El reto de“montessorizar” la escuela pública
‘La curiosidad por otras pedagogías y la necesidad real de un cambio en el sistema educativo ha llevado a familias y docentes a plantearse hacia dónde debe dirigirse la educación de los niños y adolescentes y a interesarse por otras alternativas. En ese contexto es inevitable no pensar en el auge y la popularidad de una pedagogía como Montessori, que pese a tener más de un siglo de vida, está más viva que nunca como demuestran la cantidad de escuelas, libros, blogs y talleres basados en esta filosofía. También la escuela pública ha visto en ella, más allá de una moda, el potencial para cambiar la forma de aprender.
Existen en el mundo casi 150.000 escuelas Montessori, un dato que evidencia el éxito de una pedagogía centenaria. Sin embargo, no hay datos del número de escuelas públicas que la han integrado en el aula, ya que la mayoría son iniciativas personales que parten de un docente o equipo docente que se ha interesado y se ha formado previamente para poder integrar esta base pedagógica en el aula.
Eva Rexa, asesora del área de Infantil y Primaria CTIF Madrid Norte, ha convocado varios cursos de Montessori para docentes en escuelas públicas de Madrid y está convencida del valor de esta pedagogía porque considera que “se ajusta a las necesidades de los niños y a su desarrollo”. Reconoce, eso sí, que no es nada fácil trasladarla a un aula pública porque el propio sistema educativo no lo permite. “Está distribuido por niveles educativos que segregan a los niños por edad y no por nivel de desarrollo, además de que el número de niños en las aulas y el escaso número de profesores tampoco permite una integración total, ya que estamos ante una pedagogía que se basa en la observación del niño”, cuenta.
«La pedagogía Montessori se ajusta a las necesidades de los niños y a su desarrollo”
Lo que sí se puede hacer, según Eva Rexa, es lo que están haciendo algunos centros educativos a lo largo y ancho de España que es «montessorizar” algunos aspectos de la forma de trabajar en la escuela y que pasan por cambiar la mirada hacia la infancia. “A partir del cambio de mirada se pueden hacer pequeños cambios en la metodología y en los materiales y espacios, siempre en la medida de lo posible”.
Es el caso del colegio público “Ricardo Codorníu”, situado en Alhama de Murcia, un municipio de más de 20.000 habitantes situado en la comarca natural del Bajo Guadalentín. Su director, José Antonio Miñarro Ros, explica que fue hace siete años cuando el equipo de infantil comenzó a tener inquietudes en cuanto a la forma de enseñar.
“Nos dimos cuenta de que el material que se empleaba en las aulas Montessori era propicio para suplir las carencias que habíamos detectado en nuestros alumnos. A partir de ese momento, nos metimos de lleno en el estudio y puesta en práctica de la metodología Montessori y comenzamos a forjar los cimientos de la escuela que queremos ser, partiendo de una necesaria y profunda reflexión acerca de la manera de enseñar, un cambio de mentalidad en la forma de ver a los más pequeños y, sobre todo, mucha ilusión y ganas de darle al niño el espacio y el reconocimiento que se merece”, cuenta.
«A partir de un cambio de mirada hacia los niños se pueden hacer pequeños cambios en la metodología y en los materiales y espacios de la escuela pública, siempre en la medida de lo posible”
En el “Ricardo Codorníu” comenzaron con pequeños cambios en el día a día, cosas sencillas como utilizar zapatillas que permitieran a los alumnos desarrollar su autonomía y encontrarse como en su propia casa, tener acceso directo al agua utilizando sus propios vasos, ir al baño de forma libre, o elegir libremente el rincón dónde van a realizar su juego. Pequeñas pinceladas sin una gran inversión en materiales que han ido acompañadas por un cambio en los docentes.
Actualmente, tras alcanzar los objetivos que se propusieron, y en vista de los buenos resultados, no sólo mantienen la metodología sino que se ha unido con ilusión gran parte del profesorado de Primaria. Reconoce Miñarro, eso sí, que no ha sido fácil “montessorizar” un aula en la escuela pública, sobre todo conseguir una integración completa de esta metodología. “Hace falta mucha coordinación e intereses comunes dentro del equipo docente, implicación de toda la comunidad educativa, visión a largo plazo, financiación y disponer de un espacio adecuado”, apunta.
Formación del profesorado
Para María Giménez, directora pedagógica de las escuelas Montessori Village y formadora de docentes en pedagogía Montessori, es complicado “montessorizar” al 100% una escuela pública basada en “un sistema tradicional de enseñanza obsoleto en bastantes aspectos, como el empleo de fichas y la memorización tradicional”. Por eso, la formación del profesorado en la metodología es fundamental.
Según María Giménez ocurre a menudo que, aunque puede haber una motivación inicial hacia esta base pedagógica, hay personas que no encajan con este método de trabajo. “Se dice que Montessori es para todos los niños, pero no para todos los adultos», apunta. Es por esto que la experta considera que es importante formarse e informarse.
Cuenta la directora pedagógica de Montessori Village que en las formaciones a menudo se encuentran con docentes que sienten incredulidad y que están desmotivados, que se quejan acerca de sus ratios y de sus espacios. El mensaje que lanza Giménez siempre a esos docentes es optimista porque está segura de que “aunque sea en una pequeña parte, siempre hay margen de maniobra para poder cambiar lo que no les gusta”, y, por lo general, los educadores y muchos de los equipos directivos están por la labor de implementar algún cambio”.
«Se dice que Montessori es para todos los niños, pero no para todos los adultos»