Conectar con la lectura para desarrollar la imaginación
Jim el Pecas llegó a mi vida y a mi colegio gracias a la recomendación de una buena amiga, amante de las buenas historias y escritora de las mejores, de las reales con tintes mágicos que te envuelven en un mundo para soñar. Se acordó de nuestro centro, y pensó que la historia de Antonio, ese niño compostelano de 8 años, encajaría muy bien con nuestro alumnado. No le faltaba razón, los niños y niñas del Colegio «Cervantes» conectaron enseguida con el personaje y sus historias.
La lectura conjunta suscitaba muchas preguntas, el debate estaba asegurado y la expresión oral se trabajó de una manera natural, partiendo de sus intereses y curiosidad. Irene no entendía cómo los niños jugaban solos en la calle, Hamid se preguntaba cómo la Dragona (la madre de uno de los amigos de Antonio) le avisaba que era la hora de comer desde el balcón, y Estefanía dudaba que un niño de 8 años fuera al cine solo a ver su película favorita –¡con 8 años!, ¡qué raro!, ¿no profe?–. Con esas preguntas llenas de inocencia, fuimos más conscientes que nunca del cambio social.
La novela tiene una lectura para la que no hay edad. Evoca nuestros tiempos de niñez, felices, jugando libres con nuestra imaginación como única herramienta para crear historias apasionantes, lejos de las pantallas que tienen a nuestros hijas e hijos, alumnos y alumnas absorbidos, alienados, y haciéndoles ver que otro mundo es posible. Enseña cómo podemos ser felices con muy poco, alejando a nuestros niños del consumismo feroz. Expone la tolerancia a la frustración de una manera simple, real y cercana. Es muy fácil ponerse en la piel de Antonio y en su deseo de conseguir su ansiado disfraz de vaquero.
Evoca nuestros tiempos de niñez, felices, jugando libres con nuestra imaginación como única herramienta para crear historias apasionantes
"Jim el Pecas es perfecto para trabajarlo en el aula. Tiene una lectura fresca, dinámica y muy divertida. Te hace querer saber más. Fue el hilo conductor perfecto para animar a nuestros alumnos a seguir escribiendo sobre Antonio, Jim El Pecas o de ellos mismos corriendo mil y una aventuras. Creamos un cuento personalizado donde cada alumno tenía su personaje, con su episodio singular.
Querían saber más. Les propusimos la posibilidad de conocer a la autora y la experiencia fue maravillosa. La cercanía de María hizo que nos pudiéramos conectar por videollamada debido a los tiempos que corren. Pudimos compartir la lectura y el trabajo que durante semanas hicimos. Fue un final de proyecto estupendo que recordaremos siempre.
La lectura que despierta la mente, la imaginación y las emociones. La lectura que nos provoca la necesidad de escribir, la lectura divertida que nos atrapa. Y que Jim el Pecas consiga todo esto en nuestros alumnos es un lujo que no podemos desperdiciar. ¿Para cuándo una segunda parte?
Raquel Sampedro. Directora del CEIP «Cervantes» de Alcalá de Henares (Madrid).