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¡Qué importante es una madre!

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Frente a un feminismo radical, en el otro lado del péndulo surgen movimientos de empoderación de la mujer como pilar de la familia, poniendo la mira en su desarrollo integral en todos los ámbitos.

 

Por Eva Carrasco

Llega septiembre y con él, el comienzo del curso y la vuelta a las rutinas. ¿Y quién se encarga de todo esto? No nos engañemos, todos vemos estos días a mujeres coordinando extraescolares, recogida de libros, luchando por volver al control de los horarios de comida en el caso de los hijos pequeños y de vuelta a casa en el caso de los hijos mayores. El movimiento Mujeres Infinitas pretende que las mujeres se reconozcan como eje familiar y se enorgullezcan del papel tan importante que tienen, pero también que miren por ellas mismas. Así las anima a invertir tiempo en sí mismas y en cultivar sus sueños, sin dejar de perder ese estatus de eje familiar. Para ello siguen la metodología ‘AMA’: ‘A’ de amor -que es el principio de cualquier tipo de relación-, ‘M’ de metamorfosis -porque a través del cambio se obtienen resultados- y ‘A’ de acción -porque es lo que convierte los proyectos en realidad.

Eje de la familia

Desde el punto de vista de la coach Ada Rahn, creadora de la plataforma Mujeres Infinitas, el poder de procreación de la mujer crea un nexo muy fuerte con los hijos. “La mujer es el eje de la familia y si el eje está bien, da armonía a todo su entorno”. En todos sus años de experiencia ha escuchado a mujeres quejarse de que han hecho todo por sus hijos, que viven por sus hijos, pero los hijos también necesitan madres felices que vivan por ellas mismas.

Con la incorporación de la mujer al mercado laboral, se ha cargado con doble trabajo. Aquí está el reto para Ada, “en su gestión de la administración del hogar, porque los hijos no son solo de ella y la casa no es solo de ella”. Lo importante es hacer equipo. Esto se ha dicho mil veces, pero muchas siguen sin encontrar la manera. “Sencillamente es aprender a hacer equipo con los hombres, y cada día veo más hombres involucrándose en el trabajo de la casa.”

Cambiar el discurso

En este sentido, la actriz Ana María Simón, que triunfa en la Gran Vía con un monólogo sobre la maternidad tras cambiar “el sueño americano por la siesta española”, cree que si la mujer está mal, no va a hacer feliz a nadie. Durante su intervención en el encuentro Mujeres Infinitas organizado por Ada Rahn contó, que, tras una vida aburrida en Miami, se vino a España sin nada. Para ella lo importante es tener retos y luchar por superarlos, algo que le hace sentir viva. En este mismo sentido insistió la asesora de imagen Piluka de Echegaray, en que si nos creemos capaces de hacer cosas, conseguiremos hacerlas. “Tardé mucho tiempo en descubrir que el aspecto exterior es reflejo del interior.”

“La imagen es bidireccional, porque es una forma de comunicarnos. “¿Qué mensaje estoy emitiendo a mí mismo de mi persona? Si yo me creo capaz de hacer cosas conseguiré hacerlas. Si yo no creo que soy capaz, no voy a serlo”. Para ello invita a hacer un ejercicio: Sentarnos delante de un espejo y centrarnos en las cosas positivas que me hacen sentir bien. Desde aquí podremos empezar a construir en positivo, sin olvidar cuánto valemos”.

“Estoy segura de que la próxima generación será corresponsable en la casa”, sentencia Ada con la esperanza de tener razón. Ya la planificación de familia, de estudios y de trabajo es completamente distinta, aunque es preocupante que las próximas generaciones cada vez quieren tener menos hijos. “Esto precisa una revisión al mensaje. Estamos haciendo ver que es imposible conciliar. Estas generaciones son el fruto de nuestro trabajo, así como nosotras somos el producto de nuestras madres. Ellas estaban en casa, nos empujaron a trabajar, salimos a trabajar y ahora ¿qué mensaje estamos dando a nuestros hijos?”

Margarita García, directora de Gastro Amantes fue otra de las participantes en el encuentro Mujeres Infinitas. “Yo no creo en el empoderamiento de la mujer que reclama la igualdad-afirmó tajante Margarita con una sonrisa-, no somos iguales, somos mucho mejores, aunque no se nos reconoce”. Hay mujeres que ocupan altos puestos ejecutivos aunque, en la mayoría de los casos, es a costa de no tener una familia, de ser absolutamente independientes. Romper esa cultura no es cuestión de una década, según su criterio. “Creo que nuestros hijos están creciendo excesivamente independientes en ese aspecto. La mujer no quiere ningún tipo de compromiso, es absolutamente liberal, no quiere ataduras. Si opta por las ataduras, las quiere con una persona que le ofrezca muchísima seguridad económica. El contigo pan y cebolla ya no funciona.”

