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Respuestas sencillas a preguntas difíciles

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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¿Qué padre no ha sufrido alguna vez la curiosidad sin límite de sus hijos? La imaginación infantil mezclada con la lógica inquietud de su edad puede crear situaciones peliagudas para los adultos, porque no hay recetas milagrosas ni respuestas para todas las preguntas.

Autor: SERGIO SÁNCHEZ

Un niño entra por la puerta de su casa. Viene de jugar al escondite en el patio del colegio, con la camiseta manchada de barro. Su madre se frota las manos, porque viene cansado y dormirá tranquilo esa noche, pero, según está saliendo de la ducha, una frase paraliza la actividad de la familia: “Mamá, ¿por qué?”.
Para desarrollar este reportaje hemos hablado con dos expertos en uno. María José Fernández es una madre que ha sufrido las preguntas indiscretas de sus hijos y a su vez es psicóloga, maestra y directora de la Escuela Infantil “Las Maravillas”, en Madrid.

María José nos comenta que lo primero y más importante es tener en cuenta que no hay respuestas mágicas ni fórmulas milagrosas, y que ante los ojos curiosos de un niño, lo más importante es contestar: “Lo aconsejable es dar siempre una respuesta, aunque a veces queden enigmas sin resolver. En ocasiones, los niños no entienden del todo las respuestas pero les deja tranquilos que les respondamos. Es importante, y una oportunidad para los padres, responder  sus preguntas y evitar así reprimir sus intereses. Satisfacer su curiosidad es favorecer su desarrollo intelectual y prestarles atención y establecer un vínculo comunicativo favorece su desarrollo emocional”.

LAS EDADES DEL NIÑO

Según María José, la edad de las preguntas se inicia alrededor de los tres años. Desde que nace, el niño tiene una capacidad innata para explorar y conocer la realidad más inmediata que le rodea, su entorno. Para ello, las herramientas que los niños utilizan son diversas, dependiendo del momento en el que se encuentran. Así, desde el nacimiento y hasta los dos años exploran y satisfacen su curiosidad a través de los sentidos. Alrededor de los dos años, con el desarrollo del lenguaje, el niño no sólo ampliará su capacidad de comunicación, sino que el lenguaje como herramienta del pensamiento le permitirá tener una visión más compleja del mundo.
Sobre los tres años, ávidos de conocimiento, no paran de  preguntar sobre las cosas que les rodean: ¿por qué, cuándo, para qué?  “Las respuestas apropiadas son aquéllas que los niños pueden comprender, sencillas, breves y claras. Si la desconocemos, podemos decirles que no la sabemos y que les contestaremos más tarde. A veces preguntan por preguntar y no tienen tanto interés en la respuesta sino en el juego de pregunta-respuesta”. Sus dudas abarcan un universo de cuestiones que nos pueden plantear dificultades a la hora de contestarles con eficacia. 

1 Preguntas acerca del crecimiento y la diferenciación entre sexos:  ¿Por qué la abuela tiene arrugas? ¿Por qué el abuelo está calvo? ¿Por qué a papá le salen pelos en la cara? ¿Por qué yo tengo colita y mi hermanita no lo tiene? Serían respuestas adecuadas para los niños hacer referencia a las diferencias físicas individuales de ambos sexos, de las personas mayores, etc., sin necesidad de explicar nada sobre las hormonas. Por ejemplo: A papá le salen pelos en la cara porque es un chico, igual que te saldrán a ti cuando seas mayor.

2 Preguntas sobre la cotidianeidad y el día a día:  ¿Por qué tengo que ir al colegio? ¿Por qué tienes que ir a trabajar? Porque en el cole juegas, tienes amigos, aprendes. Porque los niños van al colegio y los papás trabajan. Cuando tú seas mayor irás a trabajar.

3 Preguntas científicas: Lo mejor es buscar la respuesta si no se conoce, y tratar de poner un ejemplo. ¿Por qué los pájaros vuelan? Porque tienen alas y las alas les llevan por el cielo. ¿Por qué el mar es azul? Porque es como un espejo del cielo. Fíjate cómo por la noche es de color oscuro.

4 Las preguntas acerca de la diferenciación humana: ¿Por qué Yashim es negro y yo blanco? Hay que normalizar la diferencia: Porque según el sitio de donde sean tus papás puedes tener la piel más o menos oscura, como cuando en las vacaciones de verano tú te pones moreno cuando vas a la playa.

5 Ante las preguntas sobre la muerte: Es mejor abordarlas de forma natural como un suceso que forma parte de la vida. Lo más importante no es la respuesta en sí, sino permitir al niño expresar sus emociones. Que los padres escuchen a los niños y traten de responder a sus preguntas  genera un sentimiento de  confianza.

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