Álvaro Rengifo: "Somos seres creativos por naturaleza pero a partir de cierta edad alguien nos capa esa creatividad"

Con ese objetivo de promover la creatividad y el emprendimiento, Fundación Créate desarrolla media docena de programas por los que cada año pasan miles de escolares. «Creamos nuestro proyecto», «Playingcode», «Despierta, crea, transforma» o «Efecto 21» son algunos de ellos. Hombres y mujeres de distintos ámbitos (Fundación Garrigues, Fundación KPMG, Círculo de Empresarios…) dedican tiempo y recursos a niños y adolescentes que ponen en marcha proyectos que responden a problemáticas reales. Cosa buena para el desarrollo de cualquier país pero mejor aún para el desarrollo personal de los alumnos.

¿Qué te lleva, como hombre de empresa, a embarcarte en la presidencia de una fundación educativa?

–Fundación Créate fue creada ya hace 11 años con la inquietud de mejorar y ayudar en lo que se pueda al sistema educativo. Entonces había una gran carencia del espíritu emprendedor y los empresarios, que conforman el tejido de un país, estábamos mal vistos… Pues qué mejor que empresarios para estar en el patronato de una fundación que pretende fomentar este espíritu en los jóvenes. Al principio trabajaba con la Fundación como voluntario y hace tres años me pidieron formar parte del patronato y entré encantado. Y hace un mes me nombraron presidente.

¿Cuál ha sido tu trayectoria profesional?

–He estado 20 años trabajando como funcionario en el Ministerio de Economía y Hacienda. Después he estado otros 20 años trabajando en el sector privado, en varias compañías. Ahora ya llevo un par de años por mi cuenta, dando clases en la universidad y como asesor de un par de empresas y activamente en varios patronatos de fundaciones de ámbito social.

La idea de fondo de Créate es promover el espíritu emprendedor en las aulas, ¿cómo ves a España en este sentido?

–Creo que vamos cambiando. Estos últimos años, con el fácil acceso a la información y a saber lo que pasa en otros sitios, se han puesto de moda las startups. Creo que la idea de que los jóvenes pueden crear cosas está cambiando. En este sentido, me parece que la nueva ley de Formación Profesional tiene aspectos muy positivos como ese afán por despertar el espíritu emprendedor también en FP. Hay que introducir en las aulas, primero al profesorado y luego a los alumnos, la idea de este país no vive de los funcionarios, vive fundamentalmente de los empresarios.

¿Lo dices porque te parece que se ha creado una cierta mala imagen del empresario en las aulas?

–Lo hemos percibido en muchas ocasiones cuando vamos a los centros. Lo que queremos es cambiar la mirada del sistema educativo hacia la clase empresarial. Recuerdo a un chaval de un colegio en un barrio desfavorecido, nos miraba con malos ojos hasta que le hice ser consciente de que su padre, que tenía un pequeño negocio, también era empresario…

Mucha gente no sabe que las pymes representan la mayor parte de nuestro tejido empresarial…

–En efecto, entre el 85% o el 90% del empleo en España lo crean pequeñas empresas con cuatro o cinco empleados.

Pero más allá de lo que los emprendedores contribuyen al desarrollo de un país, ¿qué beneficios aporta al alumno desde el punto de vista educativo?

–Es una escuela de valores. Te hace capaz de exponerte, capaz cambiar la mirada ante un reto, ante un cambio de paradigma o de marco. Un emprendedor, por naturaleza, es alguien curioso, que está buscando cosas nuevas y enfrentándose a nuevos retos. También te enseña cuáles son los límites, los peligros. En definitiva, creemos que fomentar el espíritu emprendedor puede ayudar mucho a cualquier chaval a gestionar su propia vida.

En alguna ocasión he escuchado a Álvarez Pallete [presidente de Telefónica] reivindicar el papel fundamental la formación humanística en estos tiempos tan tecnológicos. ¿Qué te parece?

–Sin duda. Una de las empresas con las que colaboro la conforman un grupo de 20 jóvenes, de entre 25 y 40 años, que se dedican básicamente a introducir las humanidades –la historia, la filosofía, el arte, el diseño…– en la empresa. Llevan 18 años haciéndolo y hacen un trabajo maravilloso.

Aunque ahora las reformas educativas apuntan más hacia el desarrollo de competencias que hacia el pensamiento humanístico…

–Sí, la propia Lomloe parece que va en esa línea y es algo preocupante. Como también parece que vuelve a rebajarse el nivel de exigencia. Eso también nos preocupa y trabajamos por darle importancia al mérito y el esfuerzo.

En efecto, hay que tener cuidado con las competencias porque no puede ser que estemos formando personas solo para que se conviertan en masa productiva. Hay que formarles para que sepan ver cómo van cambiando las situaciones del mercado y de la sociedad y sean capaces de adaptarse. Nos parece más importante desarrollar ese pensamiento crítico y esa forma de innovar. Por ejemplo, algo que estamos viendo en el mercado de trabajo es que los jóvenes tienen una enorme inquietud por cambiar y que ya no hay tanta lealtad a la empresa.

En concreto, ¿cómo fomentáis ese espíritu emprendedor en los colegios?

–En primer lugar, formando al docente. Que comiencen por aprender los métodos que hemos desarrollado ellos mismos para luego despertar en sus alumnos esa mentalidad, pero antes ellos lo tienen que asumir ellos.

Luego, con los jóvenes desarrollamos varios programas. Siempre forman parte de una asignatura [los programas son curriculares] que tienen que aprobar. Los chavales se agrupan y crean un proyecto. Cada clase presenta cinco proyectos empresariales y eligen a uno. Mientras tanto, los mentores [voluntarios de empresas y profesionales] vamos a contarles a qué nos dedicamos, cómo lo hacemos… Cuando acaba todo el proceso, los centros educativos eligen cuál es el mejor proyecto. Finalmente un día al año celebramos un gran feria expositiva donde se deciden los proyectos ganadores [es el Drawing Ed que este año se celebrará el próximo 16 de junio en La Nave de Madrid].

También desarrollamos otro programa para FP junto con la Cámara de Comercio de España con la cofinanciación del Fondo Social Europeo. Juntas a chavales de distintos centros de Formación Profesional en torno a una empresa, les lanzas un reto y con la tecnología conseguimos que trabajen juntos y presenten soluciones.

Dices que tenéis un programa para centros de FP. ¿Dónde te parece que se fomenta más el emprendimiento, en la FP o en la universidad?

–He visto más mentalidad emprendedora en la FP. Aunque es cierto que muchos de los centros a los que he ido ofrecen Ciclos de Fontanería, Electricidad, Cocina… y casi todos ellos tienen por necesidad la cabeza centrada en montar su propio negocio.

¿No te parece que a la hora de emprender, a los chavales les puede faltar el realismo que tenemos los adultos, pero por el contrario no tienen nuestros prejuicios?

–Hay un ejercicio precioso que consiste en buscar tu monstruo creativo. No sé si lo hacemos aquí, pero yo lo he hecho varias veces y es muy divertido… En efecto, se supone que todos los seres humanos, en algún momento de nuestro proceso educativo, normalmente entre los 6 y los 10 años, perdemos buena parte de nuestra capacidad creativa. Somos seres creativos por naturaleza pero a partir de cierta edad alguien nos capa esa creatividad y aparecen los prejuicios.

Y hablando de prejuicios, ¿os habéis encontrado prejuicios ideológicos al hablar de emprender, empresas…?

–La verdad es que no porque la clave es la forma en que se trabaja el emprendimiento en el aula. Esto no va de ser empresario por serlo…