Por qué es irrenunciable incorporar la perspectiva de género en el trabajo en las aulas
74 veces en 65 páginas se repite el término “perspectiva de género” en la ley de igualdad efectiva entre hombres y mujeres del Gobierno de Cantabria (2019). Para explicar en qué se traduce esta perspectiva de género y cómo trasladarla a las aulas, la catedrática de Psicología de la Educación María José Díaz-Aguado ha sido la responsable del primero de los webinarios que organiza la Consejería de Educación y Formación Profesional en torno a esta ley.
“Es necesario adoptar una perspectiva de género porque desde que nacemos todos los contextos en que nos desarrollamos están marcados por un modelo sexista ancestral de dominio y sumisión, antítesis de lo que queremos ser y de los objetivos educativos recogidos en la Constitución y en la Declaración de Derechos Humanos de 1948”, comenzaba Díaz-Aguado, que también es la directora de la Unidad de Psicología Preventiva de la UCM, que ha realizado dos estudios para la Delegación del Gobierno contra la Violencia de género en 2020 y 2021 que muestran la percepción de los menores a la violencia de género contra la madre y la evolución en la violencia contra las mujeres en la adolescencia en España en la última década.
“Los dos objetivos fundamentales de la Educación son enseñar el respeto a los derechos y libertades fundamentales y promover el pleno desarrollo de la personalidad de cada individuo, y el modelo de dominio y sumisión supone una grave mutilación del desarrollo de todas las personas: mujeres y hombres. Por ello, adoptar una perspectiva de género es intentar avanzar en los dos objetivos más importantes de la Educación”, proseguía Díaz-Aguado, coautora, asimismo, de Igualdad y violencia contra las mujeres en la adolescencia en España. El papel de la escuela, publicado por el Ministerio de Educación y Formación Profesional en 2021.
Partiendo de esta declaración de intenciones, la experta analizó la ley cántabra de igualdad centrándose en los artículos 30 a 43, relativos a la Educación no universitaria, que se resumen en el artículo 30, que contempla la incorporación de la perspectiva de género en todas las medidas que afecten a los centros educativos.
Al hilo de la figura de responsable de igualdad, que también contempla el artículo 30, Díaz-Aguado recordó que ya la contemplaba la ley integral contra la violencia de género en España, de 2004, si bien solo el 54,6% de los centros educativos en España cuenta con esa figura.
cuenta con un responsable de Igualdad, figura que ya contemplaba la ley integral contra la violencia de género en 2004
Además, tan solo un 43% de los centros cuentan con un plan de igualdad o coeducación, medida que también contempla la ley de igualdad de Cantabria, como contempla el seguimiento a cargo de la Inspección y formación para los docentes, mientras que tan solo un 13,7% de los centros en España tuvo contacto con la Inspección por este tema y solo el 57% relata alguna actuación el curso anterior.
Una realidad que choca con la percepción de los docentes, que subrayan que esta actuación de la Inspección mejoraría el trabajo de las escuelas en este campo. “¿Por qué?”, se preguntaba Díaz-Aguado. “Quizá porque se tiene un concepto de intervención de la Inspección cuando algo se ha hecho mal, dentro de un enfoque reactivo, y hay que construir un concepto más proactivo, de ayuda a los centros a construir un mundo mejor”.
Si algo se constata en los estudios sobre la violencia contra las mujeres en la adolescencia y su evolución en una década es que se ha avanzado, en buena parte gracias a la Educación, si bien hay que seguir avanzando.
Esto es muy claro en el caso de la violencia de control, que tras subir del 21% en 2010 al 28% en 2013 cayó al 16% en 2020. “Fue un momento en que se puso el foco en esta violencia, con muchas campañas, actividades educativas; también desde las familias, y desde los grupos de iguales, hubo una mayor sensibilización, y se salió a las calles a reclamar igualdad».
“En 2020 la escuela y el conjunto de la sociedad está trabajando más y mejor frente a la violencia de género, también a través de la tecnología. Y este trabajo llega a un sector importante de la población, pero no es eficaz con los casos de alto riesgo”, señaló Díaz-Aguado.
“Lo importante es reconocer que la violencia de género no surge de la nada, que hay una mentalidad que la favorece y unas condiciones de riesgo sobre las que hay que trabajar, como por ejemplo la exposición a la violencia de género contra la madre”, prosiguió la experta.
