“El sistema educativo actual está dando su último aliento”
Hace no demasiados años, los ejecutivos que ridiculizaba Bret Easton Ellis con tanta sorna llevaban en sus maletines de Hermès una copia de ‘Inteligencia emocional’, ese no tan nuevo concepto que relacionaba la productividad con la capacidad personal de utilizar sus emociones, como ya describió Howard Gardner en los 80.
A fin de cuentas, distintas áreas del cerebro. Pues bien: en nuestro país hay gente que trata de poner este tipo de iniciativas al servicio de la educación, como el protagonista de hoy.
P. En primer lugar, me gustaría que me pudieras contar algo sobre ti… Por lo que veo eres un tipo multidisciplinar que pinta cuadros, escribe novelas, inventa juegos…
R. Dicen los estudiosos de Leonardo Da Vinci que era una persona desordenada, con cientos de notas y manuscritos. Personalmente considero que Leonardo Da Vinci trabajaba para él mismo. Lo digo porque a mí me sucede lo mismo. Hay quien me reprocha que hace unos años tirase al fuego miles de hojas con el trabajo realizado entre los catorce y los veinticuatro años. Tuve que hacerlo porque o bien perdía el tiempo revisando todo el material o bien creaba nuevos proyectos. Es aquí donde comienza mi historia.
P. ¿De dónde sale el interés por la educación?
R. Me sucede lo mismo que los chicos con los que comparto unas determinadas características: ¡nos aburrimos tremendamente en clase! El interés surge por la necesidad de encontrar un medio adecuado en el que aprender y enseñar vienen dados por el conocimiento del otro. Profesores comprendiendo a sus alumnos y viceversa. Comprensión intelectual y emocional. Padres comprendiendo que la obligación del profesor es ser únicamente eso mismo… Un avance importante sería un sistema educativo que tuviera en cuenta los biorritmos internos del alumno y el profesor, por ejemplo.
P. Eres un joven que está en la vanguardia de la educación…
R. Más que estar a la vanguardia, considero más acertado decir que el sistema educativo actual está dando su último aliento de vida. Simplemente aplico la lógica y la implico con la cultura de la mejor manera que conozco. Eso es todo. Pensad que la base educativa actual está en los finales años del siglo XIX. Entonces existía la necesidad de que los obreros supieran saber leer y escribir para entender los manuales de las máquinas. El sistema actual está desfasado porque primero, a día de hoy todo el conocimiento está al alcance de la mano y segundo, porque estamos dando los primeros pasos como Homo Sapiens Sapiens.
P. Según tu opinión, el sistema educativo actual y el THDA tienen relación.
R. Los estímulos que recibe el ser humano actual son tan elevados que estar sentados ocho horas en una silla escuchando el chirriar de una tiza sobre una pizarra resulta insoportable. Toda la información está a un solo clic. Este asunto tiene un fundamento antropológico muy simple. Hasta ahora la evolución humana ha sido externa, es decir, básicamente estaba centrada en nuestra evolución física, la estructura de nuestro esqueleto humano. La evolución externa está en pausa. Esto es necesario para favorecer y permitir la evolución interna: de nada vale tener un desarrollo óptimo físico sin una evolución interna ideal, desde un punto de vista intelectual, emocional y espiritual.
P. En el fondo crisis es cambio, como dices… Además, aportas experiencias concretas, como la que propones sobre el alfabeto.
R. Surge de una experiencia personal. Había llegado a un punto en mi vida en que me sentía completamente bloqueado y había una identificación total con esa palabra, bloqueo: mental, emocional y espiritual. Necesitaba un proceso sencillo, original y divertido para continuar mi camino.
P. ¿Qué ocurrió?
R. Estaba leyendo un libro y en él aparecía un capítulo dedicado al bloqueo interno que experimentamos en mayor o menor medida todos. Decidí buscar la palabra BLOQUEO en Internet, porque sabía que desde un punto de vista etimológico podría tener un nuevo significado. Escribí la palabra en un post it para buscarla una vez acabado el capítulo, muy apretada al borde. Volví a coger otro post it para escribirla mejor y una lucecita se encendió en mí. ¿Por qué iba a escribir una palabra nuevamente que simplemente era una nota que iba a acabar en la papelera? Jugando y jugando escribí una letra en un post it distinto y sucedió algo extraordinario: creé palabras nuevas cambiando el orden de los post it. Escribí la nueva combinación en un único papel. De repente aquella palabra que me representaba se diluía como una gota de tinta en un vaso de agua. Luché por volver a ser representado y me fue imposible. El bloqueo desapareció.
P. ¿Cómo podemos explicarlo?
R. Tiene una base muy sencilla: el alfabeto es un sistema formado por letras. ¿Qué es una letra? Muy sencillo, un símbolo. ¿Qué es un símbolo? Una imagen. Cuando vemos un gran cartel, o vemos la imagen o leemos el eslogan, nunca hacemos ambas cosas a la vez, porque distintas áreas del cerebro se ocupan de registrar ambas experiencias. Se ha creado un proceso por el cual nuestro cerebro percibe e interpreta a la vez una palabra o frase corta escrita como una secuencia de letras –estimulando el hemisferio cerebral izquierdo–, al mismo tiempo que como una imagen –estimulando el derecho–. Esto permite una integración holística a la hora de crear esta experiencia.
Ya lo saben: el Hommo Sapiens al cuadrado responde a la lógica, al sentido común y a la adaptación al medio. ¿No es lo que debería suceder siempre?