Nutrición: obesidad y sus efectos en el cerebro
La obesidad se asocia principalmente con el aumento de peso pero un estudio sugiere que desencadena inflamación en el sistema nervioso, que podría dañar regiones importantes del cerebro.
Por Ana Veiga
Uno de cada tres niños españoles sufre obesidad, según un estudio liderado por investigadores del Centro de Estudios Sociosanitarios de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM). Y aunque sabemos que hay muchos factores que influyen en cada caso, un estudio de la Universidad de Vermont ha añadido uno más: la conexión entre la obesidad y el cerebro.
“Los niños con un IMC (índice de masa corporal) más alto tienden a tener una corteza cerebral más delgada, especialmente en el área prefrontal», informa Jennifer Laurent, profesora asociada del Departamento de Enfermería de la Universidad de Vermont y autora principal del estudio, que indica que ese hecho podría ser un factor en la disminución de la función ejecutiva que regula cuestiones como la planificación.
Se analizaron datos de 10.000 adolescentes durante un período de 10 años y estos confirmaron que los adolescentes con un IMC más alto tendían a tener menos memoria de trabajo. «Nuestra hipótesis al entrar en el estudio fue que el grosor de la corteza cerebral podría explicar la relación entre el IMC y la función ejecutiva –que controla cosas como la memoria y la capacidad de planificar–», dijo Laurent.
Se necesita más investigación para determinar la naturaleza del vínculo entre las tres variables. «Podría ser que un córtex prefrontal más delgado esté afectando la toma de decisiones en algunos niños. Sabemos por modelos de roedores y estudios en adultos que la obesidad puede inducir efectos inflamatorios de bajo grado, que en realidad alteran la estructura celular y pueden conducir a enfermedades cardiovasculares”, dijo Laurent. «Con la exposición prolongada a la obesidad, es posible que los niños tengan inflamación crónica, y eso en realidad puede estar afectando su cerebro a largo plazo», afirma.
No obstante, insiste en que la disminución en la memoria de trabajo fue una observación estadística, no clínica. «Es muy importante que este trabajo no estigmatice aún más a las personas obesas o con sobrepeso», dice Laurent. «Lo que estamos diciendo es que vale la pena observar si nuestros descubrimientos se traducen en comportamiento», aclara.
Realfooding y obesidad
Son muchas medidas nutricionales que podemos tomar para mejorar la salud de nuestros hijos. Una de ellas es el realfooding, del que Macarena Illanas, dietista-nutricionista del Centro Realfooding de Madrid, nos habla no solo como un hábito, sino como un estilo de vida. “Se basa en comer alimentos reales, es decir, a base de alimentos frescos que podríamos encontrar en el mercado, o que hayan sufrido un procesamiento mínimo para su consumo”.
En la infancia se empiezan a instaurar los hábitos alimentarios que tendrá el adulto, así como los gustos y aversiones hacia determinados alimentos. “Si desde la infancia fomentamos el consumo de una alimentación basada en comida real, acostumbrando el paladar a los sabores de alimentos frescos, estaremos favoreciendo que el adulto del futuro haga unas mejores elecciones alimentarias”, aclara.
Algunos de los errores nutricionales que más se cometen con los niños son, por ejemplo, pensar que necesitan azúcar para obtener energía para el día a día. “Una de las ideas más extendidas es que desayunar galletas es mejor que no desayunar; también es común incorporar cereales azucarados al biberón. Es una forma de aportar grandes cantidades de azúcar en una sola toma, alterando el paladar del niño, que de mayor demandará alimentos muy dulces”, explica.
Otro de los fallos es centrar la preocupación en que no coman carne, “cuando la realidad es que un buen aporte de legumbres en la dieta, así como de huevos y pescado, va a cubrir de forma suficiente las necesidades proteicas para el desarrollo”, razona. Así, anima a los padres a potenciar las legumbres, verduras y frutas, reduciendo los embutidos y carnes procesadas, zumos, yogures, galletas y bollería, cacao en polvo, bebidas energéticas y refrescos, gominolas o comida rápida.
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10 pautas para mejorar la alimentación de Macarena Illanas
1. Tomar tres piezas de fruta al día como mínimo e incluir por lo menos dos raciones de verdura y hortalizas al día.
2. Aumentar el consumo de legumbre tres veces en semana mínimo. Y elegir cereales integrales.
3. Evitar bollería, snacks, golosinas.
4. Ofrecer lácteos naturales, sin azucarar.
5. Evitar embutidos y carnes procesadas.
6.Elaborar tentempiés saludables para que lleven al cole o merienden, como galletas caseras con copos de avena, plátano maduro, hummus o chocolate negro.
7. El agua debe ser su bebida de elección.Los refrescos pueden sustituirse por agua con gas y limón con hierbabuena o rooibos sin teína, con limón y hielo.
8. No premiar ni castigar con la comida.
9. En la mesa, los papás deberían comer como el niño, ya que para ellos son su referente.
10. Variar las técnicas culinarias. Por ejemplo, elaborar hamburguesas de legumbres o de pescado es una buena estrategia para incrementar el consumo de estos alimentos.
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