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El primer amor

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Muchos grandes autores no han desdeñado hacer literatura juvenil, como lo demuestra el gran ejemplo de Stevenson  y La isla del tesoro. Amos Oz es el mayor escritor israelí del momento, candidato muchas veces al Nobel de Literatura. Ha recibido, entre otros premios, el Príncipe de Asturias de las Letras. La bicicleta de Sumji es una buena aportación a la literatura para cualquier público, desde quizá los nueve o diez años.

Rafael Gómez Pérez
Muchos grandes autores no han desdeñado hacer literatura juvenil, como lo demuestra el gran ejemplo de Stevenson  y La isla del tesoro. Amos Oz es el mayor escritor israelí del momento, candidato muchas veces al Nobel de Literatura. Ha recibido, entre otros premios, el Príncipe de Asturias de las Letras. La bicicleta de Sumji es una buena aportación a la literatura para cualquier público, desde quizá los nueve o diez años.
Estamos en Israel, en 1947. Sumji es un niño de once años al que su tío le regala una bicicleta. Está feliz. Sueña ir al fin del mundo con esa bici. Pero pronto descubrirá que en el barrio no piensan lo mismo. ¡Es una bici de chica! Ahora parece que eso importaría menos pero en aquella época montarse en una bicicleta de chicas era… de chicas.
Sumji logra cambiar la bici, a su mejor amigo, por un tren de juguete. Pero no todos son buenos amigos; un chico matón le fuerza a cambiar el tren por otra cosa, y ésta por otra… Sumji había salido de su casa con ganas de comerse el mundo, pero todo le está resultando mal. No puede volver a casa habiendo salido con una bicicleta y regresando  con un perro. Así que decide ir a la de su compañera Esti.
Y ahí se produce otro cambio: de un Sumji que no amaba a un Sumji que encuentra su primer amor.
Es un relato de cambios, de mutaciones, muy apropiado para los y las adolescentes que sienten más o menos cerca el runrún de lo que será el primer enamoramiento. Es verdad que la bicicleta de Sumji se canjea por muchas cosas pero más importante de estos cambios es la transformación que se produce de la persona.
Las cosas van cambiando porque la infancia y la preadolescencia es un continuo sucederse de gustos, hábitos, juguetes… Pero en medio de todo eso ocurre una transformación de la persona: el antes niño se convierte en el novio de Esti. En el fondo del relato está esa realidad profunda de que las personas importan siempre mucho más que las cosas. La felicidad no está en poseer mucho sino en, con lo necesario, estar junto a la persona que se quiere.
Hay varias ediciones de La bicicleta de Sumji. Una buena es la de Siruela, Madrid, 2005, con excelentes ilustraciones de Joaquín Peña. z

 

Estamos en Israel, en 1947. Sumji es un niño de once años al que su tío le regala una bicicleta. Está feliz. Sueña ir al fin del mundo con esa bici. Pero pronto descubrirá que en el barrio no piensan lo mismo. ¡Es una bici de chica! Ahora parece que eso importaría menos pero en aquella época montarse en una bicicleta de chicas era… de chicas.

Sumji logra cambiar la bici, a su mejor amigo, por un tren de juguete. Pero no todos son buenos amigos; un chico matón le fuerza a cambiar el tren por otra cosa, y ésta por otra… Sumji había salido de su casa con ganas de comerse el mundo, pero todo le está resultando mal. No puede volver a casa habiendo salido con una bicicleta y regresando  con un perro. Así que decide ir a la de su compañera Esti.

Y ahí se produce otro cambio: de un Sumji que no amaba a un Sumji que encuentra su primer amor.

Es un relato de cambios, de mutaciones, muy apropiado para los y las adolescentes que sienten más o menos cerca el runrún de lo que será el primer enamoramiento. Es verdad que la bicicleta de Sumji se canjea por muchas cosas pero más importante de estos cambios es la transformación que se produce de la persona.

Las cosas van cambiando porque la infancia y la preadolescencia es un continuo sucederse de gustos, hábitos, juguetes… Pero en medio de todo eso ocurre una transformación de la persona: el antes niño se convierte en el novio de Esti. En el fondo del relato está esa realidad profunda de que las personas importan siempre mucho más que las cosas. La felicidad no está en poseer mucho sino en, con lo necesario, estar junto a la persona que se quiere.

Hay varias ediciones de La bicicleta de Sumji. Una buena es la de Siruela, Madrid, 2005, con excelentes ilustraciones de Joaquín Peña.

 

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