Pilar Serrano: “La felicidad es un aula de Educación infantil”
Por Adrián Cordellat
Además de profesora de educación infantil, Pilar Serrano es una prolífica autora de álbumes ilustrados. De la unión de estas dos facetas surge Una maestra en apuros: sálvese quien pueda (Editorial Bululú), un cómic ilustrado por Jorge Campos en el que Pilar hace uno de los ejercicios más sanos que existen: reírse de sí misma y de las disparatadas situaciones que se dan en una clase de educación infantil. El resultado es una obra cargada de humor y de ternura, la que se respira en una clase de niños de entre tres y cinco años cuya vida está repleta de primeras veces. “El profe que no disfrute de esta profesión es porque no tiene ganas, porque motivos hay de sobra”, afirma una docente que asegura que en su clase vive “sumergida en amor puro”.
¿Cómo surge la idea de crear el cómic Una maestra en apuros: sálvese quien pueda?
Fue una propuesta de la editora, que me preguntó si me atrevería a escribir un cómic. Por aquel entonces yo llevaba unas semanas compartiendo por Facebook lo que me estaba sucediendo con una alumna, que insistía en que yo estaba embarazada. A la gente le hacía mucha gracia y no paraban de decirme que compartiera más episodios de esa historia. ¿Por qué no escribir sobre lo que me pasa en clase con los niños?, me pregunté. Así que empecé a anotar todas las anécdotas que me habían pasado en los primeros tres meses de curso. Cuando se lo enseñé a la editora le encantó.
¿Por qué no escribir sobre lo que me pasa en clase con los niños?, me pregunté. Así que empecé a anotar todas las anécdotas que me habían pasado en los primeros tres meses de curso. Cuando se lo enseñé a la editora le encantó.
Como autora de álbumes ilustrados imagino que estarás acostumbrada al trabajo en equipo, a esa separación entre texto e ilustración, pero ¿ha sido fácil trasladar tu idea, tu texto, al dibujo de Jorge Campos?
Para sorpresa mía resultó muy fácil. Cuando me dijeron que Jorge iba a ilustrar el cómic le expliqué cómo era un aula de infantil, le hablé de la distribución, de cada espacio, del trabajo por rincones, los juguetes, le mandé fotos de mi clase… Cuando vi el resultado sentí que Jorge había estado dentro del cole. Lo bordó.
¿Cuánto hay de Pilar Serrano en la profesora protagonista del cómic?
Aunque la protagonista se llama Raquel, en honor a una querida amiga y compañera, la profesora del cómic es Pilar Serrano. La gente que me conoce me dice que hasta pueden oírme, que me pueden ver perfectamente.
Entonces imagino que la mayoría de las anécdotas que aparecen en el libro las habrás vivido en el aula y en primera persona, ¿no?
Los niños que salen en el cómic son mis alumnos actuales. Aunque no uso sus nombres, ellos cuando leen el libro saben quiénes son. Sí, todo lo que cuenta el cómic nos ha pasado a nosotros. Al menos en esta primera parte del cómic es así, para las siguientes entregas sí que estoy utilizando alguna anécdota de alumnos que tuve en años anteriores o incluso anécdotas de compañeras maestras.
Me ha llamado la atención el principio del libro, ese momento en el que la protagonista llega al primer día del cole y suspira hondo. Imagino que, como profesores, el primer día (incluso las primeras semanas), sobre todo con niños de tres años que inician etapa, debe ser una locura, ¿verdad?
Todo lo que te cuente es poco. Es una gran locura. Compartimos el espacio, pero cada uno va a lo suyo. Incluso aunque la mayoría vengan de escuelas infantiles el comienzo es durísimo. No es solo el cansancio físico, sino el mental. El repetir cada día lo mismo muchas veces sin esperanza de que la cosa mejore al día siguiente. Porque al día siguiente lo vas a tener que volver a repetir todo. Pero la recompensa es enorme, vives sumergida en amor puro, todos los días pasan cosas asombrosas, hay besos, abrazos y muestras de cariño constantes.
En la última escena del cómic un alumno te pregunta: ¿Y tú trabajas? Quiero aprovechar esa pregunta, que aquí tiene claramente una connotación humorística, para hacerte otra más seria, pero muy relacionada. ¿Sientes que los padres valoramos el trabajo que hacéis las profesoras de infantil?
En mi caso no solo me siento valorada, sino además muy querida y respetada. Creo que para educar unos niños sanos y felices la relación con las familias es fundamental, así que me gusta trabajar mucho esa relación. Yo tengo claro que mis jefes son mis alumnos, yo estoy aquí por y para ellos. Procuro tratarles con mucho respeto y amor y a sus familias igual, intentando ayudar y aportar siempre. No juzgando. Al final las relaciones fluyen y logramos una convivencia muy bonita y emotiva. Sin ser mi objetivo que seamos amigos, al final lo somos. Es más, muchos buenos amigos míos son padres de ex alumnos.
Te preguntaba lo anterior porque siento que infantil es una etapa maravillosa. Los padres os dejamos unos bebés y tres años después, cuando pasan a primaria, tenemos unos niños. La evolución es tremenda. ¿Qué es lo más bonito de ser profesora en esta etapa?
Aun a riesgo de sonar cursi, lo mejor es el amor desbordante. Es que nos queremos. Ellos me quieren y yo les quiero. Que alguien te quiera por el simple hecho de ser, es una maravilla. No creo que haya nada más bonito en el mundo. Es enamorarse del ser humano cada día, de nuestras posibilidades infinitas. Vivir de cerca los primeros acontecimientos importantes de sus vidas: la llegada de un hermanito, la caída de un diente, un viaje al extranjero, hacer caca solo en el váter… Desde luego el profe que no disfrute de esta profesión es porque no tiene ganas, porque motivos hay de sobra. La felicidad es un aula de infantil. Yo soy una suertuda.
Desde luego el profe que no disfrute de esta profesión es porque no tiene ganas, porque motivos hay de sobra. La felicidad es un aula de infantil. Yo soy una suertuda.
¿Y lo más difícil?
Decirles adiós. Justo te iba a preguntar por eso. Que no debe ser fácil dejarles ir. Las últimas semanas son tremendas, un terremoto de emociones. Me siento feliz de haber contribuido en su educación y de formar parte de sus vidas, pero terriblemente triste porque se van y dejan un vacío imposible de llenar porque cada uno tiene algo que le hace especial. Habrá más niños, pero ninguno será igual a los anteriores. El verano del cierre de ciclo estoy un poco de capa caída, porque sé que no les volveré a tener bajo “mi techo”. Es que al final les quieres casi como si fueran tus hijos.