El privilegio de envejecer

No hay espíritu de lucha -se queja Margarita. “Podemos seguir siendo independientes, sin dejar de lado nuestros valores. Dejamos atrás muchas cosas sin darnos cuenta. ¿Cómo reconoces que tú estás en el lugar apropiado en esa familia, con ese marido, y con esos hijos? El día que cierre los ojos, me vea vieja y no quiera coger la mano de mi marido, será que ya no le quiero. A día de hoy, a pesar de que discutas o te enfades, yo quiero hacerme vieja a su lado”.

Margarita García, que acaba de publicar el libro La dieta… ¡que sea mediterránea!, tuvo que reinventarse a los cuarenta. “Fui productora audiovisual durante 25 años y me quedé en el paro sin nada que hacer. La casa se me caía encima, me acababan de diagnosticar un cáncer, me acababa de separar de mi primer marido”. Su actual marido le aconsejó escribir un blog de cocina, ya que le encanta cocinar. En el año 2012 no había trabajo, “el último trabajo que me ofrecieron era de 800 euros de siete de la mañana a ocho de la tarde y entonces tenía un niño muy pequeño”. Comenzó a cocinar en casa y escribir su blog Gastro Amantesy, de repente, encontró trabajos a través de las redes sociales. “Cuando encuentras tu lugar en el mundo, y te atreves a salir de tu zona de confort, no tienes miedos a emprender en lo que en un principio creías que iba a ser un hobby”, explica Margarita García.

“La mejor herencia que tú le puedes dejar a tus hijos es que sepan alimentarse, sepan elegir los productos y cocinar y comer en familia, –aconseja la autora del libro La dieta…¡que sea mediterránea!– Hacer vida en la cocina como hacían nuestras abuelas e integrar la cocina al salón”.

Beatrice Venice, nutricionista y personal trainer, nos marca los errores más comunes en las familias en cuanto a alimentación. Se dan demasiados alimentos precocinados y muy procesados a los niños, cuando la base de una alimentación debe estar en alimentos frescos. Alimentos con muchos azúcares añadidos y grasas saturadas. “Mi concepto de una alimentación saludable es un equilibrio y un niño puede comer dulces de vez en cuando pero eso no puede ser el día a día. Un niño tiene que crecer, por lo que su alimentación no tiene por qué ser como la del adulto, tiene que incluir más macronutrientes”.La madre sigue siendo en la mayoría de las casas la encargada de la alimentación de la familia, pero la mayoría de las mujeres no tienen una formación en nutrición y hacen elecciones equivocadas por desconocimiento.

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Familias desconectadas

-Nos pasamos el día completamente desconectados de la familia. Estamos muchas horas fuera. No hacemos cenas en familia, no cocinamos en familia, no nos sentamos juntos a la mesa, cada uno coge la bandeja según va llegando. Cada uno hace su vida y no comparten absolutamente nada. Estamos muy cansados, pero luego estamos unas cuantas horas en nuestras redes sociales en el sofá, y sin embargo no tenemos tiempo para dedicar 20 minutos a preparar la cena en familia y compartir. Este es el retrato de la vida familiar que hace Margarita, quien comparte con nosotros una reflexión: “yo creo que esa falta de valores es culpa de que no nos involucramos en la educación de nuestros hijos. Los niños nacen absolutamente puros y el trabajo que nosotros hacemos con su educación es una gran responsabilidad”.

La falta de valores viene porque no hacemos caso a nuestros hijos. “Yo veo niños que contestan a sus padres y éstos no hacen la más mínima mueca. A lo mejor están dos adultos hablando y viene el niño reclamando la atención de su madre, y la madre se gira ‘dime hijo’. Rompe la conversación y el contacto visual con otro adulto por atender las peticiones de un niño de 5 años. ¿Qué le está enseñando?” se pregunta Margarita. “Estamos constantemente rompiendo las comunicaciones. Perdemos el vínculo de la conversación, siempre hay algún factor externo que llega para romper esa comunicación que tanto se está perdiendo desgraciadamente”.

-La comunicación en la familia es un factor primordial así como el establecimiento de límites y una correcta autoestima para que los niños tengan seguridad en sí mismos. Pero tampoco podemos dejar de lado valores fundamentales del ser humano como el respeto, ayudar al prójimo y no mirar hacia otro lado. En esta labor, las madres tienen un papel primordial como ejes de la familia que son, propiciando además la implicación de los padres.

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