Rafael Sánchez Saus: “Falta aprecio por la libertad de enseñanza en la sociedad”
Rafael Sánchez Saus es catedrático de Historia Medieval por la Universidad de Cádiz y director del Congreso “Libertad para educar, libertad para elegir”, celebrado en Madrid el pasado mes de noviembre.
Javier Peris
Los días 15, 16 y 17 de noviembre se ha celebrado en Madrid el congreso “Libertad para educar, libertad para elegir”, dentro del marco de los Congresos Católicos y Vida Pública que el CEU lleva organizando desde hace más de 20 años. No es la primera vez que la Educación centra el tema de estos encuentros desde diversas perspectivas, pero en esta ocasión quieren poner el énfasis en la libertad. Rafael Sánchez Saus, catedrático de Historia Medieval por la Universidad de Cádiz y director del congreso: “Se ciernen, es cierto, algunas sombras, pero lo más preocupante es la falta de aprecio por la libertad de Educación por parte de la sociedad en general. En ella han ido calando los mensajes que minimizan el papel de profesores y padres, que pierden cada vez más autonomía en favor de los gobiernos mientras son, sin embargo, los que tienen todo el derecho para organizar la vida escolar en todos los órdenes”.
El Congreso del CEU se pregunta, por eso, si la batalla por la libertad de enseñanza no debe librarse tanto en los conflictos permanentes con la Administración como en la propia calle, entre la opinión pública: “Lo que percibo es que son los mismos padres los que están demostrando estar poco interesados en este cambio de mentalidad; no existe una preocupación porque el estado se haya convertido en el titular del derecho a la Educación”. En la práctica, esta mentalidad asume que todo se regule hasta el más mínimo detalle: “Si todos los centros imparten los mismos contenidos y con los mismos métodos y enfoques… ¿dónde está la libertad de elección?”.
Libertad de escuelas
Cada vez son más frecuentes -o más visibles- los desajustes entre esa uniformidad que pretende la Administración y la libertad de las escuelas. Para Sánchez Saus, “uno de los puntos calientes es el encaje de afirmaciones como la libertad de ideario con la imposición de elementos que no son compartidos por la totalidad de la sociedad, ni siquiera por una gran mayoría de ella”. Dos ejemplos muy obvios: la ideología de género y la defensa de la vida del no nacido, que serán analizados en uno de los talleres del Congreso: “El Estado no puede pretender que los padres acepten que sus hijos sean imbuidos por cuestiones que no son neutrales. Los conflictos actuales en este aspecto revelan que en el fondo somos libres… mientras no contradigamos el ideario que se nos impone”.
Con todo, la Educación de iniciativa social sigue siendo un modelo de éxito: “Los padres siempre queremos lo mejor para los hijos y si tienes la posibilidad de elegir, lo haces más allá de la titularidad del centro. En el caso andaluz, que es el que mejor conozco, pese a la constante presión de la Consejería y su Inspección, los padres no se dejan llevar por prejuicios ideológicos y siguen apostando por la pluralidad. El éxito de la enseñanza social concertada demuestra que en una situación de libertad la propaganda política no logra modificar la percepción de los padres de la Educación que prefieren para sus hijos”.
Desigualdad y recursos
Sánchez Saus rechaza que la enseñanza concertada fomente la desigualdad, un asunto que preocupa también en el seno de la escuela pública: “Desigualdad existe en todos los ámbitos: en el acceso a la cultura, al ocio, a todo tipo de consumo; una situación que agravó tremendamente la crisis económica. Pero de la misma que en esos ámbitos no se echa a culpa a las empresas de ocio, cultura y consumo, no son los centros sino los políticos quienes deben tomar medidas correctoras. Yo puedo asegurar que los centros de iniciativa social concertados no desarrollan por su parte ninguna medida discriminatoria o xenófoba, como a veces se sugiere”.
En este sentido, si los centros concertados acuden a los padres para cuadrar sus presupuestos “no lo hacen por avaricia sino por pura necesidad. Si recibieran de la Administración los medios necesario (por ejemplo, los mismos que los centros públicos) no sería necesario pedir ayuda a las familias”. Y otro efecto negativo de esta escasez de presupuestos para los concertados es que fomenta la idea de que ejercer la libertad de educación supone, incluso debe suponer un sobrecoste: ‘el que quiera otra enseñanza, que se la pague’, se suele decir, cuando -replica Sánchez- “en realidad se trata de la misma enseñanza, de un ejercicio diferente e igualmente legítimo del mismo derecho. Por otra parte, cabe denunciar la doble imposición que sufren los padres cuando, además de pagar su IRPF, el IVA, etc., pagan además un sobrecoste en los concertados o toda la matrícula en los privados”.