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Un au pair en casa

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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¿Qué te parece que tus hijos tengan en casa una persona nativa con la que aprender inglés? ¿Y si además te ayuda con la organización de la casa y te hace de baby-sitter por un precio asequible?

Llega el verano. Los niños no van al cole pero tú sí tienes que ir a trabajar. Hasta agosto no coges las vacaciones. ¿Cómo os las arregláis con los niños? ¿Cómo hacer que aprovechen el verano hasta que os vayáis al apartamento de la playa? ¿Y si además queréis que aprendan idiomas? Pensar en acoger en el hogar a un au pair, por ejemplo, de junio a septiembre, está al alcance de casi todos los bolsillos.

La colocación au pair es la acogida temporal, en una familia y a cambio de determinados servicios, de jóvenes de países extranjeros que desean mejorar sus conocimientos lingüísticos de español al tiempo que aprenden todos los detalles de nuestra cultura y cocina mediterránea. Esta opción, de hecho, se está generalizando en España y ya hay algunas empresas que ponen en contacto a familias y candidatos profesionalizando en nuestro
país una fórmula que hace tiempo ya funciona en otros países de Europa –Reino Unido sobre todo– y Estados Unidos.

Eva Ramírez, con tres hijos, escogió la empresa Servihogar, que le había recomendado su cuñada, para probar el verano pasado. Durante tres meses Ann, de 18 años, se ocupó fundamentalmente del cuidado y la formación de sus gemelos de 12 años y del pequeño Alfredo, de 5. Eva cree que ha sido una buena experiencia, ya que sus hijos “además de avanzar con el inglés, se han divertido muchísimo”.

Sin embargo, reconoce: “También ha habido momentos en los que he tenido que hablar seriamente con la au pair porque al principio era muy desordenada y no estaba familiarizada con las normas de la casa”. Aún así recomienda la experiencia y es probable que repita de nuevo este verano.

Por su parte, Marta Hernando, coordinadora de programas de Agencias Au Pair en España, afirma que “sólo trabajamos con estudiantes universitarias, a las que pedimos una actitud responsable, positiva, buena capacidad de adaptación y un carácter abierto y agradable capaz de salvar con simpatía cualquier pequeña contrariedad”. Según Marta, “la au pair debe estar abierta a ayudar tanto en pequeñas tareas caseras como en los deberes de los niños si lo precisan, pero es importante que las familias tengan claro que no es una empleada del hogar y pongan de su parte para integrarla, sobre todo al principio, cuando las jóvenes extranjeras llegan solas”.

Más allá de la fantasía

En cualquier caso, para Marta, que lleva al frente de www.aupairinspain.org más de siete años, “la experiencia prácticamente es siempre positiva para las familias que, trabajen los padres o no, consiguen que en verano sus hijos estén ocupados y al mismo tiempo aprendan idiomas de una manera divertida”. Además, aunque el 80% de las familias buscan au pair con inglés como lengua materna, también atienden solicitudes de familias cuyos hijos estudian en el Instituto Alemán o en el Liceo Francés y que prefieren una au pair con la que hablar estos idiomas –hasta un 20% del total–.

Para hacer que el programa sea un éxito, Marta hace un cuestionario tanto a familias como a candidatas de cualquier país para saber detalles y habilidades que permitan poner en contacto a las personas más adecuadas y cuyos gustos y aficiones coincidan con las de la familia de acogida.

Tener conocimientos musicales, cursos de primeros auxilios, el gusto por los animales o por la naturaleza, así como no fumar, pueden ser características que estrechen el vínculo entre au pair y familia desde el primer momento. Además, se envían fotos tanto de la familia a la au pair como al revés y en caso de que hubiera problemas, “se podría cambiar a la au pair”, afirma Marta.

La familia espera encontrar siempre una ayuda en la au pair y de ninguna manera encontrarse con una hija más, sino más bien una segunda madre o hermana mayor de sus hijos. No obstante, la flexibilidad es una de las claves: “Las familias no deben ser excesivamente exigentes, pues si una noche la chica tiene que quedarse más tiempo con el niño porque está especialmente cansado o porque los padres lo necesitan, ella seguramente lo va a hacer”.

Una de las mayores ventajas de este intercambio es que el precio de contratar a un au pair ronda los 300 euros. Mientras los jóvenes obtienen nuevos amigos y aprendizajes, además de madurez, los padres a menudo consiguen una valiosa ayuda con los niños durante un tiempo, y los pequeños conviven con alguien que acaba siendo “un miembro más de la familia” con el que aprenden cosas nuevas y mejoran su nivel de idiomas.

Derechos y deberes

• No es un trabajo, sino un intercambio lingüístico/cultural, entre la familia anfitriona en España y el/la au pair.

• El régimen au pair está regulado por un acuerdo del Consejo de Europa de 24 de noviembre de 1969. España se incorpora al acuerdo el 24 de junio de 1988 –BOE nº 214 de 6 de septiembre de 1988–. Más tarde, se aprobó la Resolución de 15/6/89 del Ministerio de Asuntos Exteriores –BOE nº 152 de 27 de junio de 1989– referente al trabajo.

• Un au pair trabaja 30 horas semanales repartidas en 6 horas de lunes a viernes, o 5 horas de lunes a sábados. Si trabaja los sábados, será por la mañana, y le quedará libre la tarde del sábado y el domingo.

• El/la au pair tendrá su propia habitación, con una mesa de estudio y un dinero de bolsillo semanal de 70 € cada viernes.

• El dinero de bolsillo que paga la familia incluye dos noches de babysitting semanales. Si la familia en España necesitara que la au pair trabajara alguna hora más –por enfermedad de los niños, vacaciones escolares…–, las dos partes llegarían a un acuerdo en el que, en compensación por ese tiempo de trabajo extra, se le pagaría más.

• Un au pair debe disponer de tiempo cada día para asistir a sus cursos de idiomas, si así lo quisiera, encontrarse con amigos, etc.

• Como cualquier otro miembro de la familia que lo acoge, un au pair debe ser tratado con respeto y consideración, comer con la familia, colaborar al poner y quitar la mesa, ayudar a dejar los espacios de la casa recogidos y limpios, así como participar en las actividades familiares siempre que sea posible.

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