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Matricularse con trampa y con cartón

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Hay padres que son capaces de cualquier cosa por conseguir plaza para sus hijos en un colegio concreto: falsificar el domicilio, inventarse enfermedades o incluso divorciarse. Aunque son conductas censurables, muchos recurren a ellas ante la limitación impuesta por unos criterios de admisión bastante estrictos.

Autor: ADRIÁN ARCOS

No cabe duda de que los padres siempre quieren lo mejor para sus hijos. También una buena educación en el colegio que ellos consideren adecuado. El problema llega cuando un colegio tiene más solicitudes que plazas disponibles. En este caso, las comunidades autónomas establecen un baremo para dar prioridad a las familias que cumplen una serie de requisitos. El proceso de matriculación, que se ha iniciado ya en todos los colegios españoles, se convierte así en una competición entre los padres con el fin de reunir esos requisitos, llegando incluso a utilizar herramientas poco honestas para obtener más puntuación.

Las trampas a las que recurren los padres para conseguir más puntos en la baremación desbordan, en algunos casos, cualquier tipo de previsión. En Andalucía, por ejemplo, parece que se ha puesto de moda convertirse en familia monoparental, desde que el año pasado la Consejería estableciera mayor puntuación para los hijos de padres separados o divorciados. De hecho, el crecimiento de divorcios en marzo de 2007 llamó la atención de varios juzgados de familia andaluces, acostumbrados a que las rupturas matrimoniales aumentaran en otras épocas, sobre todo después de las vacaciones de verano.

Cercanía al domicilio

Uno de los criterios en la admisión que más puntúa es la cercanía del centro al domicilio familiar, y aquí las estrategias de los padres son también bastante imaginativas. Juan María del Pino, presidente de la Confapa, una confederación de APAS de Andalucía, asegura que existen casos de padres que alquilan un piso próximo al colegio al que quieren que vayan sus hijos, se empadronan en casa de algún familiar o amigo, o incluso llegan a dividir su vivienda en varios pisos.

Sin embargo, Pilar Triguero, presidenta de la Codapa, también en Andalucía, afirma que “las falsificaciones de domicilio tienen los días contados”. El motivo es que a partir del año que viene desaparecerán los certificados de empadronamiento o domicilio presentados directamente por los padres, y será la propia Administración la que recabe esos datos en los ayuntamientos. Es lo que ya ha ocurrido con otros criterios, como el de la renta. Hace unos años eran los padres los que aportaban los documentos. Ahora es más difícil alterar las cotizaciones e ingresos, ya que son las consejerías las que los solicitan  directamente a la Agencia Tributaria.

Triguero también recuerda cómo en años anteriores también conseguían más puntos los alumnos que padecían algún tipo de enfermedad crónica, lo que producía un aumento de niños celíacos o diabéticos. Pero parece ser que no se ha acabado con el timo de las dolencias. Palmira Cámara, del sindicato de profesores FSIE de Madrid y miembro de una comisión de escolarización, asegura que en ocasiones acuden padres con informes médicos que justifican problemas psicológicos de sus hijos con el fin de que puedan entrar al centro por la vía de las plazas reservadas a alumnos con necesidades educativas especiales.

Para el vicepresidente de la Concapa (Confederación Católicas de APAS), José Manuel Martínez Vega, “las falsificaciones son consecuencia de la estricta política de zonificación que limita el derecho de elección de las familias y les obliga a escoger un centro concreto”. Por su parte, Emilio Díaz, secretario de la patronal de colegios religiosos FERE en Madrid, cree que “el gran problema de los criterios de admisión es que omite por completo la valoración del grado de implicación de la familia con el proyecto educativo de un centro”.

Muchos padres llegan al punto de contratar a abogados e incluso a detectives para demostrar si los datos de los alumnos admitidos son ciertos. Para Juan María del Pino, “al final lo que se consigue es convertir a los padres en enemigos unos de otros, se transforman en investigadores de quién es el compañero de su hijo, de ahí la importancia de que los padres puedan elegir el colegio de acuerdo con sus convicciones”.

La puntuación
Hermanos matriculados en el centro. Con el fin de favorecer el agrupamiento familiar, contar con un hermano ya en el centro es el criterio que otorga mayor puntuación en casi todas las comunidades autónomas (excepto Andalucía, Extremadura y Murcia, donde prima la proximidad del domicilio familiar).

Proximidad del domicilio laboral o familiar. Junto con la escolarización de hermanos en el centro, la proximidad del domicilio al colegio es uno de los criterios de baremación que más puntos otorga.

Padres que trabajen en el centro. Este criterio también trata de favorecer el agrupamiento familiar. En algunas comunidades se otorga a este criterio la misma puntuación que al de hermanos matriculados en el centro, excepto en Andalucía, Aragón, Canarias, Cantabria, Castilla-La Mancha y Extremadura.

Renta anual de la unidad familiar. El nivel de renta toma como referencia el ejercicio económico de los dos años anteriores a la presentación de la solicitud. El solicitante debe autorizar a la consejería a recabar estos datos a la Agencia Tributaria.
   
Discapacidad. La discapacidad que pueda sufrir el alumno solicitante, padres o hermanos se contempla como criterio en todas las comunidades autónomas.

Familia Numerosa. Excepto en Asturias, Cantabria y País Vasco, constituye un criterio más de baremación.

Enfermedad crónica. Se aplica en la actualidad sólo en Aragón, Cataluña y Madrid.

Otras circunstancias. Baleares, Castilla y León, País Vasco, Madrid, Murcia, Navarra, La Rioja, Valencia y Canarias incluyen un criterio de libre determinación, donde cada centro otorga puntos a alguna circunstancia relevante.

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