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Empieza soñando bien

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Existen muchos mitos y leyendas, recomendaciones y consejos sobre qué debemos hacer a la hora de dormir a un bebé. Podemos leer muchos libros y escuchar muchas opiniones pero, como en todo, la experiencia es la mejor consejera. Aún así, te ofrecemos algunas claves y testimonios que te pueden ayudar.

Mucha gente piensa que las actividades rutinarias se deben empezar a practicar cuando los niños son más mayores pero, eso no es cierto ya que, desde pequeños a los niños les da seguridad ante un mundo que ni siquiera conocen. De hecho, cuando esto no se hace desde que son bebés, luego es muy difícil acostumbrarlos a que lo hagan.

Uno de los grandes problemas que se plantean en el hogar cuando llega un recién nacido es qué hacemos para que el niño se duerma. En este sentido no hay un método infalible, pero sí una constante que debemos mantener y es la continuidad; hacer siempre las mismas cosas para que el niño se sienta identificado con el sueño. Y por esto mismo, porque la rutina es esencial, hay que saber escoger los hábitos adecuados.

“La rutina diaria es para los niños lo que las paredes para una casa, les da fronteras, y dimensión de la vida. Ningún niño se siente cómodo en una situación en la que no sabe que esperar. La rutina da sensación de seguridad. La rutina establecida da un sentido de orden del cual nace la libertad. Los límites le indican al niño que toda actividad tiene una duración”, afirma Raimond Driekurs, psiquiatra y educador estadounidense.

Uno de los mejores consejos es bañar al niño antes de dormir y, después, darle un masaje con crema por todo el cuerpo. También hay que comprobar que el bebé no tenga hambre porque si no, no se dormirá o al rato se despertara. Y nunca esta demás mirar por última vez si está limpio.

La importancia de las tomas

Muchas veces las madres piensan que cuando el niño llora es porque tiene hambre, y no tiene porque ser así. Hay que comprobar que las tomas que han hecho son las necesarias en el caso de que la leche sea artificial. En el caso de que sea materna, se puede hacer la “doble pesada” (pesar al niño antes de comer y después) y si ha tomado lo correcto, no hay que darles más ya que podría provocarles gases.

“En este caso, habría que hacerle una serie de ejercicios para que puedan expulsar el aire. Lo que hay que hacer es subir las piernas del niño hasta el abdomen para expulsar el aire y también se pueden hacer para prevenirlos. Hasta que los niños tienen dos meses, suelen tener muchos problemas con los gases, por lo que hay que tener cuidado con las ingestas. Pero esto les suele pasar a las madres primerizas porque todas aprenden después que los niños a esta edad, padecen muchos cólicos”, afirma la pediatra Pilar Alemán.

El ambiente, fundamental para el sueño

También debemos tener en cuenta el sentido de la música, ya que cada vez son más numerosas las afirmaciones de que la música cobra un papel muy importante en el desarrollo del bebé. Según numerosos expertos en la materia, es capaz de percibir el sonido y canalizar las sensaciones que le transmite desde que están en el vientre de sus madres.  De hecho, recomiendan poner música al bebé, incluso cuando está en la tripa, y eso es porque tanto la música como la voz provocan una reacción en su estado anímico.

La música clásica ayuda mucho a que los niños puedan dormir, sobre todo a aquellos que son más nerviosos. Y aunque mucha gente piensa que puede ser un error porque se pueden llegar a acostumbrar a dormir sólo con música, Pilar Alemán cree que no. “Todo lo que haga que el niño se encuentre en un ambiente de paz y tranquilidad es bueno; y la música clásica les ayuda a eso. Lo fundamental es que el niño se sienta en un ambiente seguro, tranquilo y relajado porque así se sentirá él”, dice.

El bebé de 0 a 3 meses se pasa la mayor parte del día durmiendo, pero aún así, debe diferenciar el día de la noche, por lo que no se le debe tener a oscuras si es de día, ni evitar que escuchen ruidos, porque entonces el niño no sabría diferenciar el día de la noche.

“Si es de día, el niño no puede estar durmiendo a oscuras, ya que no sabría diferenciar el día de la noche, y tampoco hay que evitar el ruido. En nuestro caso, el bebé tiene seis hermanos, y el pequeño se ha acostumbrado a dormir de día, con luz, y los ruidos que provocan los juegos de sus hermanos. No le llevamos a un cuarto a él sólo porque creemos que le acostumbraríamos mal”, afirma Gonzalo Herráez, padre siete hijos y con un bebé de un mes y medio.

Muchas veces, cuando el niño no para de llorar, no se duerme, y ya no sabes qué hacer para que descanse, acaba en la cama de los padres. Pero eso es algo que nunca se debe hacer, ya que se acostumbraría muy pronto. El niño debe dormirse sólo, e incluso hay pediatras que recomiendan que, aunque el niño se duerma en brazos, antes de dejarle en su cuna hay que volver a despertarle para que aprenda a dormir solo; algo complicado pero que sin duda a largo plazo merece la pena.

Si hay algo que está claro, es que a la hora de conciliar el sueño, como en todo lo que concierne a los niños, lo fundamental es el compromiso y la responsabilidad. En ocasiones hay que hacer cosas que son mejores y no crean tantos hábitos que pueden convertirse en malas costumbres a largo plazo.

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