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Papá, quiero operarme

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Ni viajes, ni motos… este
año vuestras hijas os pueden
pedir una operación de
estética como regalo de fin
de curso. Un ´premio´ de doble
filo que los padres deben
valorar en su justa medida.

Autor: padresycolegios.com

A Ana le acaban de practicar una mamoplastia. Era su,mayor ilusión. De hecho
reconoce que » de no habérmela pagado mis padres, hubiera sido capaz de dejar
los estudios y trabajar para costeármela.Al final les convencí y he seguido
yendo a clase. En un futuro incluso me pondré más talla». Como esta madrileña de
18 años existen cada vez más adolescentes que se unen a la moda del ´cuerpo 10´
y capaces de todo por conseguir su objetivo.

CHANTAJE

Para Fernando Chacón, decano del
Colegio de Psicólogos y profesor de la Complutense, la moda de la cirugía
estética entre adolescentes puede llevar a un «verdadero trastorno»: «Muchos
recurren al chantaje y establecen una dinámica que debe ser cortada de raíz.
Primero es el coche, luego la moto…». En muchos casos los progenitores ceden
bien por no saber controlar la situación, bien porque terminan creyendo que
pueden causar un ´trauma´ a sus hijos. Nada más lejos de la realidad: «hay que
mantenerse firme y evaluar todos los factores aunque hoy en día es difícil. Me
alucina la cantidad con la que van cada fin de semana sólo para ´cubrir
necesidades´»

La táctica más habitual en este sentido es convencer al
padre o la madre para que permita la intervención siempre y cuando sean los
ahorros del adolescente los que se hagan cargo de los costes. Una ´hucha´ que se
llena con constancia ante el asombro de la familia y que termina siendo moneda
de cambio ante una promesa dada ´demasiado a la ligera´. Y no exageramos,
recopilar los 4.000 euros de media que supone una mamoplastia o los 2.000 de una
liposucción no es una tarea tan difícil como parece (cumpleaños, regalos de fin
de curso…)
Superado el conflicto económico, otro de los principales ejes es
el emocional. En este sentido conviene recalcar que si el especialista no
recomienda la intervención por causas psicológicas reales, el verdadero ´trauma´
es el que puede aparecer después de la operación. Ángela y Diana son claros
ejemplos. La primera, de 18 años, fue intervenida a través de la Seguridad
Social ya que su médico de cabecera se lo recomendó por un claro desequilibrio
entre el volumen de su pecho y su complexión. La segunda, de 23, lo hizo por
´ilusión´ porque se la había hecho antes su madre, ´pero a ella le quedó mucho
mejor y no lo pasó tan mal…´.

RIESGOS DEL
CUERPO 10

El tercer vértice de este triángulo es el
riesgo. Una operación de cirugía estética es una intervención quirúrgica y como
tal son muchos los factores que antes se han de tener en cuenta antes de elegir
un especialista o centro. En ocasiones la precipitación y el desconocimiento
–sobre todo entre adolescentes que ´se van a encargar de todo porque así lo
prometieron´– pueden tener consecuencias nefastas. Para empezar, es necesario
comprobar la legalidad y experiencia de la clínica, del anestesista y del médico
que va a operar. En este último caso conviene destacar que, hasta 1995, se
expedía el título de Licenciado en Medicina y Cirugía, que permitía a todos los
médicos intervenir independientemente de estar o no en posesión de la
especialidad.
Una circunstancia que ha llevado a numerosos casos de
negligencia médica. Aunque sí pueden realizar ´pequeñas operaciones´ sin tienen
los conocimientos necesarios –los que sí se le piden a un especialista en
Cirugía Plástica, Estética y Reparadora– para reaccionar ante cualquier
incidente en la mesa de operaciones. Constatado este punto, los padres deben
tener en cuenta antes de tomar la decisión otras opiniones; verificar que la
clínica dispone de equipo de reanimación, exigir copia de todos los documentos
–presupuesto cerrado por escrito y compromiso de resultados– y comprobar que al
paciente se le va a mandar a casa sin drenajes y habiendo pasado al menos 12
horas en la clínica tras la intervención.

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