El 19% de los alumnos y alumnas han estado expuestos de forma repetida a situaciones de violencia de género contra la madre (13,3% a una violencia media y 6% a una violencia extrema), lo que hoy se reconoce como una forma específica de maltrato infantil y violencia directa.
“Hemos visto que se da una tendencia significativa a reproducirla después en sus relaciones de pareja, pero la mayoría rompe con esta violencia. Depende de la Educación y de un conjunto de indicadores como justificarla o no, identificarse o no con el machismo… factores que los que la Educación puede trabajar, y trabaja bien con las chicas, pero no con la misma eficacia con los chicos”, exponía Díaz-Aguado.
Al tiempo, reconocía que a los centros les cuesta aplicar los protocolos, contactar con los Servicios Sociales… El 19% de chicos y chicas expuestos choca con los centros que reconocen haber aplicados estos protocolos: solo la mitad, y solo en un caso. “Esto nos habla de muchos casos no detectados desde la escuela y de la necesidad de una formación específica”, subrayaba Díaz-Aguado. “A los profesores les da mucho miedo informar de un caso si no tienen la plena certeza, por ello es necesario un trabajo muy proactivo de los servicios especializados, de forma que si los centros tienen una sospecha puedan consultar con alguien para que compruebe si el caso es grave y se ha de intervenir, y dotarles de recursos para desempeñar este papel para el que no han sido preparados”.
Más datos. El 43,9% de las chicas han recibido peticiones de fotos sexuales. El 17,1% de los chicos las han pedido. El 6,4% de las chicas ha participado en situaciones sexuales bajo presión. El 19,4% recibieron esas presiones antes de los 12 años.
A juzgar por esto, “es importante intentar prevenir el abuso sexual desde Primaria de una forma adecuada a la edad”, concluía la experta, que señalaba la necesidad de trabajar sobre la sexualidad en la escuela (casi la mitad de los chicos y chicas no recibieron ninguna formación en este sentido, cuando está demostrado que disminuye el riesgo de ejercer violencia de género y de sufrirla).
“La Educación funciona. Es una vacuna que protege. No basta por sí sola, pero ¿por qué se la administramos solo a una parte de la población? No podemos privar de esta vacuna que funciona y no tiene efectos secundarios”, proclamó Díaz-Aguado.
La Educación funciona. Es una vacuna que protege. No basta por sí sola, pero ¿por qué se la administramos solo a una parte de la población?
"Para ella, una de las explicaciones de la falta de eficacia con determinados chicos de riesgo, que han sufrido violencia de género contra su madre y la reproducen, es que estos chicos suelen tener su primera relación de pareja un año antes que el resto: con 12 años, antes incluso. “Si la Educación en estos aspectos se incorpora en 3º y 4º de ESO ya han ejercido la violencia. No podemos prevenir lo que ya ha sucedido. La clave es adelantarla. Parecen pequeños pero no lo son, tienen edad de ejercer la violencia”, explicaba, al tiempo que aseguraba que existen estudios piloto para adelantar la prevención a 1º de ESO.
En un 70% de los casos cuando un hombre maltrató a su madre ese hombre (normalmente el padre) también maltrató al menor o la menor. Las dos violencias van unidas. Por ello es clave que la figura del responsable de igualdad colabore con el responsable de protección a la infancia del centro: “Tiene que ser todo el centro. Tiene que ser un equipo”.
Los chicos y las chicas hoy se identifican más con la igualdad. 31,8% de las chicas lo sitúan como uno de los valores más importantes y 27% lo elige como el valor por el que les gustaría que destacara su pareja, frente al 10% en 2020.
La escuela ha trabajado para que así sea, ha jugado su papel. Hoy, solo un 4,6% de los docentes y 1,3% de los equipos directivos considera que no se debe abordar la igualdad en la escuela.
Pero hace falta formación: solo el 18% del profesorado que trabaja con la adolescencia dice tener formación en igualdad, solo el 12,3% en prevención de la violencia de género y solo el 10,5% en educación afectivo-sexual para la igualdad. Una formación necesaria frente a una realidad como la actual, en que uno de cada dos adolescentes ha sufrido acoso sexual online.