Invasión de Ucrania y paz mundial
La violencia es el lenguaje de los débiles, de los que no tienen inteligencia y se dejan llevar por los instintos, y engendra más violencia. Estas ideas de ética social no quitan que la legítima defensa se ejerza ante una agresión, el agresor injusto debe ser repelido.
“La guerra es un lugar donde jóvenes que no se conocen y no se odian se matan entre sí por la decisión de viejos que se conocen y se odian, pero no se matan” (Erich Hartmann). Los intereses económicos están detrás de los deseos de poder y de destrucción de los líderes que causan esas guerras.
Algo nos dice que un conflicto no se puede solucionar en el mismo nivel que se produce, porque a veces ese conflicto no se soluciona y pierden las dos partes. Es necesario entenderse, y si no ir a una instancia superior para que ayude a resolverlo; instancias que han de remodelarse, actualizarse o incluso crearse, pues se ha roto el equilibrio en ellas ahora mismo. El sistema internacional de Occidente ha avanzado mucho en pocos días desde la invasión rusa en Ucrania. No sabíamos si la OTAN tenía aún sentido. En los años 90 hubo un acercamiento de Rusia a Europa (y alguno sintió que fueron rechazados). Sí vemos que no puede tener el control del armamento nuclear un loco, que hay que regular mejor todo eso. Putin no se muestra inteligente, su astucia se basa en la violencia física, eso es lo que distingue sus mentiras de las de otros dirigentes.
Como dice Eduardo Ortega, “la única solución para la guerra de Ucrania pasa por el diálogo entre las dos partes y la concesión de prebendas o acuerdos de una con respecto de la otra, porque a veces retroceder un paso es avanzar dos. Nunca los ideales de patria, nación, justicia, llevados al extremo, salvaron ninguna vida, sino que en el camino quedaron a modo de ejemplo millones de vidas tristemente segadas”.
Ponerse del lado del agredido se ha hecho hasta ahora, con medidas económicas y ayuda de todo género a Ucrania. Es una vergüenza que por intereses económicos algunos países no hayan condenado la invasión
Ponerse del lado del agredido se ha hecho hasta ahora, con medidas económicas y ayuda de todo género a Ucrania. Es una vergüenza que por intereses económicos algunos países no hayan condenado la invasión.
Una regla de oro que no puede negociarse es el asalto a la población civil. Si se llega a una situación crítica, es necesaria una “injerencia humanitaria” por parte de países que manden ejércitos para contener la masacre. ¿De qué manera, y a partir de qué momento crítico?
Es importante acotar la violencia a la zona invadida a través de envío de armas o de voluntarios que sean soldados de apoyo al pueblo ucraniano para defenderse de la invasión (llamémosle “injerencia humanitaria”) si llega ese momento crítico (así lo declaró el profesor Rafael Domingo Oslé en la CNN de Atlanta, y me parece razonable).
Esperemos que la diplomacia contenga esta desgracia que va a más, y que nos sirva a todos para tomar el poder de la participación política y libertad a través de unos cauces que son difíciles de diseñar, pero que sin duda comenzarían por la rebelión del pueblo ruso ante su dictador. Las rebeliones siempre han tenido sus líderes, que en este caso tienen que ir con cuidado para no ser envenenados…