Emocionar al niño para que no abandone el aula
OLGA FERNÁNDEZ
Siguen siendo muchos los niños que “huyen” de la escuela. El abandono escolar temprano terminó el año 2016 en España marcando otro hito al situarse en el 18,98%, según datos de la Encuesta de Población Activa (EPA). Y llama la atención la diferencia entre comunidades autónomas: Baleares y Murcia presentan la mayor tasa (26%), mientras que Cantabria (8,6%) y País Vasco (7.5%) muestran la más baja. “Considero que un 19% es un porcentaje excesivo. El modo en que se sigue enseñando en nuestras escuelas, especialmente después de Primaria, no es excesivamente innovador y, por tanto, no resulta atractivo para muchos jóvenes. Una metodología más centrada en la enseñanza del profesor que en el aprendizaje del alumno con una utilización marginal de las nuevas tecnologías choca de manera contundente con un tipo de jóvenes que utilizan las nuevas tecnologías a diario, con gran facilidad, y que les gusta implicarse, hacer cosas, estar activos, y no ser meros receptores pasivos de contenidos. Este choque provoca, en muchos casos, el aburrimiento, la desmotivación y, finalmente, el abandono”, explica José Ramiro Viso Alonso, profesor experto en educación emocional y autor de la tesis “Percepción de la inteligencia emocional en el aula y su influencia en la salud mental, la violencia escolar y el rendimiento académico” (Universidad Europea de Madrid).
emociones fijan ideas
Las experiencias emotivas preparan al cerebro para recordar las cosas de forma más eficiente, según se ha comprobado en un estudio publicado en la revista Nature Neuroscience. En el trabajo, los investigadores hicieron que los participantes miraran una serie de imágenes: les mostraron primero imágenes que evocaban emociones, y luego, unas imágenes más neutras. Seis horas después, los participantes se sometieron a diversas pruebas para comprobar qué recordaban de lo que habían visto. Los resultados desvelaron que las imágenes emotivas preparaban al cerebro a recordar las cosas de forma más eficiente.
En base a los estudios de neurociencia han surgido nuevos proyectos de enseñanza, como el que proponen las profesoras universitarias María Acaso y Clara Megías, llamado “Art Thinking” (pensar a través del arte). Se basa en que para que se produzca el aprendizaje es necesario encender una emoción, despertar la curiosidad del estudiante. Los cuatro puntos clave de esta nueva metodología son: pensamiento divergente, incorporación del placer, y alumnos y profesores como productores de contenidos y trabajo colaborativo y por proyectos.
hacia nuevas formas
En las etapas de enseñanza obligatoria, Primaria y Secundaria, también se han realizado estudios para conocer cómo influyen las emociones en el aprendizaje. Uno de ellos es el llevado a cabo por José Ramiro Viso Alonso: lo realizó con 2.210 alumnos y sus correspondientes 116 tutores de 5º y 6º de Primaria. Los alumnos y tutores procedían de 59 colegios públicos y concertados de toda España. “Uno de los objetivos era analizar en qué medida la inteligencia emocional de alumnos y tutores, o la percepción de esa inteligencia emocional influía en el rendimiento académico de los alumnos”, dice. El trabajo halló que la variable que mejor explicaba el rendimiento académico de los alumnos era la percepción que tenían los profesores de la inteligencia emocional de los alumnos, por encima de la inteligencia de los alumnos. ¿Qué indica este dato? “Indica que si los profesores perciben que los alumnos tienen una adecuada inteligencia emocional, probablemente van a establecer con ellos una relación de más calidad que va a hacer que los alumnos se sientan más acogidos, valorados, cómodos y obtengan un rendimiento académico mayor”, responde. Esto significa que se debe desarrollar la inteligencia emocional de los alumnos a unos niveles apropiados, tanto en la escuela como en casa. “Si se procede así, las repercusiones sobre el aprendizaje de los alumnos van a ser muy positivas, como se ha demostrado en el estudio. Nuestro trabajo parece indicar que la inteligencia emocional de los alumnos, si es percibida por los profesores, contribuye a qué éstos generen expectativas positivas sobre ellos y esto repercute muy positivamente en su rendimiento, es decir, en sus calificaciones escolares”, explica José Ramiro Viso. Según propone este experto, un maestro debe ser avezado en el manejo de tres estrategias emocionales: reconocer, regular y comunicar.
MODELO EMOCIONAL PARA PROFESORES Y PADRES
Para que los profesores y los padres ejerzan una influencia positiva en los niños, el experto en educación emocional, José Ramiro Viso, propone seguir estas pautas:
n Visión positiva de las emociones. Considere que las emociones no son ni algo malo, ni secundario, ni opuesto a lo racional sino que son imprescindibles para la adaptación exitosa del niño.
n Reserve los primeros 15 o 20 minutos de la mañana para “tomar el pulso emocional” al grupo de alumnos: observe cómo vienen –alegres, inquietos, tristes, enfadados, asustados–, converse con ellos de las cosas aparentemente más triviales e interésese por las emociones que están experimentando en ese momento del día. Y utilice cualquier situación para generar vínculos afectivos con los niños puesto que éstos facilitan cualquier tipo de aprendizaje.
n Presente las actividades de forma lúdica con el fin de crear expectativas en los niños que favorezcan el aprendizaje. Participe de manera activa en las actividades que proponga. Y resuelva los conflictos de forma asertiva a través del diálogo y la negociación. Cree un clima de aula tranquilo.
n Sea comprensivo con el comportamiento de los niños. Dígales que los quiere. Favorezca que los niños puedan hablar de sus sentimientos y emociones de manera habitual: “Cuéntame por qué estás triste…”.
n Dé confianza y seguridad ante cualquier indecisión o duda de los alumnos. Y evite todo tipo de etiquetas que puedan herir la autoestima de los niños. Potencie actividades que favorezcan la autonomía de los alumnos.
n Establezca un número adecuado de límites y normas que queden perfectamente claros para los niños. Y consecuencias proporcionadas para las normas que no se cumplan. No permita los comportamientos violentos y destructivos: “Te puedes enfadar pero no tienes derecho a pegar a los demás”.
n Medie para que los niños traduzcan en un lenguaje apropiado lo que sienten: “Quizás ‘eres tonta’ significa que estás muy enfadado y que no sabes cómo decirlo… ¿Buscamos un modo de expresarlo mejor?”