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Primeros auxilios para niños

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Cómo gestionar crisis asmática o ahogamiento de nuestro hijo es una situación posible frente a la que conviene estar preparados. Una formación también para los niños.

 

Por Ana Veiga

 

“Es vital que la persona que está in situ con el accidentado sea capaz de reconocerlo y aplicar las primeras acciones. Marca la diferencia”. Raúl Sánchez Lloret es Técnico de emergencias sanitarias y a sus espaldas tiene unos 20 años de experiencia. Desde hace 3 años también es cofundador del Proyecto Respira, donde ofrecen formación a personas sin formación sanitaria previa para que puedan reaccionar en esos primeros momentos en que aún no ha llegado la atención sanitaria. Insiste en la importancia de que quien está al lado del paciente – el primer interventor- puede ser clave para que esa persona tenga más opciones de supervivencia. Y muchas veces, esa persona puede ser un niño. “Siempre ponemos un ejemplo: Si una abuela está cuidando de su nieto y un día se desploma por culpa de la diabetes, lo que haga el niño es vital”.

No hay que más que echar un ojo a la prensa durante los últimos meses para encontrar múltiples casos de niños salvadores. Tal fue el caso de Nakhia Silver, la heroína de siete años que en febrero de 2019 salvó a su abuela tras sufrir un derrame cerebral conduciendo. O el de la menor de 11 años de Canarias que en mayo de este año salvó a su madre de morir atragantada, realizándole la maniobra de Heimlich y siguiendo las instrucciones que le daba el 112 por teléfono. Es por eso que, además de dar clases a docentes y padres, el Proyecto Respira ha decidido crear formaciones específicas para infancia a nivel nacional -que pueden ser solicitadas por los centro escolares a través de su web-. Eso sí, los cursos están adaptados a la edad de los asistentes. “No podemos enseñar a un niño de 8 años cómo hacer la reanimación cardiopulmonar porque su fuerza es menor de lo necesario y no va a poder comprimir el tórax con la suficiente fuerza para hacer la maniobra de forma efectiva. Pero sí ofrecemos talleres donde explicamos al menor cómo reconocer si una persona está inconsciente, por ejemplo”.

Los primeros cursos los imparten a niños de primero de Primaria, donde el objetivo es que aprendan el número de emergencia: 112. Para ello, hacen juegos para enseñarles cuál es el teléfono al que deben llamar, con dibujos y donde pueden pintar una ambulancia… A medida que los alumnos suben de edad, se va ampliando el temario. En España hay una muerte por atragantamiento cada seis horas. Los atragantamientos causan anualmente más de 1.400 muertes en España, un 25% superior a los muertos por accidentes de tráfico.

Según edades

“En los siguientes cursos, les enseñamos a identificar si el herido está inconsciente. Y si lo está, le explicamos cómo ponerlo en posición lateral de seguridad – con la que conseguimos que la lengua no se desplace hacia detrás y obstruya el paso del aire y, en caso de vómito, que éste no se vaya a los pulmones y no sufra una obstrucción de la vía aérea-. Y de verdad que niños super pequeñitos de 5 años ¡que la hacen perfectamente!”, explica.

Cuando los alumnos son mayores (14 a 16 años) se amplían los temas a tratar -como pueden ser el consumo de tóxicos como alcohol, drogas…- y las maniobras impartidas – masaje cardiorespiratorio. “Les explicamos los riesgos del consumo pero también cómo actuar ante una emergencia por consumo de drogas hasta que llega la ambulancia. Muchas veces los adolescentes se encuentra con que un amigo que pierde el conocimiento… lo que ellos hagan en esos primeros momentos, puede salvarle la vida”.

Aunque los niños no son los únicos que se preparan para lo inesperado. También se organizan cursos a demanda para padres y profesores, donde exponen cómo ayudar a los pequeños

 

Qué debemos hacer ante una crisis convulsiva

Una crisis convulsiva es una disfunción cerebral súbita o repentina que provoca que la persona se desplome,convulsione o presente otro tipo de anomalía de carácter temporal. Están provocadas por descargas eléctricas cerebrales anómalas. A menudo van acompañadas de pérdida de conciencia y constan de tres fases.

  • La primera fase es en la que el niño o la persona tiene una pérdida de conocimiento. Después empieza la rigidez en que el niño se pone muy tenso y empieza a hacer contracción muscular, rigidez de mandíbula que comienza a apretar. “En esa fase debemos proteger la vía aérea. Intentar que no se muerda o trague la lengua poniéndole objetos – no metálicos ni palos ni nada así- sino que debes poner una toalla o algo blando que pueda morder”, insiste el experto. Cuando la contracción mandibular es demasiado fuerte para abrirla, lo dejamos y no hacemos más fuerza porque le podemos provocar más daño. “En ese momento, debemos prepararnos porque ese niño empezará a convulsionar en cualquier momento. Así que aplicamos la posición lateral de seguridad – porque así sabemos que la lengua cae de manera lateral”.
  • En la fase 2 es cuando empieza a convulsionar. Hay una rigidez a nivel muscular lo que implica que la musculatura torácica se bloquea. “Durante ese periodo – que no es muy largo- el niño no respira de forma normal y vemos que se pone azulado. No debemos ponernos nerviosos, es una etapa normal y no dura mucho. Ante las convulsiones calma y solo proteger al niño para que no se de con la cabeza contra el suelo y se haga daño”, aclara. Lo más importante es que una persona se quede en la cabeza y la sostenga o ponga chaqueta o algo blando debajo; si estamos varios, el resto puede ir a agarrar brazos o piernas para que no se golpee al convulsionar y se haga daño.
  • En la fase 3 deja de convulsionar y vuelve poco a poco a respirar de forma normal.“Es la fase de relajación: el niño sigue inconsciente pero deja de convulsionar y hay una relajación de la musculatura, a veces hay incluso relajación de esfínteres pudiendo llegar a hacerse pipí encima. No pasa nada. El color irá volviendo a su color normal.
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