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Querido Maestro. La segunda profesión más valorada en España.

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Forman parte de nuestra infancia y de su mano iniciamos la etapa escolar. Ellos hicieron que nuestro paso por las aulas fuera toda aventura. Son los maestros.

En este reportaje les rendimos un bonito homenaje.Así son los educadores en el siglo XXI.

Todos guardamos un recuerdo imborrable de alguno de los maestros que nos impartió clase en nuestra infancia. Les llamábamos de usted y utilizaban la tiza. Hoy, los profesores se han modernizado y anotan los ejercicios en pizarras digitales, utilizan las tabletas para impartir sus lecciones y escriben los deberes en blogs.

No hay duda, de que los profesores siguen siendo todo un referente en nuestra sociedad. Así consta en el  barómetro de opinión del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) del pasado mes de febrero en el que los profesores junto a los médicos son los profesionales mejor valorados por los españoles. El estudio muestra utilizando una escala del 0 al 100, la valoración de los profesores desglosados en sus distintos niveles: Universitarios (75,16), de Primaria (74,7), de Educación Infantil (74,6), de Formación Profesional  (73,92) y de Secundaria (73,67).

El profesor del futuro

Lo cierto es que el profesor es el que entra cada día en el aula y mira de frente a sus alumnos para transmitirles una serie de conocimientos. No debería ponerse en duda que la formación y capacidad de estos profesionales es la adecuada. Pero, ¿por qué hay profesores que captan más la atención de los alumnos que otros y facilitan el aprendizaje? Según, Josep Manel Marrasé, subdirector y profesor de matemáticas de la escuela Hamelin-Internacional Laie y autor del libro La alegría de educar: “El profesor que no domina una clase no es porque no se sepa bien la asignatura que imparte, sino porque no establece una conexión emocional con sus alumnos”. Pero hay más. Este profesor de matemáticas considera que los docentes deben solucionar el problema anímico de los estudiantes, animarles a seguir adelante, a que se superen y, para ello, es necesario que descubran el talento de cada uno y saber guiarlo a través de las emociones. “Necesitan abrirles horizontes, despertar su ilusión y las ganas de saber. Si sólo nos ceñimos a dar una materia, no funcionará. Por ello, el profesor debe mantener un equilibrio entre la parte técnica de la asignatura que imparte y la parte emocional”.  

Josep Manel Marrasé, profesor de matemáticas y autor del libro La alegría de educar señala una serie consejos para captar la atención del alumno: “Conocer al alumno de manera individual. Hacer que cada uno se sienta protagonista y que piense yo para él soy importante, al margen de que sea listo, vago o trabajador. Además debe formarse en psicología y leer mucho sobre estos temas. Que piense en sus alumnos y que se haga una fotografía clara de cada grupo. Debe adaptarse a cada grupo y conectar con ellos a través de las emociones. También es importante preocuparse por el alumnado. Tiene que ser creativo y contar con material propio que se ajuste a la mentalidad de sus estudiantes. Plantear retos constantemente para que los alumnos estén continuamente motivados. Ser coherentes en aspectos tan básicos como que si se les exige puntualidad a los alumnos, el profesor no puede retrasarse al comenzar cada sesión. Y, por último, pero no menos importante, salpicar las lecciones  de ética, porque los alumnos necesitan buenos ejemplos y modelos a seguir”.

Maestros de ayer, hoy y siempre

Pilar Ruiz-Va lleva la docencia en las venas. Nieta e hija de maestros, esta filóloga y profesora dela UNEDdel curso de acceso a la universidad para mayores de veinticinco años explica cómo ha cambiado la figura del maestro: “Antes los maestros eran los transmisores de cultura y conocimiento. Enseñaban lecciones, pero también valores. En definitiva, los maestros enseñaban a pensar a los alumnos para que tuvieran un criterio propio y fueran personas independientes. Y hoy, los profesores han perdido esa relevancia, porque a través de las nuevas tecnologías podemos alcanzar todo tipo de información”. La profesora Ruiz-Va recuerda con admiración cómo apreciaban a su abuelo. “Mi abuelo Manuel Va Ripa fue condecorado porla República, porque consiguió aumentar el número de alumnos por clase. Era un hombre tan apreciado en el aula que incluso uno de sus alumnos llegó a ponerle el nombre de mi abuelo a su primer hijo. Creo que se ha perdido el punto de vista. Hoy, se da prioridad al programa y los exámenes por encima del alumnado y es un error. Hay que recuperar el interés por el conocimiento de los alumnos, si no seguiremos yendo a la deriva”.    

EL buen docente  

El profesor Raúl Beneyto Jorge, de cuarenta y cinco años, que imparte clases en el CEIP Lluis Vives de Bocairent en Valencia tiene claro las cualidades del buen profesor: “Debe ser un referente para sus alumnos, pero nunca puede ser un amigo de su alumnado. Tampoco debe ser alguien totalmente distante y  autoritario. El profesor debe ser exigente y marcar límites claros”. El profesor Raúl Beneyto guarda muy buenos recuerdos de un profesor de su infancia: “No olvidaré que era una persona cercana y divertida con sus alumnos, pero era a su vez exigente cuando era necesario”

Bruno Cortell Forés de veintiséis años profesor del CEIP LLuís Vives deLa Poblade Vallbona cuenta la importancia que tuvo una profesora en su etapa escolar: “Doña Elvira para motivarnos y evitar los exámenes escritos y mecánicos de los temas de conocimiento del medio, nos ponía en circulo y hacíamos lo que conocíamos como la “rueda”, y nos preguntaba el tema de forma oral. La verdad es que era un método muy motivador para la mayoría de los alumnos, y recuerdo este procedimiento evaluativo como moderno y positivo”. Este joven docente revela como le gustaría ser recordado por sus alumnos: “Me gustaría que me recordaran como el maestro que fomentaba la reflexión y el diálogo, como aquel que les llevaba a sus alumnos al pensamiento más reflexivo y lejos del “que dice y los alumnos copian”.

Y, ¿qué cualidades debe tener el buen maestro? El profesor Vílchez, que ha formado a futuros profesores durante treinta años enla Facultadde Educación dela Universidad Complutense, cree que la docencia es una carrera eminentemente vocacional. Requiere conocimientos, pero también unas cualidades y capacidades de las que no todos gozan. Incluso, en su opinión, hay rasgos personales que ayudan a ser un buen profesor: “Buena inteligencia emocional, tener habilidades sociales, ser una persona equilibrada, con capacidad de empatía, poseer esa sensibilidad humana para captar lo que le puede pasar a una persona y que no se escapen los detalles del sufrimiento, capacidad para sacar lo mejor de uno mismo y del otro. Esta es la clave. Con una dosis infinita de paciencia, capacidad de resistencia ante problemas como el estrés y capacidad para adaptarse a grupos diferentes. Hay que ser capaz de transmitir valores, tener una necesaria pedagogía de la calma que implica la escucha, dotes de comunicación, ser una persona simpática (un profesor que no sonría no es bueno), y que tenga autoridad, una característica moral que se gana día a día. Pero sobre todo, por encima de todo, querer y amar al alumno”.

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