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La semilla de la creatividad es el aburrimiento

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Varios estudios relacionan los conceptos de hartazgo e imaginación y nos hablan de la capacidad de los niños de generar ideas originales cuando están aburridos.

Por Ana Veiga

“Mamá, me aburro. Esto, que puede parecer un grito de alarma que anuncia discusiones y quejas durante las próximas horas puede ser también el inicio de un viaje. La imaginación y su funcionamiento siempre ha sido en parte un misterio, pero ahora un estudio asocia aburrimiento e imaginación como dos caras de la misma moneda.

Un estudio de la Universidad del Estado de Pensilvania realizado por las psicólogas Karen Gasper y Brianna Middlewood descubrieron la relación entre esos dos conceptos. En su experimento, mostraron a los participantes un video que evocaba ciertos sentimientos; después, pidieron que les mencionasen palabras que la grabación les evocaba. “Nuestro trabajo analizó cómo los sentimientos influyen en los estilos de pensamiento y las estrategias que pueden promover ideas creativas -como ver asociaciones inusuales entre varios objetos o ideas-. Tras investigarlo, detectamos que la gente que siente aburrimiento o euforia tienen más probabilidades de ver asociaciones y conexiones inusuales entre varias palabras”, explica Gasper.

Su estudio se hizo a través de tres experimentos, con 104, 175 y 277 personas de 18 años o más. “Se realizaron dos estudios en estudiantes universitarios pero en el último la edad promedio fue 36.67 años, con rango de edad 18 a 75 años. Sin embargo, no tuvimos una muestra lo suficientemente grande como para examinar adecuadamente si había diferencias de edad o sexo con respecto al aburrimiento”, admite la doctora Gasper.

En la prueba, se mostraron a los encuestados videos diseñados para evocar varios sentimientos; específicamente, los videos – de entre 4 y 5 minutos de duración- crearon sentimientos de aburrimiento, euforia, angustia o relajación. Tras el visionado, los participantes recibieron una categoría, como «vehículos», y se les pidió que calificaran en qué medida 14 palabras diferentes pertenecían o no a la categoría. Había algunas palabras que eran buenos ejemplos de la categoría, como automóvil, barco o camión; y otras que no eran ejemplos con una relación tan directa, como camello, ascensor o caballo – que no son transportes en sí pero sí pueden transportar-. “En nuestro estudio, las personas que se sentían aburridas o eufóricas eran más propensas a decir que, siguiendo este ejemplo, los camellos y los elevadores podrían considerarse vehículos. Así, los participantes aburridos obtuvieron los mejores resultados en un test de creatividad que aquellos relajados o emocionados”, aclara la investigador.

Los participantes aburridos obtuvieron los mejores resultados en un test de creatividad que aquellos relajados o emocionados.

De forma más concreta, la investigación indica que la valencia de un estado afectivo (positivo / negativo), la orientación (enfoque / evitación) y el nivel de activación o atención (activado / desactivado) pueden influir en la capacidad de las personas para hacer asociaciones creativas. Para analizarlo, dividieron a los participantes por estados: de euforia (positivo, enfoque, activado), de relajación (positivo, evitación, desactivado), de aburrimiento (negativo, enfoque, desactivado) o de angustia (negativo, evitación, activado). Los encuestados en estados orientados al enfoque de afrontar (eufórico / aburrido) obtuvieron mejores resultados en pensamiento asociativo que aquellos en estados orientados a evitar (angustiado / relajado). Estos efectos provienen de centrar el pensamiento en el deseo de nuevas experiencias.

“Los sentimientos tienen una función importante”, comenta la Dr Gasper. “El aburrimiento indica que el entorno no nos resulta muy satisfactorio. Como resultado, las personas que están aburridas normalmente buscan algo que capte su atención o que consideren significativo, quieren hacer algo más interesante y estimulante. Y este deseo de encontrar algo significativo en sus vidas es lo que anima a las personas a ver nuevas conexiones, un proceso clave en el pensamiento creativo”. Además, la psicóloga explica que, en el caso de los niños, lo que causa el aburrimiento puede estar determinado por la facilidad o dificultad que les supone una tarea. En el caso de los juegos o actividades, pueden resultarles aburridos porque son demasiado fáciles o difíciles. En ambos extremos, la actividad no es del nivel correcto para el menor y le genera desinterés y falta de compromiso.

