La pedagogía Montessori se cuela en los hogares
A María Montessori no le gustaba hablar de método, ella prefería decir que era una ayuda para la vida y es justo lo que es, un enfoque educativo, en las escuelas, y un estilo de vida, en los hogares, que se basa en respeto y la libertad, en la confianza hacía al niño, su autonomía y su poder, al tiempo que permite un verdadero sentimiento de comunidad en el que todos los miembros cooperan y contribuyen”, explica Beatriz M. Muñoz, autora del blog ‘Tigriteando’ y creadora de la plataforma de cursos online Montessorizate.
El suyo fue uno de los primeros blogs en difundir las bondades del método Montessori en lengua castellana. Hoy es toda una referencia, como lo es Cristina Tébar, autora del libro Montessori en Casa (Plataforma Editorial) y de la bitácora del mismo nombre: “Cuando empecé a interesarme por Montessori casi toda la información que encontré fue en inglés, así que cuando empecé a escribir el blog pensaba que lo leerían cuatro gatos. Cuando las visitas y los seguidores empezaron a subir como la espuma no me lo podía creer, y desde luego me emociona pensar que con mi blog he puesto mi granito de arena en esta pequeña gran revolución”.
revolución en el hogar
Aunque cada vez son más los profesores que a título personal empiezan a aplicar conceptos de la pedagogía Montessori en sus clases, lo cierto es que la revolución pedagógica se ha iniciado antes por los hogares. Esto, según Beatriz M. Muñoz, se debería a que “cuanto más grande es una organización, más lentos son los cambios”. En ese sentido, para la fundadora de Montessorizate, la escuela tiene un triple handicap: “Es una organización muy grande, está encuadrada dentro de la administración pública, que es especialmente inmóvil, y vivimos en un contexto en el que es difícil colaborar”.
Su opinión la refrenda Cristina Tébar, que considera que las familias tienen “una capacidad de reacción más rápida” que el sistema educativo. A este interés creciente de los padres habría contribuido también, según la autora de ‘Montessori en casa’, la revolución que ha supuesto internet y, de forma especial, las redes sociales, que han servido de altavoz y como medio de conexión entre familias con intereses e inquietudes similares. “Hace 10 o 15 años, si no estabas conforme con el sistema educativo pero en tu entorno inmediato no conocías a nadie más con las mismas inquietudes, tu capacidad de acción era muy limitada, pero ahora veo cómo familias y también educadores se encuentran gracias a las redes sociales y unen fuerzas para cambiar las cosas, una conexión que nos hace sentir más empoderados”.
“Siempre digo que para empezar a practicar Montessori en casa a nivel de material solo hace falta una banqueta y un delantal pequeñito. Esa es toda la inversión que tenemos que hacer para empezar”, afirma Beatriz. El trabajo más complicado es el que cada adulto tiene que llevar a cabo a nivel interno porque como explica la autora de ‘Tigriteando’ “no todo el mundo está en el mismo lugar del proceso de cambio desde las relaciones jerárquicas a relaciones horizontales y no todos los padres son capaces de educar sin premios ni castigos”.
Entre los beneficios de aplicar Montessori en el hogar para los padres, Cristina Tébar cita que el método de la pedagoga italiana “crea una conexión más profunda y sincera con los hijos, permitiendo conocerles mejor, entender su esencia y sus necesidades sin juzgarlas, lo que a su vez hace que nos entendamos mejor a nosotros mismos”. En el caso de los niños, Beatriz M. Muñoz afirma que el enfoque Montessori les aporta “felicidad porque sienten que pertenecen a su familia, que pueden contribuir y ser escuchados, que tienen autonomía y libertad y, sobre todo, que tienen amor incondicional y que su poder y sus capacidades están por encima del control y el miedo de sus padres”.
Como afirma Cristina Tébar, los cambios siempre cuestan “porque nos asustan”, pero asegura que cuando los padres toman consciencia de todo lo que sus hijos pueden ganar a largo plazo “se dan cuenta de que los obstáculos son mucho más pequeños en proporción y que merece la pena hacer un esfuerzo”. En ese sentido, Beatriz M. Muñoz recuerda que los niños no hacen lo que decimos, sino que hacen lo que hacemos, de forma que si queremos que nuestros hijos sean el día de mañana creativos y valientes, esa creatividad y valentía tienen que verla en nosotros: “Sé valiente, sé creativo y coge un banqueta y un delantal y empieza a fregar los platos con tu hijo, o haced una receta o tended la ropa. Los materiales en una casa no son necesarios, los niños solo necesitan tiempo con sus padres. Dando tiempo nunca te confundes, el amor y el instinto nunca fallan”.