Enseña a tu hijo a enfrentarse al bullying
El bullying, matonismo o acoso es una de las preocupaciones de los padres con hijos en
edad escolar. Se ha dicho mucho sobre como deben actuar los centros. Sin embargo, tú
también puedes ayudar a tu hijo a no ser una víctima, o un cómplice silencioso.
Autor: JOSÉ MANUEL LACASA
Hace poco más de un año se puso tristemente de moda, y las primeras víctimas hicieron que todos conociésemos la famosa palabra: bullying o matonismo. Es el acoso, sea este moral o físico, de un grupo de compañeros a una o varias víctimas y prolongado en el tiempo. Esta última parte es importante para no sobredimensionar el problema: las cifras reales apuntan a que alrededor de un 2% de los chavales sufren este acoso en algún periodo de su etapa escolar, aunque estudios poco rigurosos hayan disparado su frecuencia.
Aunque pueden darse casos en Primaria (6-11 años), el acoso escolar se agrava al entrar en la Educación Secundaria Obligatoria (ESO, entre los 12 y los 16 años). Antonio Matamala, psicólogo, orientador y coautor del libro El maltrato entre escolares. Técnicas de autoprotección y defensa emocional (Antonio Machado Libros, 2005) «el número de casos tiene su punto álgido en medio de la ESO (13-14 años), y luego desciende por varias razones», entre ellas «una mayor personalización y seguridad de los chavales».
Aunque en teoría cualquier preadolescente puede ser víctima del bullying, en la práctica los alumnos que mejor son capaces de hacerle frente lo sufren menos, durante menos tiempo y se sienten menos afectados. Pero, ¿cómo se le hace frente? O, ¿cómo le enseño a hacerle frente? La palabra clave es la asertividad, la capacidad de autoafirmarse.
El acosador no actúa al azar. «Sin que ello signifique culpabilizar a la víctima», matiza Matamala, «el acosador elige cuando algo le rompe los esquemas». «Hay un punto que llama la atención del acosador», afirma Vicente Garrido, doctor en Psicología y profesor de la Universidad de Valencia. El primer ´ataque´ es siempre una prueba, y es ahí donde entran en juego los recursos personales de la víctima.
ASERTIVIDAD
La asertividad –o capacidad de autoafirmarse– es entonces esencial: «el niño asertivo, con una buena red social, con una buena autoestima y bien integrado en el grupo tendrá menos problemas», indica Garrido, «aunque eso no le hace invulnerable: depende también de la violencia del ataque».
Para educar la asertividad, hay que comenzar desde pequeños: hay que fomentar su independencia, aunque eso signifique renunciar un poco al control; hay que fomentar su autoestima, evitando que tenga imágenes distorsionadas de sí mismo; hay que dejarle convertirse poco a poco en adulto desde muy pronto.
Para saber si tu hijo es víctima del bullying, hay que escucharle y observarle, aunque sin transmitirle tu propia angustia. Se trata de detectar síntomas de tensión o estrés: «llegar a casa y no hablar del colegio, no querer ir el lunes, que llegue con cosas rotas si habitualmente es pacífico, destrozos injustificados en libros o material escolar», según Matamala, «deben ser síntomas tan importantes como los moratones».
Después, actuar con cuidado, y siempre a través de un mediador: «nunca enfrentarse a los padres del agresor», indica Matamala.
SI LA VÍCTIMA ES OTRO
Pero aunque nuestro hijo no sea víctima del acoso de ningún aprendiz de matón, no podemos quedarnos ahí: debe saber evitar que otros compañeros sean víctimas. Para ello, según José Mª Avilés, psicólogo y experto del sindicato docente STE, «es importante trabajar el desarrollo moral, enseñarles qué es justo o injusto, y qué posicionamiento tomar ante ello». El bullying existe por la pasividad de los que rodean al agredido.
Según Avilés, «callarse es dar la legitimación del silencio, es dar apoyo al agresor». Tu hijo no debe ser indiferente a lo que ocurre alrededor, y hay que enseñarle a actuar ante las dificultades.
A TENER EN CUENTA
El fenómeno del bullying es complejo, y a una edad compleja, y por ello hay que maniobrar con mucho cuidado.
1 Nunca te enfrentes a los padres del agresor. Lo normal es que no te crean y que refuercen el comportamiento de su hijo. Utiliza siempre de mediador a algún responsable del centro escolar.
2 Refuerza a tu hijo, explícale que no tiene por qué tolerar ese sufrimiento, no dejes que la situación afecte a su autoestima. Asegúrate personalmente de que sus profesores conocen su situación.
3 Escucha a tu hijo. Cuando el niño comienza a abandonar la niñez intenta no destacarse de sus compañeros. Hazle caso si rehuye la colonia que le pones con tanto cariño, o si no quiere ese lazo tan mono.
4 Estar atentos. Hay síntomas que indican que tu hijo sufre una situación de estrés, pero hay que saber verlos.
5 No angustiarse ni transmitir angustia a tu hijo. Intenta averiguar qué le pasa. Pero tampoco lo consideres «una etapa normal».
6 Potencia desde pequeño a tu hijo la asertividad, la independencia, la autoestima.
7 Intenta que tu hijo pase el mayor tiempo posible jugando con compañeros de su edad desde pequeños. Los juegos virtuales o el ordenador potencian otras cosas, pero no las habilidades sociales.
8 Enseña a tu hijo lo que es el pesimismo y cómo funcionan sus mecanismos. Enséñale a desactivar los insultos, que entienda que su pensamiento no es la realidad y que no debe afectarle.
9 Ellas sufren acoso, pero también acosan. Muchas veces el acoso femenino esconde una competitividad de tipo intelectual, académica.