Primera (y asequible) comunión
Ya están aquí las primeras comuniones, un acto religioso cada vez más adornado y, sobre todo, más caro. Que la ilusión de las familias no se convierta en una pesadilla para la economía del hogar depende exclusivamente de una buena planificación.
En España se celebran cada año aproximadamente 250.000 primeras comuniones. De ellas, una pequeña parte se celebran en otoño para evitar la excesiva parafernalia y centrarse en el sacramento, aunque se trata de una práctica muy minoritaria. Hoy lo normal es acompañar a la primera comunión del chico o la chica de una celebración a la que se invita a muchos familiares y amigos, en lo que se muchos califican de una auténtica ‘mini-boda’. Fernando Bolívar Fernández, Formador del programa ‘Finanzas para Mortales’ de Banco Santander, ilustra cómo han cambiado las comuniones recordando la suya: “En mis tiempos consistía básicamente en el acto religioso, que era lo importante, y después nos llevaban a merendar chocolate. Los regalos solían ser un reloj para el chico y una pequeña joya para la chica”.
Bolívar no sabe cuánto costaban aquellas comuniones, pero seguro que eran mucho más baratas que las actuales. Entre vestuario, banquete, entretenimiento para los pequeños, recordatorios, reportaje fotográfico y algunos detalles más, el gasto medio –son datos de la OCU– supera los 3.500 euros. Y eso sin contar con los posibles gastos en vestuario y peluquería de padres y hermanos. Así que la familia debe prever con suficiente antelación el dinero que piensa dedicar al evento, y pedir todos los presupuestos posibles de proveedores. Generalmente se descubre que la idea inicial del gasto acaba siendo superada, pero siempre es mejor asumir el desfase antes que llevarse la sorpresa después. Y si se decide acudir a la financiación, evitar el recurso a la tarjeta de crédito, a no ser que se pueda amortizar en muy poco tiempo.
Para los invitados tampoco sale barato, porque los regalos se han sofisticado mucho con las nuevas tecnologías. Un libro ya no es regalo suficiente para compensar a la familia los gastos del banquete, y hasta la ropa y los complementos deben elegirse de acuerdo con lo que se espera de ellos. Existen, como en las bodas, las listas de comuniones en comercios, que facilitan a los invitados solventar el compromiso y además permiten a la familia convertir los regalos en dinero. No es, sin embargo, una práctica muy extendida, pues al tratarse de menores causa un poco de reparo la exhibición de tantos obsequios.
Un libro ya no es regalo suficiente para compensar a la familia los gastos del banquete, y hasta la ropa y los complementos deben elegirse de acuerdo con lo que se espera de ellos.
Hay otra fórmula que elimina completamente la gestión de los regalos: la cuenta bancaria. Y no necesariamente con el objetivo de recuperar la inversión en el banquete, porque la recaudación puede destinarse a una obra social. La cuenta bancaria tiene una virtud pedagógica añadida: es un buen momento para que el chico o la chica abran su propia cuenta y empiecen a familiarizarse con los conceptos y los hábitos propios de la economía doméstica.
El banquete
El principal gasto lo constituye el banquete. Con un menú más bien modesto de unos 40 euros por comensal y 50 invitados ya nos ponemos en 2.000 euros. Según el formador del programa ‘Finanzas para Mortales’, “lo primero que debemos plantearnos es si la lista de invitados debe ser tan generosa y si es posible acortarla”. Y por supuesto, “pedir siempre varios presupuestos”. Sobre este asunto la OCU sugiere no quedarse en el menú tradicional y estudiar otras variantes, como el almuerzo tipo cóctel o las meriendas. Si en el mundo de las bodas ya se dan este tipo de variantes, con más razón si se trata de niños y de unos invitados mucho más cercanos.
El vestido del comulgante supone otro gasto importante, a no ser que en el colegio donde se celebra el acto establezcan que se use el uniforme del centro. Si no es así, en el caso de las niñas el precio del traje oscila entre los 300 y 500 euros. Para los niños, entre 120 y 400. Además, estos precios no siempre incluyen los complementos. Fernando Bolívar destaca que estos trajes suelen tener sólo un uso, “pero podemos elegir ropa que puedan usar en otras ocasiones”.
Suma y sigue
Más desembolsos que hay que prever y sumar a nuestro presupuesto. El reportaje fotográfico y el vídeo, por otra parte, podría recaer sobre algún familiar o amigo que garantice un mínimo de calidad: “Seguramente -explica Bolívar- existe entre los invitados algún aficionado, incluso más que aficionado, que pueda hacer este trabajo. Y si finalmente tenemos que recurrir a un profesional, podemos pasar del famoso álbum de fotos y que nos den las imágenes en soporte digital”. Las nuevas tecnologías nos dan un respiro también en el tema de los recordatorios, un elemento del que no se puede prescindir.
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En cuanto a la animación de la fiesta, las posibilidades son enormes: payasos, magos, castillos hinchables “Aquí se puede gastar mucho dinero o muy poco -explica Fernando Bolívar-, desde traer a los hermanos Tonetti hasta conformarse con un balón, o apostar por los juegos tradicionales en los que sólo se pide un poco de participación, incluyendo la de los padres que seguro que los niños agradecen”. En cualquier caso, la elección del ocio infantil depende también de su número y de las edades. Finalmente, “Lo más importante -insiste Bolívares contar con un presupuesto que se ajuste a nuestras posibilidades, y pedir varios precios para intentar el máximo partido”.
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