Educación activa: cuando enseña la experiencia
En el centro educativo "La Estrella del Pez Luna" aplican las pedagogías activas para el aprendizaje de sus alumnos. | © LA ESTRELLA DEL PEZ LUNA
De unos años para acá, silenciosamente, pero de una forma muy eficaz, están surgiendo cientos de escuelas activas y respetuosas en todo el territorio nacional. Son centros educativos como «La Estrella del Pez Luna», situada en El Plantío (Madrid). Abierta desde 2017, vive ahora un momento de expansión gracias a las posibilidades que da poder valorar otro tipo de enseñanzas.
Las pedagogías activas son metodologías que proponen la adquisición de conocimientos basándose en la experimentación. Como decía Einstein, “el aprendizaje es experiencia, todo lo demás es información”. Así, los alumnos experimentan con su cuerpo, mente y capacidad creadora aquello que están aprendiendo, a la vez que se fomenta la interconexión entre las diferentes áreas. Y es que, en la realidad, las materias no viven en burbujas apartadas unas de otras. En el mundo físico, la Lengua, la Literatura, las Matemáticas, la Física o las Ciencias Sociales, conviven de una forma muy estrecha. Es así como las aprehenden los alumnos en las escuelas activas porque así se las van a encontrar en su experiencia de vida.
Además, no se puede dejar de hacer hincapié en la importancia de lo que significa un acompañamiento respetuoso. Una pedagogía es respetuosa cuando tiene en cuenta el momento evolutivo del niño y se amolda a él. Por ejemplo, la utilización de materiales manipulativos y concretos en la etapa de Primaria facilita que el alumnado fije los conocimientos a la vez que los comprende y, por ello, también se implique en el proceso de una forma mucho más intensa.
Y, ¿cómo asegurarnos de que los niños comprendan? Se ha demostrado que si conectamos esos conocimientos con algún interés que les estimule, la motivación con la que enfrentan el aprendizaje les hace, no solo fijar los conceptos, sino querer seguir investigando y conociendo a partir de él. Al contrario de lo que se puede pensar, la Educación activa no está tanto en contra de la memorización como a favor de conectarla con algo que esté dentro del alumno. Y, además, así se pone en evidencia la realidad de que no hay niño que no disfrute aprendiendo cuestiones de cualquier área, siempre que se le plantee de una forma atractiva para él.
La labor del acompañante o maestro de una escuela de Educación activa es, por tanto, radicalmente diferente a lo que podríamos encontrarnos en una escuela tradicional. Si bien en la tradicional el currículo es más o menos fijo, en la Educación activa este cambia constantemente dependiendo del grupo al que acompañe el adulto. Los ítems a aprender, por supuesto, son fijos y se respetan según la legislación española. Sin embargo, hay muchísima plasticidad en cuanto a la forma de abordarlos se refiere. Por ejemplo, ante un alumno que, a priori, esté muy interesado por el cuerpo humano y menos por las Matemáticas, se le puede crear material para él con problemas matemáticos sobre los huesos del cuerpo. Así conectamos los intereses con los saberes.
Desde luego, este nivel de atención al alumnado solo es posible contando con unas ratios de un máximo de 14 o 15 niños, a veces menos, por maestro. De hecho, ese parece el principal problema que se presenta a la hora de llevar esta forma de enseñanza a la Educación pública o a la privada tradicional.
Y de esa dificultad y el freno que conlleva en la apertura de escuelas como «La Estrella», surge también el gran temor de las familias a la hora de plantearse el cambio de pedagogía para sus hijos. ¿Estarán preparados para cambiar a una pedagogía tradicional? ¿Saldrán del colegio con el mismo nivel educativo que los alumnos de otros centros? Según la experiencia en este centro, el feedback recibido de familias y profesores de antiguos alumnos se resume en que son niños que no presentan ningún problema ni desfase con sus compañeros provenientes de colegios al uso. Es más, suelen destacar por su motivación por aprender, sus ganas de escuchar y una capacidad comunicativa que llama la atención.
Al final, como pasa al principio con toda innovación que cuestiona lo anterior, la sociedad mira con curiosidad y cierto recelo a este tipo de pedagogías. Sin embargo, poco a poco, proyectos como «La Estrella del Pez Luna» demuestran que otra Educación es posible, que se puede respetar, enseñar y motivar a los alumnos. En el fondo, lo que ellos más anhelan es aprender, con todo lo que esa palabra conlleva.