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Malos hábitos: cómo combatirlos

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Las primeras veces son fundamentales pero son las segundas y terceras las que acaban afianzando una acción como hábito y, un tiempo después, como costumbre. ¿Cómo podemos evitar que las malas acciones de hoy sean los hábitos de mañana?

EL CHUPETE

Dicen los psicólogos que la dependencia al chupete no es la causa que más niños lleva a sus consultas; sin embargo, quizá sea porque sus usuarios no conocen los pros y contras de este utensilio que, hasta hoy, creíamos imprescindible. Eva Piñeiro, Técnico en Educación Infantil, explica este mal hábito que no atañe a los niños pero nace con los padres. "Darles un chupete es algo cultural, es una costumbre que heredamos y ni nos planteamos. Pero la realidad es que el chupete es algo artificial inventado para conseguir que los niños se calmen", afirma.

La succión les relaja y por eso es una de las prácticas más habituales antes de dormir. Pero en realidad, se trata de un aparato que genera dependencia y que puede acabar deformando el paladar del pequeño.

Isabel Galego, Pedagoga, apoya esta teoría. "El chupete no es necesario. Si los padres no crean esa necesidad, luego no tendrán que corregirla. Sí es cierto que el chupete es mejor que chuparse el dedo pero ninguna de las dos opciones es buena".

Para afrontarlo, la clave es ofrecerles alternativas. Si el uso del chupete se debe al dolor por el nacimiento de los dientes, se pueden usar mordedores, preparados con una forma que evita la succión. Además, al emplearse fríos -se recomienda meterlos en la nevera antes de su uso-, calman el dolor al instante, por lo que su uso se limita a periodos cortos de tiempo. Así, el niño se acostumbrará a emplearlo sólo cuando sienta dolor.

Podremos evitar que la relajación del bebé dependa del chupete si buscamos otras formas de relajarle, que aplicaremos especialmente en los momentos próximos a la noche. Las caricias en el pelo, música tranquila o la voz de los padres son algunas de las más efectivas para ayudarle a conciliar el sueño por sí sólo.

En caso de que el niño ya tenga el chupete como hábito, debemos ir eliminándolo progresivamente. Una forma de acotar su uso será también restringirlo a determinados sitios, por ejemplo, en casa sí pero en la escuela no y añadir una explicación como "a partir de ahora, no vas a llevar el chupete en clase porque te molesta para jugar". Así, lo iremos retirando de su rutina sin eliminarlo de golpe. Para empezar con este proceso, se recomienda quitarle el chupete cuando el pequeño esté distraído realizando alguna actividad.

LA PATALETA

El llanto es su forma de comunicarse, ya sea para alertar sobre una necesidad, por miedo o como forma de demandar atención. Sin embargo, será también el instrumento más común para reaccionar ante la ausencia de los padres, la llamada ansiedad por separación.

¿Debemos consolar una pataleta? "Mucha gente dice que no se debe consolar al bebé cada vez que llore porque lo utilizará para llamarnos siempre que quiera atención. Pero el llanto es su forma de hablarnos. Si llora, debemos atenderlo porque en muchas ocasiones intentará avisarnos de algo. Si dejamos de atenderlo, él dejará de avisarnos de todo".

Si, a partir de un año, comienza a emplear la pataleta para llamar nuestra atención, deberemos explicarle por qué no debe hacerlo y empezar a ignorar sus intentos siempre que los detectemos. En caso de que sea su instrumento frente a la ansiedad que le suponga separarse de sus padres, deberemos acostumbrarlo desde pequeño a desaparecer de su lado en espacios cortos de tiempo -por ejemplo, unos minutos- y luego volver tranquilamente. Así, entenderá que siempre volveremos.

A COMER

Cerrarse a probar nuevos sabores o no querer comer solo son otro de los malos hábitos comunes. Por ello, deberemos corregirlo desde su inicio e ir introduciendo los nuevos sabores poco a poco en sus comidas.

Los pequeños de dos a tres años aprenden por imitación así que una forma de normalizar que coma solo y pruebe cosas nuevas será ponerlo a comer con más niños que estén también en la misma fase de aprendizaje.

Para facilitar el proceso, se puede dejar que se vayan familiarizando con los instrumentos. Que toquen la cuchara, que vayan probando a pinchar la comida o sentarlo a la mesa de los mayores son algunas de las acciones que le ayudarán a acostumbrarse al momento de la comida.

HÁBITOS PARA LOS PADRES

"A veces, las posturas de los adultos frente a los problemas son más contraproducentes que efectivas", comenta Pedro Martín, psicólogo infantil, "de hecho, en nuestras sesiones se trabaja con los padres, no con los niños". Y es que habituarse a tener las reacciones más adecuadas también es importante. Aquí algunos consejos:
1) Cómo corregirles. Lo ideal es educar en base a refuerzos positivos, evitando los castigos o los refuerzos negativos. Entendemos por refuerzo positivo un premio a acciones que consideramos correctas, de moda gracias a la televisiva Supernanny. El mejor refuerzo siempre será la atención que les prestemos, nunca un premio material. Sin embargo, se debe tener en cuenta la diferencia entre refuerzo y chantaje. Nuestro propio lenguaje puede hacer que transgredamos esa línea. Por ejemplo, si decimos "si te callas, te doy la piruleta" estamos dándole una cosa a cambio de que haga otra. Sin embargo, si decimos "cuando te portes bien, podrás comer la piruleta" estamos diciéndole que si se calma y obedece, valoraremos y premiaremos su buena acción.

Además, se recomienda siempre acompañar la reprimenda o el refuerzo con una explicación de por qué nos gusta/disgusta lo que ha hecho y qué es lo que debe hacer. Nunca debemos asustarlo ni hacerle sentir culpable por hacer algo mal.

2) No todos los hábitos son malos. Es común entre los pequeños tener manías para dormir como un peluche, postura o manta favoritas. Esto no tiene por qué ser negativo para el pequeño sino que lo convertiremos en un aliado para que se sienta seguro donde quiera que esté. A la hora de dejarlo en la guardería, deberemos informar a los profesores de qué forma el niño duerme más relajado y permitirle que emplee esta técnica en el colegio.

3) El consejo más importante: paciencia. Educar a un niño es muy difícil y requiere mucha paciencia. Habrá momentos en que cedas o que pienses que lo podías haber hecho mejor pero somos humanos. Todos tenemos momentos de estrés, sobre todo las primeras veces que emplees una corrección ya que el pequeño reaccionará más desmesuradamente. Fallar un día no significa que no se vaya a tener éxito; la clave es perseverar para que vayan corrigiendo sus comportamientos poco a poco hasta que los asimilen.

  • MÁS INFORMACIÓN:

Película: Pocoyo y sus Amigos: Buenos hábitos
Lectura: Serie Best Behaviour (Ed. Free Spirit) para niños de cero a tres años. Traducido al español.

www.centrodepsicologiaintegral.com

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