Un profesor de dibujo descubre que se le homenajea en un capítulo de “El ministerio del tiempo”
La importancia de los docentes que se preocupan por sus alumnos
No recordamos a todos los profesores que hemos tenido. Pero sí que tenemos un espacio en nuestra memoria para aquellos profesionales de la enseñanza excepcionales que cambiaron nuestra vida. El vínculo con los alumnos puede sacar lo mejor de un individuo… ¡y que éste llegue a guionista de la serie española más apreciada!
¿Qué se sentiría al ver la televisión, si de repente un personaje inventado habla de nosotros? Victorino García Calderón, que impartió clases de dibujo en la localidad madrileña de Coslada y en Salamanca, se quedó atónito al comprobar que un capítulo de El ministerio del tiempo parecía hacerle referencia. Decidió escribir un comentario en la reseña de la segunda temporada de la ficción audiovisual en decine21.com, a ver si alguien le podía orientar o aclarar algo.
“Me pongo en contacto porque ayer en la serie se aludió a alguien que se llama exactamente como yo”, comenta. “Aproximadamente sobre el minuto 22 alguien está en un laboratorio de fotografía revelando y entran unas personas que se asombran de ese invento y se establece un diálogo algo parecido a ‘¿quién te ha enseñado esto que más parece una revelación?’ ‘En el colegio, mi profesor Don Victorino, que se pasaba las clases de dibujo por el forro’ y…”.
Sorpresa mayúscula. ¿Estaban hablando de él? Parecía bastante claro. “Yo me llamo así, impartí clases de dibujo en un instituto de Coslada (Madrid) y luego en Salamanca, en las que me saltaba el programa oficial todo lo que podía, y a horas fuera de clase monté un laboratorio de fotografía en el que enseñaba a los chicos la magia del revelado”, explica. “Creo que no habrá muchos D. Victorino que sean profesores de dibujo y que les guste la fotografía y encima que se salten los programas oficiales, que es donde se enseña y se aprende de verdad”. ¿Casualidad? Demasiadas coincidencias.
Consultado al efecto, el creador y ‘showrunner’ de El ministerio del tiempo, Javier Olivares, remite a decine21.com a los guionistas del capítulo en cuestión, Javier Pascual y Carlos de Pando. Misterio ministérico resuelto enseguida, pues el segundo explica que fue cosa suya. “Me responsabilizo por completo del texto, homenaje a mi profesor de dibujo en La Vaguada de La Palma, instituto en el que estudié en Salamanca, y que me descubrió la fotografía con sus laboratorios de revelado”, declara De Pando. “Espero que no haya sido una referencia incómoda, ya que pretendía ser un homenaje sincero a una figura importante en mi vida”.
Ni mucho menos D. Victorino se siente molesto, ha entendido que se trata de una alusión introducida en la trama con agradecimiento. El guionista se pone en contacto con él para explicarle la mención y recordar la época pasada. “Ya está todo aclarado”, comenta el profesor. “Fue alumno mío entre 1994 y 1998. Por entonces al acabar las clases y fuera de horario escolar, en los recreos y por las tardes, enseñaba la magia del laboratorio a quienes quisieran aprender fuera del programa y parece que Carlos fue uno de ellos. Estoy muy orgulloso de que le haya ayudado en su carrera y que aquel descubrimiento fuera tan decisivo en su devenir”.
“Aunque soy guionista de formación y profesión, me dedico a tiempo parcial a la fotografía desde hace unos años”, explica De Pando. “Cuando pensamos en introducir una escena en la que los protagonistas de la serie revelaban un carrete de fotos que habían robado a un espía ruso, nos planteamos si alguno de ellos sabría revelar, y cómo habría aprendido a hacerlo. Lo único que tuve que hacer es recordar cómo aprendí yo: con Victorino. La dosis de humanidad que tenía la anécdota se me antojó ideal para el personaje de Pacino y, además, me brindó la oportunidad de hacerle ese pequeño y merecido homenaje”.
No es la primera vez que uno de sus pupilos rinde tributo a este veterano de la enseñanza. “Por supuesto al sentirme aludido fue una sorpresa espectacular, pero debo confesarles que no ha sido la primera vez, tengo ex-alumnos en Alba de Tormes, Toro (Zamora), Coslada y San Fernando de Henares (Madrid) y Salamanca. El año pasado por estas fechas me llamó una ex alumna de Coslada diciendo que la había salvado de la ruina, ya que en mis clases aprendió a ver que no era tan inútil como le habían hecho creer los demás profesores. Siempre suspendía todo y hoy tiene dos carreras y es directora de una galería de arte. Gracias a ella nos hicieron un reportaje publicado en una revista dominical que hablaba de lo decisivos que podemos ser los profesores, tanto para bien como para mal”.
“Por supuesto que un buen profesor puede cambiarte la vida”, declara De Pando. “De hecho, creo que la mayoría de profesores buenos lo hacen. No sólo desde el conocimiento, sino desde el crecimiento personal. Al fin y al cabo no sólo son profesionales con los que te formas y adquieres conocimientos, sino personas a las que tienes como referentes en momentos de la vida en los que la gente con la que te cruzas es un espejo en el que mirarte. Con los buenos profesores se crean sinergias y puntos de conexión que trascienden a lo académico y que, cuando se consiguen, quedan ahí para siempre”.
“Victorino influyó en mi vida de una manera muy poderosa, y que de la que no fui consciente en su momento, sino tiempo después, cuando analicé por qué decidí dedicarme al guión”, recuerda De Pando. “Y es que, aunque en aquellos años de instituto pensábamos que “sólo” estábamos aprendiendo fotografía, realmente Victorino formaba nuestro gusto artístico, nuestra sensibilidad, nos hacía preguntarnos todo y nos enseñaba a mirar la vida desde un punto de vista creativo, lo que, a la larga, terminó por convertirse en la base de mi profesión”.
Vistos los buenos resultados, el profesor constata que su sistema era bastante acertado. “Hay que saltarse la programación oficial que sólo busca adeptos al sistema y sumisos votantes que declaren a Hacienda religiosamente sin importar que debajo de la piel y del color de esta, hay personas que sienten, sufren y viven más allá de los intereses de las multinacionales o del sistema corporativo y hasta de la corrupción. Eso no viene en los manuales educativos ni está medido en horas lectivas, por tanto hay que ser profesor como los médicos: más de 24 horas al día si las tuviera”.
Quizás por eso su ex alumno triunfa con El ministerio del tiempo, que precisamente se salta los canónes de las demás series españolas, pues para empezar cultiva el género fantástico, terreno casi sin explorar por las mismas. D. Victorino se ha enganchado. “Ha sido un placer volver a tomar contacto con Carlos y saber que es el guionista de esta serie que no había visto nunca, pero que a partir de ahora no me voy a perder, y en cuanto pueda, adelanto terreno viendo las etapas anteriores en TVE a la carta”.