Howard Gardner a pie de aula
En el Colegio “Orvalle”, de Madrid, sus alumnas aprenden de una manera dinámica y diferente, respetando los ritmos y capacidades de cada una de ellas. Desde hace dos años, el centro aplica un programa educativo donde se combinan la teoría de las inteligencias múltiples con el aprendizaje por competencias.
¿Ser un alumno brillante es sinónimo de éxito en la vida? Seguramente, nuestra respuesta inmediata sería sí, ya que tradicionalmente se han relacionado las buenas notas en el colegio con un porvenir prometedor. Sin embargo, la realidad del mercado laboral nos ofrece respuestas muy diferentes y alumnos excelentes languidecen en puestos mediocres, mientras que otros menos brillantes, destacan en su campo.
Entonces, ¿dónde reside la clave del éxito en el aprendizaje? Según la teoría de las inteligencias múltiples, elaborada por Howard Gardner –PADRES publicó un extenso reportaje en su número de febrero–, el cerebro humano es capaz de aprender y llegar a un mismo concepto de maneras diferentes, dependiendo de las capacidades de cada uno.
De este modo, la inteligencia se percibe, no como un bloque homogéneo en el que se agrupan diferentes capacidades, sino por un compuesto indeterminado de inteligencias múltiples –matemática, lingüística, musical, cinestésica, espacial, intrapersonal, musical, naturalista e interpersonal–.
El planteamiento de Gardner no sólo ha arrojado una nueva luz sobre el campo de la investigación neurológica, sino que ha contribuido notablemente al desarrollo de nuevas metodologías en el aula. De hecho, cada vez son más los colegios que, animados por las posibilidades que ofrece, implantan programas basados en las inteligencias múltiples para mejorar el aprendizaje de sus alumnos.
Es el caso del Colegio Privado “Orvalle” de Madrid.
Este centro femenino de Educación diferenciada, con una larga trayectoria en el sector –se fundó en 1978–, aplica desde hace un par de años, en las etapas de Infantil y Primaria, un nuevo modelo pedagógico en el que se combinan inteligencias múltiples y aprendizaje por competencias. “Básicamente, consiste en abordar un mismo concepto desde las diferentes inteligencias, reforzando aquellas en las que una alumna tiene una especial capacidad”, explicaba su directora, María Turiel.
DOS BUENOS EJEMPLOS
Sara María Lladó, profesora de Lengua castellana y tutora de 5º de Primaria, es una de las docentes que han implementado esta teoría en el desarrollo de sus clases. Trabajando de manera coordinada con el resto de las profesoras del centro, “especialmente la de Matemáticas”, Lladó trata de potenciar las ocho caras de la inteligencia de todas sus alumnas a través de divertidas y variadas dinámicas.
Así, en su clase los verbos se recitan o se cantan –todo dependerá de si la alumna ha desarrollado más su inteligencia lingüística o musical–, la gramática se refuerza mientras se juega a la goma –al tiempo que se trabaja la cinestésica– y la expresión oral mejora mediante exposiciones en las que las alumnas deberán desarrollar su inteligencia naturalista –observación–, matemática –análisis, deducción y conclusión–, y lingüística –capacidad de expresarse oralmente–.
En cuanto a las inteligencias intra e interpersonales, éstas se refuerzan fomentando el trabajo en equipo. “Es importante que se conozcan a ellas mismas, sus capacidades y limitaciones, y que aprendan a relacionarse con el resto”, comentaba. “Como estamos en la fase inicial, nos estamos centrando en aplicar el programa de inteligencias múltiples a la atención a la diversidad, porque arroja muchas pistas para que la profesora sepa cómo atenderla”, adelantaba la tutora de Primaria.
En Educación Infantil, la implantación del programa se produce de una manera menos estructurada, “casi sin darte cuenta”, aseguraba Loreto Abad, tutora en esta etapa. Ella aúna el trabajo “por rincones” con el desarrollo de las inteligencias múltiples, para abordar conceptos únicos, combinando música, plástica y TIC.
“Por ejemplo, hoy hemos trabajado el seis de diferentes maneras y en todas se han desarrollado varios tipos de inteligencia”. Para esta tutora de Infantil, la mayor ventaja de este tipo de aprendizaje es que “te permite ver hasta dónde pueden llegar en los diferentes campos”.
Dimensión intelectual, humana y espiritual
No es éste el único proyecto puesto en marcha por el Colegio “Orvalle”, María Turiel, su directora, ponía el acento en otras cuatro iniciativas con las que se refuerza la dimensión intelectual de las alumnas: bilingüismo –“en Infantil y Primaria todas las materias, salvo Lengua y Matemáticas, se imparten en inglés”– TIC, ya que “son un elemento motivador, sobre todo para alumnos con necesidades especiales”; deporte escolar, “visto como una escuela de hábitos y virtudes” y la adaptación al marco europeo, “a través del cual reforzamos aspectos como el liderazgo o la investigación”.
Asimismo, el centro da una gran importancia a la dimensión humana y espiritual de las jóvenes. Por ello, el colegio cuenta con actividades de voluntariado para las alumnas y sus familias, así como una preceptora, que se mantiene en contacto con los padres y sigue a la alumna a lo largo de su vida escolar. “Procuramos ofrecer una atención muy personalizada y, sobre todo, muy cercana en el trato con las familias”, concluía su directora, María Turiel.