"Es responsabilidad de todos la falta de educación en hábitos saludables"
Ferrán Adrià ha pedido al Gobierno español que aproveche la próxima presidencia de la Unión Europea para impulsar que se imparta en los colegios una asignatura sobre alimentación saludable. Como presidente del Consejo Asesor de la Fundación Alícia trabaja, en colaboración con otros profesionales como el cardiólogo Valentín Fuster, en enseñar a los niños que la alimentación es una prioridad para su salud y en mejorar los hábitos alimentarios de nuestra sociedad.
P. ¿Con qué objetivo se crea la Fundación Alícia?
R. Alícia es un centro que investiga en cocina con rigor científico para conseguir que todos comamos mejor de lo que lo hacemos.
P. ¿Cuáles son las actividades concretas que se realizarán en los colegios?
R. Está definido el objetivo a alcanzar, pero el cómo exactamente -que es la clave de un cambio de actitud vital real- está trabajándose con un equipo de expertos pluridisciplinar, con profesores y con tres escuelas piloto.
P. Junto al cardiólogo Valentín Fuster también está desarrollando varios proyectos fuera de nuestro país ¿nos podría explicar en qué consisten?
R. El Doctor Fuster, amigo y admirado, trabaja en otros grandes proyectos de educación para la salud en países como Colombia.
P. ¿A qué porcentaje de niños españoles afecta la obesidad en estos momentos?
R. A demasiados. Según los datos del sistema nacional de salud publicados en 2007, un 18% de niños entre 2 y 17 años padece algún tipo de sobrepeso y alrededor del 8% ya han desarrollado obesidad. Esto representa más de un millón y medio de niños.
P. ¿De quién es la responsabilidad de que desde pequeños no se inculque la salud como prioridad?
R. De todos. De no tener precisamente esa actitud y valorar por tanto la necesidad de transmitirla.
P. ¿De qué forma padres y profesores pueden educar a los niños de la importancia de una dieta saludable?
R. Los padres son los primeros responsables de procurar una dieta sana y apetecible a sus hijos. Preparar una buena comida no es difícil ni caro. Y dedicar un poco de tiempo a cocinar para la familia es el mejor ejemplo de cuáles son las cosas que importan.
P. ¿Se debería implantar en los planes de estudio una asignatura obligatoria de alimentación saludable?
R. La escuela no puede ser el único responsable de la educación de los niños en todos los aspectos de la vida. Tiene que ser un medio que contribuya a aprender a comer sano. Pero la reponsabilidad es mucho más compleja, los primeros educadores tienen que ser los padres, pues sólo el 20% de las comidas se realizan en la escuela. También es necesario que los medios de comunicación, los programas televisivos, los municipios, la Administración… contribuyan en la educación de hábitos de vida saludables en general.
P. Siempre ha insistido en que la gastronomía no es ir al Bulli sino comer en casa ¿cuáles son sus recomendaciones para que la compra en el hogar no se dispare de presupuesto?
R. Dedicar un rato a planificar el menú, aprovechar la temporada, recordar siempre que es mejor una buena sardina que una mala langosta… Continúa habiendo muchos productos deliciosos y accesibles a un bolsillo medio de nuestra sociedad.
P. ¿La clave para que los niños aprendan a comer bien desde pequeños pasa por sensibilizar a los padres de la importancia de una dieta saludable?
R. El problema es porqué, a estas alturas, aún no estamos sensibilizados. Por falta de información al respecto no será.
P. De qué forma se puede motivar a los padres para que cambien su actual estilo de vida y que redunde en la salud de toda la familia?
R. Hay que empezar a plantearse -eso sí, cada día- por qué, si preparar el mejor zumo de naranja para los nuestros no requiere ni dos minutos, no lo hacemos.
P. Si estamos a la vanguardia mundial de cocina, ¿podemos estarlo también en gastronomía, en alimentación para escuelas, hospitales…?
R. Al final la materia es la misma, el arte o forma de preparar la comida. Se trata de aprovechar nuestra buena experiencia en alta cocina y aplicar el mismo esfuerzo, rigor e imaginación a la cocina diaria de estos colectivos, de la mano de los expertos en nutrición. Además de una responsabilidad social, puede ser una aportunidad para nuestro país. En la Fundación Alícia ya hemos empezado a trabajar en ello.