Miriam Ruiz: “Los niños son capaces de regular su apetito, no hay que obligarles a comer”
Por Ana Veiga
Miriam Ruiz, autora de Alimenta tu salud con comida real, nos cuenta cómo mejorar la alimentación de nuestros hijos, especialmente durante y después del confinamiento. La Sociedad Española de Obesidad (Seedo) ya ha alertado de que se producirá un incremento medio cercano al 5% en el peso de los niños y adolescentes. Así que hemos llamado a una experta para que nos ofrezca pautas clave.
Aunque su tono humilde y despreocupado no lo revele, su currículum llama la atención. Empecemos porque es doctora, especialista en Medicina Interna además de dietista- nutricionista, educadora y divulgadora. También ha creado la plataforma Edyal, una escuela online de alimentación saludable.
¿Cuáles son los fallos más habituales en la alimentación de los niños?
Uno de los más comunes es diferenciar entre adultos y niños. Salvo que estén en la etapa de lactancia o sean muy pequeños, las comidas saludables lo son para todos. No hay formas de comer para niños ni cereales especiales o galletas para ellos, aunque nos digan que sí. Tampoco necesitan menús infantiles porque lo que tienen en común todos estos alimentos es que son peores nutricionalmente que los de los adultos.
Los menús infantiles son muy comunes en las bodas, cumpleaños, restaurantes…
Sí, les marcamos una diferencia y encima para ofrecer alimentos de peor calidad. La comida que llaman ‘para niños’ lleva mucho azúcar y es hiperpalatable –con sabores y colores muy intensos a base de aditivos, colorantes, una cantidad increíble de azúcar… para que lo coma–. Pero olvidamos que los niños son capaces de regular su apetito y de saber cuándo tienen que comer y la cantidad, siempre que les pongamos lo que tienen que comer. Lo que no podemos hacer es ponerle brócoli con pollo y esperar que se lo coma cuando media hora antes han comido una bolsa de gusanitos. Tambiénhay que tener en cuenta que los niños pasan por fases diferente de necesidad, según el crecimiento. Hay una etapa en la que crecen activamente y necesitan más energía, igual que hay etapas en las que comen menos porque necesitan menos; y aquí insisto: no es que no crezcan porque no coman, sino que no comen porque no crecen tanto en esa fase. Y no hay que enfadarse con ellos ni forzarles porque se genera una emoción negativa que se acaba asociando a la comida.
Los niños pueden regular su apetito pero, muchas veces, no es así cuando hablamos de chucherías.
Los ultraprocesados pueden interferir en que el niño no se alimenten de forma correcta. El niño no es tonto y sabe que una galleta está más dulce que una manzana y que unos gusanitos le gustan más que un plato de verdura. Muchos niños terminan de comer a regañadientes pero se levantan al cajón de las galletas. Lo ideal es que en casa no haya un cajón de galletas. Estono significa que haya que prohibirles alimentos, porque si le prohíbes siempre una galleta, lo que vas a hacer es que la desee más. Lo que recomiendo es que no sea algo normalizado, que una cosa sea un día en un cumpleaños y otra que sea siempre. No prohibir, no ofrecer.
¿Por qué es importante que los niños aprendan a comer bien desde pequeños y cómo?
Les ahorramos reaprender a comer, como nos pasa a los adultos. Pero debemos ser conscientes de que los niños aprenden por imitación y que somos los adultos los que educamos con el ejemplo. Por eso, tenemos que reaprender nosotros para que ellos puedan aprender. Y lo primero que tenemos que tener clara es la diferencia de un alimento con la función de alimentarnos y esos productos cuya función no es esa.
¿Los alimentos que sí alimentan es lo que entendemos por ‘comida real’?
Comida real es lo que entenderíamos como materias primas: verduras, hortalizas, patata, boniato, arroz, maíz, avena o pseudo cereales como la quinoa, proteínas de origen animal como carne, pescado o huevos – siempre que no hablemos de ultraprocesados como salchichas–. Los lácteos son difíciles porque cuando vamos al super la mayoría podemos considerarlo ultraprocesado porque tienen una lista larga de ingredientes. ¿Qué podría ser materia prima? La leche. O un yogur natural solo de leche fermentada. Pero no un yogur de sabores azucarado.
¿Sólo deberíamos ofrecer a los niños productos frescos?
No necesariamente, pero si salimos de los productos frescos, tendremos que mirar la lista de ingredientes: cuanto más larga, menos recomendable. Entrelos productos frescos y los ultraprocesados, hay unos en medio que llamamos buenos procesados que serían aquellos que se han procesado poco, como congelados, conservas, ensaladas embolsadas.. porque esos procedimientos no le han quitado sus nutrientes originales de una manera significativa y tampoco se les añaden ingredientes perjudiciales para la salud. Por ejemplo unos garbanzos secos van a ser igual de saludables que si los ya cocidos.
¿Es asequible comer siempre producto fresco o buenos procesados? ¿Comer bien es caro?
No es caro. Creo que lo que pasa es que la gente lo asocia a comprar en la sección de ecológicos o en la de sin gluten y ahí sí que son más caros y no son más saludables. Si pensamos en comida real, sí que hay algunas cosas más caras que otras, pero no es que sean caras sino que los ultraprocesados son muy baratos.
Entre las compras más habituales en el período de confinamiento, se encuentran la leche en polvo, vino o alcohol en general, pasta y conservas. ¿Algo que deberíamos cambiar?
Hay cosas que sobran. Pero, por ejemplo, las conservas son una opción inteligente. Las cosas más interesantes para comprar en confinamiento son legumbres secas o verduras ultracongeladas.
En tu libro vemos qué comer, cómo y cuánto. ¿Debe preocuparnos en ese orden? ¿Es más importante el qué que el cuánto?
El qué condiciona el cuánto. Una de las características de la comida real es que es muy voluminosa pero tiene muy poca densidad calórica. Puedes estar 20 minutos comiendo una ensalada y quedarte muy lleno, por lo que ocupa en el estómago, pero te aporta muy pocas calorías. Sin embargo, tres galletas ultraprocesadas te aportan calorías como cinco ensaladas y no te sacian.
¿Cómo componer platos saludables para los niños?
Es tan sencillo como que el protagonista del plato sean las verduras u hortalizas y ocupen al menos el 50%. Después debe llevar un alimento rico en proteínas que pueden ser carne, pescado, huevos, marisco, … Y el resto del plato corresponde a hidratos de carbono -entendidos como alimentos reales ricos en hidratos, no a hidratos procesadoscomo arroz, quinoa, patata, boniato, legumbres… que son un 25% restante del plato.