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¡Qué mal las matemáticas!

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Según el informe PISA los estudiantes españoles ocupan,
entre los 25 países de la Unión Europea, el puesto
22 en Matemáticas. Si alguien quiere consolarse, están
aún peor Italia, Portugal y Grecia.

Autor: RAFAEL GÓMEZ PÉREZ

Las Matemáticas son una de las mayores y mejores construcciones humanas. Su presencia y su impulso son esenciales para el desarrollo de muchas ciencias, empezando por la física, la astronomía, la química, la economía… En realidad, casi todas. Como hay situaciones mucho mejores que la de España, alguien tiene que tener la culpa de que se haya llegado a esto. Luis, profesor de ´mates´ en un colegio de la Comunidad Valenciana, es de los que echan la mayor parte de la culpa a los profesores. «Muchos puede que sepan Matemáticas, pero no saben explicarlas. Como los alumnos, en general, no quieren complicarse la vida, algunos profesores se limitan a lo mínimo, cumplen más o menos, ponen el examen al final y como aprueban pocos hay que tener la manga un poco más ancha».
María José, profesora en Galicia, insiste en lo mismo: «Los profesores no suelen caer en la cuenta de esto: ellos llevan años con la materia. Los alumnos acaban de llegar. Se necesita mucha paciencia para no dar ningún paso por supuesto». Para Marta, de Sevilla, la culpa se reparte por lo menos a partes iguales entre profesores y alumnos. «Si yo llego y no veo ninguna motivación en la clase, cero interés y menos cuatro en atención, ya me dirás… No se puede sacar agua de una piedra».

NO ES CONGÉNITO

El director general adjunto para la educación de la OCDE, Bernard Hugonnier, recomendó a España que «mejore la calidad de su sistema de enseñanza sin perjuicio de la equidad, que es buena», porque considera que España «no es un país muy eficaz», pues aunque sus inversiones en educación se acercan a la media de la OCDE, los resultados no acompañan.
Según PISA, en las pruebas de matemáticas los alumnos de centros privados españoles obtienen una media de 505 puntos (frente a los 526 de media de la OCDE), mientras que los de centros públicos se quedan en 472 (494 en los centros públicos de la OCDE).
 
LA CLAVE DE LA CUESTIÓN

Pero los resultados no se pueden atribuir a una sola causa, sino a varias que se refuerzan entre sí, aumentando la gravedad de la situación. Sin orden de importancia, las principales causas serían:

– Crisis de autoridad en los centros, que lleva a la indisciplina. Se necesita un ambiente de tranquilidad, de ausencia de presiones para enseñar. 
Esa crisis, a su vez, se debe a un ambiente general social de desprestigio de la autoridad y a un sistema educativo que parece haberse resignado a soportar la ausencia de esfuerzo, en un equivocado concepto de democratización que acaba nivelando por lo bajo. 
– Dificultad de las matemáticas que no trabajan con la imaginación, sino que está basada en conceptos y en abstracciones. Esa dificultad aumenta en un mundo que parece idolatrar la imagen por encima de todo y que ha acuñado la infeliz frase de «una imagen vale más que mil palabras». 
– Escasa preparación específica de algunos profesores, no tanto en la ciencia, como en su didáctica, en cómo enseñarla.

EL ERROR DE FONDO

Pero hay un error más de fondo. Está muy extendida una mentalidad que, en aras de «ser prácticos», valora mucho lo inmediato y califica de abstracto, cuando no de abstruso, todo lo que suena a teórico. Esto se está notando ya incluso en la universidad, donde decrece el número de personas que estudian ciencias teóricas y aumenta el que se dedica a una especie de ciencias intermedias, semiteóricas, como de andar por casa. No creo que sea sospechoso Lenin de retrógrado, pero a él se debe esta certera frase: «No hay nada más práctico que una buena teoría». Las Matemáticas son casi pura teoría; en ese sentido es lo más abstracto.

EL ERROR AL PRINCIPIO

Además, un antiguo dicho de la sabiduría humana dice que «el pequeño error en el principio, se hace grande al final». Un error pedagógico hace que se tarde en enseñar a niños conocimientos básicos. Y al enseñarlos tarde, se suele enseñar mal. Nada de cargarles con pesos de enseñanza, cuando lo que tienen que hacer es jugar… Los alumnos se quejan de que no pueden aprender mates porque les falta base. La ignorancia tolerada en los primeros pasos se hace profunda y definitiva… Ni aunque quisieran podrían ya saberlas.

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