Patricia Pérez: “Si involucramos a los niños en todo el proceso, no habrá ningún niño que decline la oportunidad de cocinar”
Según la experta, cocinar es una actividad ideal para que los niños adquieran una serie de habilidades y destrezas que van a ayudarles en la vida diaria.
Por Diana Oliver
No forma parte del currículum ni de la educación de muchas familias pero lo cierto es que cocinar es una aprendizaje fundamental que nos servirá a lo largo de toda nuestra vida. Un aprendizaje que puede iniciarse a los 30 meses del niño o la niña, y que les aportará una serie de destrezas y habilidades esenciales. Patricia Pérez Cerveró, guía Montessori, educadora de Disciplina Positiva y creadora del blog www.happymama.es, acaba de publicar Cocinando con Montessori (VERGARA), un libro que busca convertirse en una guía para fomentar la autonomía y el desarrollo de los niños y niñas a través de una actividad cotidiana tan importante como la cocina.
Cuentas en la introducción del libro que durante los primeros seis años de vida los niños aprenden de forma natural, sin que suponga un esfuerzo adicional. ¿Cuándo dirías que podemos empezar a cocinar con nuestros hijos?
Según los estudios realizados por la doctora María Montessori, durante los seis primeros años de vida aprender no supone para ellos ningún esfuerzo adicional; aprenden todo de manera natural utilizando sus sentidos para explorar el entorno que les rodea y lo interiorizan rápidamente convirtiendo sus propias experiencias en aprendizajes significativos. Cocinar es una actividad idónea para que los niños adquieran una serie de habilidades y destrezas que van a ayudarles en la vida diaria. Además, es una actividad con la que podemos disfrutar de todas las experiencias sensoriales que nos brindan los olores, sabores, colores, sonidos y texturas que desprenden los alimentos al cocinarse. Los niños pueden ayudar a preparar algunas recetas a sus padres o hermanos mayores a partir de los treinta meses de edad; y a partir de cinco años ya pueden hacer prácticamente solos la mayoría de las recetas que propongo en este libro.
¿Qué es lo primero que debemos tener en cuenta a la hora de meternos en la cocina con ellos?
Adaptar la cocina al niño es un paso esencial para conseguir que lleven a cabo las diferentes actividades y este pueda incrementar su autonomía progresivamente. Es importante que todo lo que los niños necesiten esté a su alcance. Podemos habilitar un armario bajo y cajones para ellos, facilitarles el uso de un taburete o torre de aprendizaje o utilizar utensilios adaptados al tamaño de sus manos, ayudará a disminuir la intervención del adulto en el proceso, permitiendo a los niños obtener resultados gratificantes en las actividades culinarias.
Te preguntaba lo anterior porque en Instagram solemos ver fotos idílicas de niños cocinando con sus familias, pero luego la realidad no siempre es tan bonita… ¿O sí?
La cocina no es solo una de las actividades más completas y gratificantes que pueden realizar los niños en casa, sino también una de las más “sucias”. Al terminar de cocinar con niños, sobre todo las primeras veces, la cocina puede parecer un campo de batalla donde resulta apremiante una ducha, lavar toda la ropa y limpiar la cocina. A nosotros nos ayudó mucho a mejorar este tipo de situaciones utilizar un delantal adaptado a su tamaño, ya que evitó que los niños manchasen la ropa. Con la práctica, mucha paciencia y algunas normas básicas para utilizar la cocina, los niños se van implicando en el proceso de recoger y limpiar la mesa o la cocina con una bayeta, cargar y vaciar el lavavajillas o incluso fregar acercándoles el taburete, facilitándoles un estropajo y jabón y explicándoles cómo tienen que enjabonar y aclarar los platos y utensilios de cocina que han utilizado.
Al principio, puede costar un poco cambiar nuestras costumbres como adultos y dejar espacio a los niños para actuar, ya que, si lo hacemos nosotros, lo hacemos más rápido y sin romper ningún plato, pero créeme que, si les ayudamos con paciencia a ser autónomos también a la hora de cocinar, limpiar y poner la mesa, estaremos ayudando a que ganen seguridad en sí mismos y disminuyan las situaciones caóticas.
Cocinar es un aprendizaje fundamental y sin embargo no está contemplado en las escuelas y ni mucho menos en la mayoría de los hogares. ¿Por qué es importante este aprendizaje?
Cocinar es una actividad muy enriquecedora a todos los niveles y es cierto que no forma parte del currículum de educación ni a todas las familias les gusta llevarla a cabo. Cocinar para mí no significa solo seguir los pasos de una receta, elaborarla y disfrutarla, sino que va mucho más allá. Cocinar en mi casa significa confidencias, dedicar a mis hijos un tiempo en familia donde poder conocernos mejor, estrechar lazos, hablar de lo que les preocupa, lo que les ha sucedido en el colegio o, simplemente, disfrutar de la compañía del otro. Siendo tantos en casa, crear momentos de encuentro individual con cada hijo a veces es complicado, pero hay que intentar facilitar esos momentos y la cocina nos ofrece un marco perfecto para conseguirlo.
Es seguro que a muchas familias les preocupa la seguridad en la cocina. ¿Hay utensilios especiales que puedan utilizar los niños en la cocina o pueden usar los que utilizamos los adultos?
Deben usar utensilios reales pero adaptados a su tamaño, es decir, utensilios que no son de juguete, ya que esto ayuda al niño a tomar conciencia de la importancia de seguir las normas de seguridad para no lastimarse, y de tener especial cuidado con los utensilios realizados con materiales frágiles ya que son más susceptibles de romperse si sus movimientos no son precisos. Utilizar utensilios adaptados al tamaño de sus pequeñas manos es esencial para que cocinar se convierta en una actividad exitosa y segura.
Por último, ¿qué podemos hacer si la cocina no le llama nada la atención a nuestro hijo o hija? ¿Hay algunas ideas que puedas darnos de cara a animarles a participar?
Cocinar es una actividad atractiva para la mayoría de los niños. Podemos aprovechar para simular ser chefs y crear una carta de restaurante, tomar nota de las comandas, aprender a poner la mesa correctamente y preparar el menú para los comensales de nuestro restaurante. Cocinar comida de diferentes países y culturas para una noche temática, aprender rituales de otras culturas como por ejemplo servir el té o, incluso, cultivar nuestros propios alimentos para después consumirlos. Si involucramos a los niños en todo el proceso y les proponemos actividades atractivas, estoy segura que no habrá ningún niño que decline la oportunidad de cocinar.