La conciliación con apellido masculino
Cuando pones sobre la mesa de debate el tema del reparto de tareas y de conciliación vida laboral y personal, surge la polémica. Los hombres piensan en la conciliación que a ellos les conviene, y ellas en la doble vida que llevan, rindiendo al 100% en la empresa y al 100% en casa. Un desajuste que se está produciendo desde la incorporación de la mujer al trabajo y que se ha resuelto con dosis vitamínicas para ellas: la conciliación. Un modelo que supone dar vitaminas para que puedan sobrellevar mejor la doble carga de trabajo.
En una empresa de Madrid propusieron una medida de conciliación dirigida a toda la masa de trabajadores. Porque quede clara una cosa, la conciliación se dirige indistintamente a hombres y mujeres. Se propuso que la entrada al trabajo pudiese ser flexible: desde las 08:00 a las 10:00, para poder salir igualmente de forma escalonada: de 16:00 a 18:00 h. Un año después, los trabajadores que entraban a las 08:00h eran el 100% mujeres, y los de las 10:00 todo hombres. Las mujeres para conciliar su vida “personal” con la familia, y los hombres con su vida “personal” aparte de la familia.
El objetivo de estabilidad personal y emocional de la mujer, que ha buscado la conciliacion actual, lo único que ha conseguido es desestabilizar más a la mujer y, por tanto, al hombre. La conciliación, a la que no se le debería poner apellido alguno, ciertamente sí lo tiene, y se llama mujer.
Sólo concilian un 5% de los hombres. Ya no se trata de intercambiar papeles sino de que las mujeres tengan la oportunidad de negociar con los hombres la posibilidad de tomar un camino u otro. La conciliación, que es un mensaje creado para las mujeres y reivindicado por ellas, debe convertirse, para conseguir la estabilidad que la sociedad anhela, en conciliación masculina.
Un cambio de foco en el mensaje y un cambio de mentalidad entre los hombres. Que no se entienda la Conciliación Masculina como un intercambio de papeles donde el hombre debe suplantar la figura maternal.
La Conciliación Masculina persigue los mismos objetivos que la conciliación busca pero con la involucración del hombre en el mismo porcentaje que la mujer. ¿No es acaso el hombre partícipe del rol familiar? ¿No es el hombre parte de la pareja? ¿No tiene el hombre-empresario una obligación social frente a la estabilidad de sus empleados?
DAVID SURIOL y MIGUEL JANER, consultores de Lifec.
Más información: Desestabilización social