Josep López Romero: “Nuestros hijos adolescentes necesitan nuestro apoyo”
Josep López Romero, periodista y coach de escritura, es el autor de El pequeño libro para mis hijos adolescentes, un libro en el que repasa a través de cartas todo lo que le gustaría que tuvieran en cuenta en el futuro.
Por Terry Gragera
Una tarde de verano, Josep López Romero, periodista y coach de escritura, comenzó a escribirles una carta a sus dos hijos adolescentes. De ahí nació una obra, El pequeño libro para mis hijos adolescentes, en el que repasa a través de cartas todo lo que le gustaría que tuvieran en cuenta en el futuro. Unas reflexiones que pueden ayudar mucho en cualquier hogar con hijos adolescentes.
Dice en su libro que “padres e hijos no estamos acostumbrados a hablar con el corazón en la mano”. ¿Qué nos impide comunicarnos así?
Es una cuestión de agenda. Todos tenemos ganas de comunicarnos, pero el día a día nos hace estar pendientes de otras cosas de logística cotidiana. Pero hay temas de lo más profundo de la vida: el amor, la muerte, las relaciones… que hay que tratar con las condiciones adecuadas y fuera del ritmo frenético del día a día. Hay que crear las circunstancias para que ellos mismos nos lo cuenten. Lo que no funciona es estar encima todo el rato preguntándoles qué les pasa, pues se sienten invadidos, exigidos, y eso no suele funcionar.
Lo que no funciona es estar encima todo el rato preguntándoles qué les pasa, pues se sienten invadidos, exigidos, y eso no suele funcionar.
“Somos seres en proceso”, comenta en el libro. ¿Qué consejos da a los padres para acompañar a sus hijos en el difícil camino de la adolescencia?
-Todos estamos en proceso. Tenemos la crisis de los 40, de los 50, de los 60…, pero la adolescencia es ese momento vital en que intentamos definir quiénes somos, a dónde vamos mientras el entorno nos presiona para decidir a qué nos vamos a dedicar. Mi consejo como padres es no olvidar que también hemos estado ahí, que también intentamos buscar nuestro lugar en el mundo. No hay que tolerarlo todo, pero sí puede ayudar recordar que todos hemos tenidos dudas y hemos probado caminos diferentes. Verlos con comprensión, amor y compasión.
Destaca en su obra que “los hijos son grandes maestros”. ¿Nos dejamos enseñar los padres?
Habitualmente en el camino de la vida vamos hacia adelante y no miramos atrás, como si pasásemos las pantallas de un videojuego. Ellos nos confrontan con aquello que soñábamos, que no hicimos, con lo que éramos que hemos olvidado. Nos ponen delante de un espejo. Creemos que lo sabemos todo como padres, pero nuestros hijos vienen también con un aprendizaje innato, básico y sencillo que como adultos vamos olvidando porque nos complicamos.
En la adolescencia, los chicos buscan insistentemente el sentido de su existencia, ¿debemos ser los padres su brújula o tienen que explorar solos?
Nuestro lugar va cambiando con el tiempo. De pequeños, los protegemos, los acompañamos, los cuidamos. En la adolescencia tenemos que estar al lado y al final de la adolescencia, detrás, vigilando pero ‘soplando’ para que vuelen, porque si los retenemos no les damos herramientas para que vayan por la vida con soltura y con seguridad.
“Las personas que solo buscan el reconocimiento de los demás viven una vida incompleta”, subraya en su obra. ¿Cómo se conjuga esto en la era de las redes sociales?
Es muy difícil, pero hay que transmitirles que, al final, el éxito en la vida es el que ellos deciden, no el que digan los demás. Aunque parezca que no nos escuchan, hay que decirles determinadas cosas, son semillas que al final consiguen un buen aprendizaje. Los adolescentes tienden a menospreciar a sus padres, pero cuando creces te das cuenta de que muchas de las cosas que escuchaste tenían razón.
Aunque parezca que no nos escuchan, hay que decirles determinadas cosas, son semillas que al final consiguen un buen aprendizaje.
En el mundo de pantallas en el que viven, ¿qué debemos hacer los padres?
Hemos demonizado las pantallas, pero depende de lo que hagan con ellas. Las pantallas no son el gran enemigo, pueden ser un instrumento maravilloso si se comunican con los demás. Otra cosa es que se enganchen a las videoconsolas para huir del mundo e instalarse en una realidad paralela. Yo diferenciaría entre el uso pernicioso y el uso que implica relacionarse con sus iguales.
Y para terminar, si solo pudiera transmitir tres ideas de futuro a sus hijos, cuáles serían?,
Manteneos siempre abiertos a mejorar y aprender; acumular bienes materiales no produce felicidad duradera sino satisfacción momentánea y tened siempre presentes las relaciones con la familia y con los amigos. El entorno laboral no debe hacer que las descuidéis.