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Pequeños emprendedores Los jóvenes aprenden a crear y dirigir empresas

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Las empresas familiares ocupan un alto tanto por ciento del ámbito comercial
español. Se trata de una realidad a la que no es ajena el mundo educativo, que
ha iniciado el camino para integrar contenidos relativos a este fenómeno en
los planes de estudio. Desde el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio ya
se preparan unidades didácticas al respecto, porque Europa pide integrar el
espíritu empresarial en los currículos escolares. Muchos colegios se han puesto
manos a la obra con el fin de que los alumnos consideren la creación de empresas como una salida profesional más.

Autor: MARTA SERRANO

Es sólo un ejemplo, pero en la «Escuela Grevol», en Barcelona, los chavales de 4º de ESO estudian una materia a la que han llamado Emprendedores. Su profesor, ex director general de Lycos (filial de telefónica), explica que «el interés de la materia se ha despertado en toda Europa».
No le falta razón a Óscar Sánchez. La Unión Europea plasmó entre los objetivos de Lisboa para 2010 el fomento del espíritu empresarial en todas las etapas de la educación obligatoria, por no hablar de Estados Unidos, donde ya lleva tiempo. El Gobierno inglés, por ejemplo, acaba de anunciar que quiere cambiar el concepto de los cursos de verano y los viajes de estudios para enfocarlos a todo lo que supone el mundo del emprendedor y de la toma de decisiones.
En España incluso se preparan unidades didácticas al respecto para alumnos de Primaria y Secundaria, y desde las distintas escuelas han ido más allá, transformando el ideal en realidad, por lo que hoy muchos alumnos de 16 años tienen su propia empresa, aunque sea ficticia.
Los padres saludan la iniciativa y, en general, consideran que es una formación de tipo práctico muy valiosa para los alumnos.
Desde la «Escuela Grevol», su director, Joan Barot, explica que «todos los padres están encantados porque ven que sus hijos están muy motivados con esta materia y piden incluso que se extienda a otros cursos».

 FÓRMULAS DIFERENTES
Por su parte Ana Lagares, responsable en la Dirección General de Política de la Pequeña y Mediana Empresa (PYME), señala que «ya existen algunos materiales didácticos, una guía para profesores e incluso un juego de mesa al respecto», pero al no ser unos contenidos regulados por ley, cada centro se las apaña como puede. En la «Escuela Grevol», por ejemplo, «se utiliza metodología similar al de escuelas de negocios como Harvard British School, Esade, IESE, el Instituto de Empresa e incluso la metodología de asignaturas propias del mundo universitario», subraya Óscar.
Los resultados, aún cuando es un proyecto piloto, son halagüeños e incitan a extender la asignatura incluso a los profesores.
Así al menos lo cree el director de la «Escuela Grevol», que es un centro concertado (cooperativa educativa mixta), pero muchos centros públicos también sirven de ejemplo. Es el caso de Asturias, donde se desarrollan tres iniciativas: en Primaria bajo el nombre Una empresa en mi escuela; en Secundaria, Empresa Joven Europea (EJE), que se ha implantado como asignatura optativa de la ESO en al menos 40 institutos del Principado desde que la iniciativa se pusiera en marcha hace casi 10 años, y ya ha obtenido en dos ocasiones el reconocimiento de la Comisión Europea. En las aulas de Bachillerato y FP también se forma a los alumnos con el Taller de empresarios.

 VENTAJAS
Fomentar el manejo de tecnologías, aprender a hablar en público, a tomar decisiones y equivocarse o conocer los pros y contras del liderazgo no son las únicas ventajas de esta materia. Se mejora el trabajo en equipo y tiene implicaciones en el área lingüística porque se imparte en inglés (idioma prioritario en el mundo de los negocios). Además, las clases no se dan en el aula sino en la biblioteca o un salón espacioso, que permita a los alumnos reunirse en grupos. «Así tienen la sensación de hacer algo diferente, algo importante que les traslada a un mundo de adultos», explica Oscar Sánchez.

