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El gran fiasco de la Ley Audiovisual

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Mariano González

En diciembre se cumplen cinco años del Código de Autorregulación, un gran documento para cambiar la conducta de la televisión y proteger a los menores de contenidos no apropiados para ellos. No lo ha hecho porque nadie se ha empeñado. Ahora, el Gobierno tiene un proyecto de ley que se limitará a sacar la pornografía del abierto. Y poco más.

Mariano González

Hace cien años, el gran intelectual inglés G.K. Chesterton sentenciaba que «la gran debilidad del periodismo como pintura de nuestra sociedad moderna proviene de ser pintura formada enteramente por excepciones». Fina agudeza aplicable a la televisión actual, pues casi todas venden productos de entretenimiento de situaciones tan irreales como sórdidas. Y encima, de seis de la mañana a diez de la noche, con menú único de periodismo televisivo para niños, jóvenes y adultos.

Todas las leyes, códigos de autorregulación y directivas europeas para proteger a los menores de edad de una programación incapaz de distinguir el músculo de la grasa, han sido un fracaso. Los operadores vulneran los horarios de protección, el reforzado (8 a 9 de la mañana y 5 a 8 de la tarde) y el ordinario, de 06.00 a 22.00 horas, que en 2004 aceptaron.

Peor todavía. A partir de las diez de la noche, numerosas televisiones locales y algunas generalistas emiten en abierto «contenidos X» (pornografía), anuncios de contactos sexuales y mensajes SMS sobre sexo. Esto, sabiendo que, sólo en Andalucía, 275.000 menores (23% de su población infantil) ven la televisión entre las 22.30 y las 23.30 horas. La cifra es extrapolable al resto de España.

 

Indefensión

El remedio tampoco será el proyecto de Ley Audiovisual del Gobierno. Si no lo cambia el Congreso, será como blandir un escudo de papel para defender a niños y adolescentes contra los zarpazos de un tigre. Para los padres, todo seguirá igual.

¿Motivo? Que el texto distingue entre contenidos «seriamente perjudiciales» para el desarrollo físico, mental y moral del menor –mandato de la UE– y aquellos contenidos que, simplemente, puedan considerarse perjudiciales. La ley sólo prohibirá emitir en abierto los primeros, la pornografía y la violencia descarnada. Mientras, los programas «perjudiciales» quedarán  legalizados. Les bastará aparecer entre las 22.00 y las 06.00 horas, y acompañados de señales luminosas y acústicas.

Dado que los anuncios de contactos sexuales o series como Física y Química no llevan actualmente el rótulo de «seriamente perjudiciales», los menores continuarán expuestos a la misma oferta, sin derecho a reclamación.

 

Propuesta

Frustrada la pretensión del todavía en vigor Código de Autorregulación de reservar tres horas diarias a la programación infantil y juvenil –para ofrecer contenidos con más solidaridad que egoísmo; tolerancia y diálogo frente a cerrazón; educación en lugar de zafiedad–, mi propuesta sería convertir en obligatorio para las cadenas ese mismo espacio, garantizando  que ningún contenido televisivo será, no digo «seriamente» perjudicial para el desarrollo físico, mental y moral del menor (directiva europea de 2007), sino que tampoco sea perjudicial.

No es tan difícil porque todas las televisiones nacionales y autonómicas firmaron el código ético para superproteger el tramo de cinco a ocho de la tarde. Lo aceptaron porque lo veían posible. Ahora es el momento de tomar con responsabilidad la protección de los menores. El Gobierno, el Parlamento y los empresarios tienen la palabra.

 

Las nuevas medidas de la ley de la televisión

Directiva audiovisual de 2009

 

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