Sonja Uhlmann: “El Coordinador de Bienestar y Protección debe saber diferenciar lo que es abuso de lo que no”
Por Olga Fernández
Sonja Uhlmann, responsable de Protección de la Infancia y de Adultos Vulnerables del British Council España, lleva años ejerciendo de “Safeguarding Lead”, es decir, la figura equivalente al Coordinador de Bienestar y Protección que la nueva Ley de Protección Integral a la Infancia y la Adolescencia frente a la Violencia (LOPIVI ) va a implantar en los colegios españoles.
¿Desde cuándo está implantada esta ley en Reino Unido?
Más que de ley, habría que hablar de una guía. Lleva por título “Keeping children safe in Education” (Velar por la seguridad de los niños y niñas en educación) y es una guía de obligado seguimiento para todos los centros educativos en el Reino Unido. Se revisa anualmente. Publicada por primera vez en marzo de 2015, contempla como figura obligatoria el “Safeguarding Lead”, es decir, el equivalente al Coordinador de Bienestar y Protección contemplado en la nueva LOPIVI.
¿Qué implicaciones tiene en la escuela?
El mayor índice de abuso sexual se produce dentro del entorno familiar y eso es algo que tenemos que reconocer. Tristemente pasan muy desapercibidos. Detectarlo en la infancia es una de las grandes cosas olvidadas dentro de España. La figura del Coordinador debe saber detectarlo, por ejemplo, diferenciar lo que es una conducta sexual exploratoria normal entre niños, de otra que indique que el niño sufre abuso sexual.
¿Y la violencia de género?
Es un fenómeno que nos preocupa desde hace unos años y que atribuimos mucho a canciones, a programas televisivos, etc., pero sí que vemos que hay una tendencia, sobre todo en las niñas, a volver a decir: “Mi novio me quiere un montón porque mira como me controla”. La detección de la violencia de género en chavales muy jóvenes va a ser muy importante, pero también el tema de las bandas, de los ritos, de las autolesiones, de la negligencia (niños cuyos padres no les prestan la atención adecuada).
¿Qué puntos habéis encontrado más complicados a la hora de aplicar la ley y cómo lo habéis solucionado?
Creo que hay una resistencia inicial del profesorado, que lo vive como una tarea extra. Pero pronto entienden que se convierte en un recurso más y que no es más trabajo. Además, cuando se encuentran envueltos en algún caso, agradecen mucho saber cómo actuar.
También a los padres les cuesta: muchas veces les llamo para comunicarles alguna preocupación que tenemos sobre su hijo y me contestan que nos ocupemos de darle clases, que de la educación ya se ocupan ellos. Hay que hacerles entender que esto no se trata de que no sepan educar, sino de ayudarles a detectar situaciones que quizá ellos creen que no son importantes.
¿La ley también contempla castigos?
Sí. Y hay un tema importante que es el que se refiere a la caducidad de los delitos sexuales. La nueva ley extiende la prescripción del delito de abuso sexual hasta que la víctima cumpla 30 años. Hay que tener en cuenta que los niños no son conscientes de que han sido víctimas de abusos sexual hasta que no crecen. Cuando llegan a la adolescencia y descubren lo que son las relaciones sexuales, entienden a qué tipo de relaciones han estado expuestos.