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Merece la pena el esfuerzo de leer

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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¿Acertamos realmente en la idoneidad de las actividades
escogidas para animar a la lectura? ¿Nos detenemos
a evaluar los resultados después de un encuentro
literario o una animación? Para que un niño lea
no debemos confundirle con una falsa imagen.

Autor: VIOLETA MONREAL

Ayer mi hijo vino del colegio entusiasmado; en mi hijo, persona dada a las emociones extremas es normal: ¡por la mañana habían tenido un encuentro para animarles en la lectura! Había ido a visitarles un mago fantástico, que por la reacción de mi hijo lo hizo muy bien pues se metió, como suele decirse, a los niños en el bolsillo.
Le pregunté después de escuchar cada uno de los increíbles trucos de magia que habían hecho en la clase si le parecía entonces importante leer muchos libros; mi hijo me contestó sin dudar un solo momento que él no quería leer, que lo que quería era ser un mago de verdad.
Magos y payasos, grandes y pequeñas obras de teatro… hadas y brujas… narradores, cuentacuentos… animadores en general colaborando en una misión común: convencer a los niños de las bondades de la lectura.
¿Acertamos realmente en la idoneidad de las actividades escogidas para animar a la lectura? ¿Nos detenemos a evaluar los resultados después de un encuentro literario o una animación?
Creo profundamente que para que un niño lea no debemos confundirle con una falsa imagen de lo que es leer un libro: leer es una actividad que precisa de un esfuerzo intelectual complejo para el cual no existen atajos. En mi opinión, sólo se consigue llegar a leer sin esfuerzo si en la infancia se ha leído mucho, muchísimo más de lo que se está leyendo en la actualidad.
Sólo leyendo mucho más el niño se enfrentará un libro comprendiendo sin dificultad todo lo que está leyendo.
Es verdad que siempre habrá niños y niñas a los que les guste leer más y otros a los que les guste leer menos, pero leyendo mucho, unos y otros no tendrán problemas de comprensión lectora.
Para conseguir que guste leer al mayor número de niños y niñas están los encuentros con autor, las animaciones, o trabajos intensos y profundos que desmenucen el libro en un gran mundo mágico… pero no debemos perder el norte, no todo vale.
Pongamos un ejemplo: cuando el niño entra dentro del mundo matemático de sumas, restas, multiplicaciones y divisiones, el niño tiene que hacer infinitas cuentas para dominar el proceso de las operaciones. Cuando utilizo el término infinitas, quiero decir que son cientos las operaciones que el niño tiene que hacer en un curso para conseguir cierta soltura. Si apareciera algún día en el colegio un personaje disfrazado de ocho contándoles a los niños alguna peripecia, chiste o poesía del número para conseguir multiplicarse quizás más de un niño se animaría a practicar más las matemáticas, pero el dominio de las matemáticas, de la lectura, o del deporte no entienden de atajos. Cuanto más practicas, más dominas las herramientas y los mecanismos, y, por tanto, más posibilidades tienes de disfrutar de lo que haces.

 LIBROS CORTOS Y LARGOS

Si nuestro interés es real, todas estas actividades de animación lectora sólo son unos momentos de entretenimiento, una motivación, pero repito con insistencia, no hay que conformarse con eso. Hay que leer decenas de libros en 1º y en 2º de Primaria, para que en 3º la habilidad lectora surja de forma «natural» a diferencia de lo que sucede en la actualidad.
Se deben leer libros más cortos, con estructuras literarias completas pero mucho más cortos de los que estamos dando a nuestros niños.
Tendemos a creer que cuanto más gordo es el libro, más lector es el niño. Alargamos la lectura de un mismo libro durante todo un trimestre y esto es porque se confunde el aprendizaje de la lengua con la práctica de la lectura . Estos dos conceptos son distintos y, sin embargo, muchas veces se solapan.
¡Más libros, muchos más libros!, ¡que el niño no tenga pereza de empezarlos porque sepa que su lectura va a ser un esfuerzo limitado! ¡No hay prisa para leer libros gordos!
Pienso que muchas de las actividades que se hacen en torno a la animación a la lectura nada tienen que ver con la verdadera naturaleza de la lectura:
Leer es un esfuerzo de abstracción intelectual en el que al principio las letras adquieren significado, después, a través de las frases, páginas enteras se llenan de contenido para, finalmente, conseguir que en el cerebro se abra una gran pantalla de cine en la que se vean las imágenes de todo lo leído.
No hay prisa pues cada niño tiene su ritmo. Si al niño le gusta leer, el trabajo lo hará casi solo; si no le gusta, tendremos que trabajar mucho más. Tendremos que trabajar juntos padres y profesores como un gran equipo. Un equipo con una gran responsabilidad, pues la realidad es que los niños y niñas más lectores serán más cultos, más inteligentes, más críticos, se expresarán mejor; en definitiva, haremos de ellos adultos más felices.

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