El mal ejemplo de nuestros líderes
No sé si habrán oído alguna vez (sic) aquello de que educa la tribu… Pues como educa la tribu dedicaré cada lunes un rato a analizar algún titular de la semana pasada que haya tenido enjundia desde el punto de vista educativo o deseducativo, como el de hoy. No podía ser otro que el espectáculo bochornoso que están ofreciendo los líderes del PP a limpio navajazo por hacerse con el poder, una, o por mantenerse en el poder, el otro.
Insisto en que no me toca –más bien, no me interesa– el análisis político de la cuestión. Mi mirada es puramente educativa y desde ese punto de vista estarán conmigo en que el espectáculo es lamentable. Lo que nuestros hijos o alumnos perciben de todo esto es que cualquier cosa vale con tal de alcanzar el objetivo que uno y otra se han propuesto. Nuestros líderes faltaron a clase cuando se habló de generosidad, lealtad, obediencia, prudencia, magnanimidad, humildad, sinceridad… Y sí estuvieron atentos cuando el profe habló de ambición, afán de superación, astucia…
La enseñanza que se traslada a jóvenes y no tan jóvenes es que el fin justifica los medios y que toda esa palabrería con que se adornan nuestros líderes de vocación de servicio, de anteponer el interés general, etc. etc. es eso, pura palabrería. Que esas sonrisas, esos gestos amables, esos elogios que se dirigen en actos públicos y ruedas de prensa son el mismo postureo –en versión chaqueta y corbata– que reprochamos a nuestros adolescentes cuando se fotografían para instagram. En resumidas cuentas, ¿no les parece toda esta pelea de gallos un poco adolescéntica? ¿o me estoy haciendo mayor?