El doctor Pablo Irimia, neurólogo en la Clínica Universidad de Navarra, cree que los padres y madres intentamos tener al niño ocupado con los móviles y la televisión, sin tener presente que cuando hablamos de ‘aburrimiento’ nos referimos también a darnos tiempo para meditar.

“Hay que intentar que los niños tengan tiempo alejados de las pantallas ni tareas, solo momentos para estar tranquilos. Cuando eso ocurre, ponemos al cerebro en disposición para que determinados pensamientos que tenemos de cómo hacer las cosas o qué nos ha gustado del día y cómo podríamos mejorar pues que hagamos esa reflexión profunda y eso genere un cierto grado de creatividad”. Explica que tendemos a hiperestimular el cerebro de los niños con estímulos externos, con lo que ahogamos los intentos de generar estímulos que vengan de dentro.

Hay que intentar que los niños tengan tiempo alejados de las pantallas ni tareas, solo momentos para estar tranquilos.

“Al obtener estímulos de forma inmediata, los niños se vuelven más impacientes y quizás menos reflexivos”, razona el neurólogo, que no cree que esto se relacione necesariamente con enfermedades como el déficit de atención pero “sí nos acostumbra a recibir estímulos constantes cuando, si estuviéramos pendientes de las cosas que ocurren a nuestro alrededor, estaríamos más tranquilos y tendríamos mucho más tiempo para pensar en problemas que no somos capaces de resolver”.

Achaca este aumento de estimulación externa a la obsesión actual por el “tiempo útil”. “Hay una sensación de que tenemos que utilizar el tiempo de una manera continuada, es decir, rentabilizar todas las acciones que tenemos.. Todo tiene que tener una utilidad práctica. Y cuando uno a veces no está haciendo nada concreto parece que eso no tiene una utilidad práctica pero puede que esos momentos nos ayuden a reflexionar y eso puede tener utilidad para que surjan ideas”, explica.

Y es curiosa la evolución de las posturas frente a la tecnología que se han establecido durante las últimas décadas. Cuando hace unos años todos estábamos de acuerdo en que el uso de ordenadores era positivo, “ahora estamos llegando a un punto en el que generamos espacios sin ordenadores, en contacto con la naturaleza, para poder estar tranquilos. Y eso es lo que se pretende con los niños, no pueden estar todo el rato hiperestimulados”, dice el Dr Irimia. No se trata de demonizar la tecnología sino de tener un tiempo para cada cosa. “Los niños necesitan también momentos de reflexión porque es un momento muy importante en el que el cerebro está desarrollando cualidades más allá de la satisfacción de tener una recompensa inmediata o un estímulo”.

Sin embargo, también debemos tener en cuenta que el cerebro de nuestros hijos puede haberse modificado con respecto al de, por ejemplo, nuestros abuelos.

 

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El experimento de la guía telefónica

La autora de ‘El arte de saber aburrirse’ Sandi Mann junto a Rebekah Cadman explicaron el poder del aburrimiento para impulsar la creatividad en dos rondas de estudios, en un estudio de la Universidad de Central Lancashire. A los participantes se les asignó la aburrida tarea de copiar números de una guía telefónica; a otros les asignaron a un grupo de control, sin la tarea de la guía. Después les pidieron a todos los participantes que generaran tantos usos como pudieran para un par de vasos de plástico. Mann y Cadman descubrieron que los participantes que habían llevado al aburrimiento intencionalmente a través de la tarea de la guía telefónica habían generado significativamente más usos para el par de vasos de plástico.

Hicieron entonces un segundo experimento para ver qué pasaría cuando los participantes realmente se aburrieran.Y crearon tres grupos: un grupo de control, un grupo de copia de números de teléfono y un tercer grupo a quienes se les dio la tarea aún más aburrida de simplemente leer la guía telefónica. Los tres grupos completaron otra tarea que requería creatividad. En este caso, el grupo más aburrido, el grupo completamente pasivo de lectores de guías telefónicas, resultó ser el más creativo, incluso superando a los asignados a la misma tarea de copia de la guía telefónica desde el primer estudio. Así Mann y Cadman llegaron a la conclusión de que el aburrimiento emergente de actividades pasivas aumenta el «efecto de soñar despierto» y potencia la creatividad.

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