboración con el MTAS, ha iniciado una campaña contra el castigo físico con el lema Corregir no es pegar, todo indica que el verdadero objetivo es castigar penalmente el azote, lo que según algunos especialistas equivale a socavar aún más la difícil relación padres-hijos.

 PERO POR SI ACASO

Aunque no acudamos a los premios o castigos por regla general, siempre es positivo que, como padres, tengamos distintos recursos que nos pueden sacar de más de un apuro.
El pedagogo José María Lahoz nos propone como castigos, entre otros, limpiar algo, encargarse en solitario de alguna tarea tediosa, continuar estudiando, estar un tiempo en otra habitación, acostarse antes, no salir con los amigos, una multa de dinero para pagar destrozos, reparar un daño de otro tipo siempre que se pueda, escribir una reflexión sobre lo hecho y cómo hacerlo mejor, no usar el teléfono, no asistir a una reunión, etc.
Por el contrario, si queremos premiar una conducta, Lahoz ofrece como idea subir la paga, celebrar una comida especial o regalar un disco.

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