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La importancia de los hábitos y rutinas en la educación infantil. 1ª parte

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Desde que un bebé se integra en un grupo escolar pasa por un proceso de maduración hasta conseguir su desarrollo integral en todas las áreas (motricidad fina y gruesa, lenguaje, autonomía, capacidad de atención, memoria cognitiva….) Por esto es muy importante que, desde sus primeros días en la escuela le vayamos iniciando en la adquisición de hábitos y rutinas que serán elementos esenciales en su proceso de crecimiento y maduración.

Los hábitos y las rutinas aportan al niño un mecanismo muy importante de constancia y regularidad, por esto son imprescindibles dentro del proceso educativo.

Las rutinas en la vida diaria del niño van a tener un papel muy importante ya que van a facilitar el desarrollo de su seguridad en toda su vida escolar.

En el aula de los bebés las rutinas giran en torno a las comidas, el sueño, la higiene, el momento del masaje, etc. Éstas constituyen un recurso educativo de primer orden ya que contribuyen a ofrecer a los bebés un marco estable y seguro.

En Pecas utilizamos en estas aulas la música como elemento que ayuda a nuestros alumnos a situarse en el momento de la actividad. La música, fundamentalmente de los clásicos (Mozart, Beethoven, Brahms, Bach, Vivaldi, Crieg, Tchaikovsky,…) la dividimos en dos categorías: relajante y estimulante. La relajante la empleamos para acompañar los momentos de fijación de la atención y observación y como introductora para el reposo y el sueño mientras que con la estimulante conseguimos una buena aliada para motivar al niño en todas las actividades de psicomotricidad gruesa tendentes al reconocimiento y dominio del cuerpo, la adecuada tonificación muscular que le va a facilitar el movimiento y exploración del espacio lo que le va a permitir ponerse en contacto físico con los elementos que le rodean.

Para la hora de la comida recomendamos dos tipos de acompañamiento musical en función de la etapa de alimentación en la que se encuentre el bebé.

Si ésta es de lactancia con biberón la educadora debe propiciar el contacto físico con el bebé y mientras con una mano sujeta el biberón con la otra debe acariciarle placenteramente y será ella la que entone alguna melodía, sin letra, sincopada y repetitiva que ayude al niño a coger un buen ritmo de succión. El pequeño rápidamente entra en un estado de relajación y toma su biberón gozándolo (no hay que olvidar que está en plena etapa oral) con lo que ya estamos creando un buen hábito alimentario.

Si la alimentación ya se produce con cuchara, teniendo como base purés y papillas, tenemos que ir haciendo sentir al niño agente activo de su alimentación. Para ello, mientras le damos de comer, le dejaremos manipular otra cuchara de tipo silicona (al final le podemos permitir que haga juego de imitación intentando coger lo residuos de puré que hayan quedado en el plato). Mientras dure el momento de la comida pondremos canciones infantiles con letra y ritmo dinámico que la educadora pueda ir cantando y gesticulando. El final de la comida se apoyará con la expresión ¡bravo, muy bien! y un sentido beso de la “profe” que demuestre lo contenta que está con el niño. Así conseguimos seguir fijando el buen hábito alimentario basado en el disfrute que debe proporcionar una comida saludable.

Con lo relatado anteriormente, el niño relaciona la música con el tipo de actividad que va a comenzar y esta anticipación les proporciona tranquilidad y la seguridad de lo ya conocido.

Con nuestros alumnos de 1-2 años comenzamos a convertir estas rutinas en hábitos.

Seguimos conservando la música como elemento motivador de algunas actividades y elaboramos un horario de actividades semanal que permitirá a nuestros pequeños situarse en el tiempo que pasan en la escuela.

Sirva de ejemplo:

Rutina 1 Entrada y juegos sociales
“ 2 Asamblea y Bits
“ 3 Actividades de lenguaje
“ 4 Psicomotricidad
“ 5 Juegos libres en el exterior
“ 6 Aseo y comida
Y así sucesivamente

Con la sucesión diaria de rutinas conseguimos un doble objetivo; por un lado optimizar el tiempo de la jornada escolar y por el otro la creación de hábitos en nuestros alumnos a partir de la repetición de las rutinas

El concepto del tiempo es algo abstracto para los niños pequeños, si la escuela infantil mantiene un horario organizado con sus consiguientes rutinas o actividades reguladas en función del momento del día, los niños se sentirán seguros y, a base de repetir estas secuencias siempre en el mismo orden, podrán prever lo que pasará a continuación.

En el artículo del próximo mes continuaremos desarrollando este interesante tema que nos parece muy válido y conveniente para aplicarlo también en el ámbito familiar.

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