Prevención del estrés en el docente

La sobrecarga de tareas y de trabajo en el día a día, la convivencia en los centros educativos, los conflictos escolares, la falta de motivación e implicación de algunos alumnos y alumnas, los frecuentes cambios en las medidas de prevención y la incertidumbre provocada por la pandemia, etc., son algunos de los factores que tienen como consecuencia el incremento del nivel de ansiedad y estrés, en algunos profesores y profesoras.

El desgaste emocional y el agotamiento laboral, conlleva sensación de fatiga, irritabilidad, dificultades para dormir, falta de concentración, llegando a afectar la vida de la persona no solo en el ámbito laboral si no en el personal.

Por tanto, es importante tener en cuenta algunos aspectos clave para manejar el estrés, estrategias y técnicas que ayudarán a los profesores y profesoras a desarrollar su trabajo eficazmente, y en las mejores condiciones personales.

• Pon el foco de atención en lo que depende de ti. En el funcionamiento de un centro escolar, hay muchos aspectos que no podrás controlar ni modificar: el número de alumnos por clase, los horarios, la falta de implicación familiar en el aprendizaje de algunos alumnos, etc. El primer paso es aceptar esa realidad, y ponerte en marcha con las cosas que sí dependen directamente de ti, como es diseñar los objetivos de tus clases y la forma de alcanzarlos, cómo preparas tus clases, tus actividades, tus dinámicas, la forma de comunicarte con tus alumnos, compañeros, y los padres y madres.
• Practica técnicas de relajación. Encuentra diariamente momentos para dedicártelos a ti. Busca un lugar cómodo y tranquilo para ti, donde puedas hacer una pausa y centrarte en cómo está siendo tu respiración, y si notas tensión en alguna parte de tu cuerpo. En una postura cómoda, haz respiraciones abdominales profundas y relaja tus músculos. Te recomiendo practicar la respiración abdominal o diafragmática, y la relajación muscular progresiva.
• Reduce tu autoexigencia. Ante la sobrecarga de tareas o de trabajo, es importante parar y reflexionar sobre la viabilidad de las metas u objetivos que te estás poniendo, “¿realmente con mis recursos actuales (materiales, personales, de tiempo…) puedo llegar a abarcar esto que me he propuesto?” Si la respuesta es no, márcate unos objetivos diarios que sean realistas y viables, y no te olvides de priorizar.
• Cuida tu tiempo fuera del trabajo. Para prevenir el estrés en el trabajo, cobra una gran importancia precisamente el tiempo que pasas fuera de él, es decir, tiempo para poder desconectar, centrarte en otras actividades que te faciliten experimentar emociones agradables, tiempo para fomentar unos buenos hábitos de sueño, alimentación, ejercicio físico y contacto social.
• Modifica tus pensamientos. Nuestro diálogo interno, las cosas que nos decimos a nosotros mismos, es clave a la hora de afrontar las situaciones difíciles. Escúchate y detecta los pensamientos negativos que te están afectando emocionalmente, para poder analizarlos y generar otros alternativos, más realistas, motivadores y que te ayuden a afrontar mejor tu día a día en el centro, a sentirte mejor contigo mismo y con tu trabajo.
• Expresa tus emociones. Ventila tus emociones con una persona o personas de confianza, con quien poder hablar y expresar lo que sientes, lo que te preocupa, no necesariamente buscando un consejo o una solución rápida, simplemente para sentirte escuchado y apoyado.

Independientemente de las circunstancias externas a nosotros, tenemos un margen amplio de decisión sobre cómo interpretar lo que nos rodea, sobre la actitud con la que afrontamos los momentos de dificultad y en cómo gestionamos nuestras emociones. Utiliza tus recursos a tu favor, permítete disfrutar de tu trabajo, y te resultará más fácil transmitir y proyectar tu mejor versión, tanto a tus compañeros como a tus alumnos y alumnas.

Raquel Prieto Elipe, psicóloga General Sanitaria y Neuropsicóloga Clínica