Cuando la ficción se convierte en realidad

En España no falta espíritu emprendedor entre los jóvenes. Según las Cámaras de Comercio, el 24,2% de los jóvenes que acudieron al Servicio Cameral de Orientación Profesional (SCOP) en 2005 manifestó su deseo de crear su propio negocio. Esta cifra sería significativa si todos estos jóvenes no se quedaran sólo en la fase de «tener intención de», sino que se lanzaran realmente a emprender y a materializar sus ideas de negocio.
No es algo tan descabellado ante el problema de paro que sufre este colectivo en España. Es una buena alternativa y las ayudas para la financiación existen y son efectivas. Ahora están de moda los microcréditos. Si Mahoma no va a la montaña, no hay que quedarse de brazos cruzados, sino tratar de completar el refrán.
Pero, ¿qué debe saber un joven que quiera montar una empresa? En principio, hay que contar con un capital de inversión, por pequeño que sea, y una idea. Crear un producto o un servicio nuevo supone ser creativo e innovador y aportar al mercado algo nuevo, un valor añadido.
Conocer las normas jurídicas legales para establecer una empresa (cooperativa, sociedad, etc.) y ajustar la idea de negocio al presupuesto inicial es sólo el principio. «Después hay que elaborar el plan de empresa donde se plasman los objetivos, los retos, hacia donde vas», señala Antonio Guerrero.
Y aunque la Unión Europea pretende fomentar el espíritu emprendedor en todas las etapas de enseñanza obligatoria, la edad apropiada para iniciarse en este tipo de contenidos son los 12 años. Por ejemplo, en Asturias, el EJE se dirige a estudiantes de 12 a 13 años. Durante un curso completo los alumnos crean y gestionan empresas de importación y exportación que desarrollan una relación comercial con empresas similares de otros países.
Los alumnos se comunican a través de videoconferencia y correo electrónico con sus socios en el exterior, realizan pedidos, en vían mercancía y venden en el mercado local los productos importados.
Al final del proceso, una parte de los beneficios se destina a una ONG u otra obra social y el resto se distribuye entre los socios de la empresa. Si te interesa este proyecto tienes más información en www.valnaloneduca.com.

 SIMULACIÓN VIRTUAL
Reales, como en Asturias, o creadas mediante un software específico de simulación empresarial, como Radikaldo, en la «Escuela Grevol» de Barcelona, los jóvenes crean sus empresas y se lo toman muy en serio. Aprender a hablar en público o tener una salida profesional si no quieren seguir estudiando es lo más valorado por los jóvenes. Sus padres, en cambio, valoran que aprendan a exponer sus ideas con argumentos, que maduren, que se defiendan en inglés, que dominen las nuevas tecnologías y que sepan valerse por sí mismos y ser responsables de sus decisiones.

UN NUEVO CONCEPTO DE APRENDIZAJE

En cuanto a la metodología para fomentar el espíritu empresarial, basta tener en cuenta los periodos del mundo académico y adaptar los contenidos de las escuelas de negocios a un público más joven.

1 Óscar Sánchez emplea la primera clase de cada trimestre para presentar a los alumnos el programa a seguir. Lo primero es aprender conceptos básicos de economía como qué es el euribor, la inflación, el PIB, los tipos de interés, la bolsa, etc. Para ello, hasta las navidades los alumnos gobernaron un país y estudiaron las políticas económicas; cómo afecta la inflación o que se fortalezca el euro, cómo afectaría a las importaciones o las exportaciones del país, cómo vender y comunicar los logros de una empresa… El segundo trimestre trabajaron en grupos en la creación y dirección de su propia empresa y el tercer trimestre gestionan un hotel. Entre los negocios ficticios creados por los jóvenes destaca una empresa de explotación publicitaria en aplicaciones de software, una dedicada a la importación de ordenadores Laptop, la creación de un nuevo producto de alimentación (Radikaldo) o algo tan de moda como montar una cadena de spa. Las empresas se gestionan mediante un software de simulación em
presarial.

2 Cada semana los jóvenes tienen un nuevo reto propuesto por su profesor, para lo que tienen que trabajar una media de 2-4 horas a la semana en equipos de cinco alumnos. Pero como compiten entre ellos, deben reunirse en secreto. No pueden compartir secretos de empresa.

3 Elaboran su empresa, eligen el producto y su posicionamiento (características de su plan de acción comercial, plan de empresa: posicionamiento, cuota de mercado, precio del producto o servicio, contra quién van a competir, qué papel van a tener ellos como empresa, qué impacto va a tener su empresa en el barrio). Tendrán que asignar horarios, salarios, personal, el beneficio social que tendrán y cómo lo repartirán… Una vez trabajado todo esto lo exponen en clase y se enfrentan a las preguntas del resto de los grupos.

4 Se evalúa lo que se dice y cómo se dice (como hablan en público, como gesticulan). Acabada la exposición, el resto de grupos hacen críticas. «Al principio no se tomaban bien las quejas y había trifulcas dialécticas dentro de los valores que se le inculcan en la escuela de máximo respeto, libertad de opinión, implicación…», dice Oscar.

5 A todos les va muy bien en principio porque no arriesgan, pero semana a semana la cosa se complica. El profesor propone un reto semanal que puede ser el mismo o no para cada equipo. Por ejemplo, «ante un competidor inesperado uno de los grupos decide fusionarse. Hemos estado toda la semana via email negociando y al final llegamos a un pacto y se fusionaron con una filial de Google. Otro grupo pierde cuota de mercado».

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