Otitis media y sus posibles consecuencias en el desarrollo infantil
La disfunción tubárica es una patología que indica una incorrecta funcionalidad de la trompa de Eustaquio. La población con mayor riesgo de padecer una disfunción tubárica es la primera infancia. Es importante mencionar la otitis media, como causa o consecuencia de esta disfunción. La otitis hace referencia a la presencia de un fluido en el oído medio. La incidencia en la edad infantil es muy elevada, un 90% de niños presenta esta afectación en la edad escolar, llegando a padecer cuatro episodios por año.
Las otitis desaparecen normalmente, de manera espontánea, a los 3 meses, pero alrededor del 35% de niños tiene episodios repetidos y en algunos casos duran más allá de un año. La calidad de vida se ve perjudicada al padecer otitis media secretora (OMS): un 64% desarrolla trastornos del sueño, el 49% de conducta, alrededor de 33-50% retraso en el desarrollo del lenguaje y 15% de equilibrio.
En el periodo en el que la OMS está presente se produce una pérdida temporal de la audición, pero si los episodios de otitis se repiten habitualmente en los primeros años de la persona pueden tener consecuencias negativas en el aprendizaje y las áreas socioemocional, comunicativa y cognitivas. Por ejemplo: alteraciones en el habla y la lectura, ritmo lento de respuesta ante estímulos auditivos y dificultades para mantener la atención.
En niños con audición normotípica las disminución de decibelios suele ser menor a 40 dB, es decir, puede oír la mayoría de sonidos, aunque sí podría encontrar dificultades en la discriminación de rasgos fonéticos, lo que derivaría en dislalias. También se ocasiona un retraso en el desarrollo del lenguaje, problemas de atención y comprensión en ambientes ruidosos.
Un 90% de niños presenta esta afectación en la edad escolar, llegando a padecer cuatro episodios por año
Las consecuencias son aún más perjudiciales si se habla de niños que presentan además otras patologías previas. Si ya tienen una pérdida por encima de los 40 dB, la OMS dañará los procesos de adquisición de la conciencia fonológica que intervienen en el aprendizaje lingüístico y lectura, lo que produce un retraso escolar
La edad en la que aparece la OMS también es importante. A los 0-3 años aún no se ha adquirido el lenguaje, por lo que su presencia conlleva alteraciones de conducta, equilibrio, aprendizaje y psicomotricidad, además de déficits en la conciencia fonológica y en la comprensión del lenguaje. Si la OMS aparece más adelante (3-12 años) puede afectar a la lectoescritura, representación mental, el simbolismo fonético, atención etc.
El tratamiento logopédico de la otitis seromucosa se basa en la reeducación tubárica y en aquellos aspectos que hayan podido afectar al desarrollo del lenguaje. La reeducación tubárica es un método de prevención y de intervención cuya finalidad es restablecer la función de la trompa de Eustaquio consiguiendo una adecuada permeabilidad. Está indicada en niños de entre 5-9 años y en adolescentes. También es aconsejable en adultos que van a realizarse una intervención quirúrgica.
Este método también puede prevenir la aparición de episodios de OMS y sus consecuencias negativas citadas anteriormente. El logopeda, al comenzar el tratamiento, debe pautar algunas normas de higiene para mejorar la permeabilidad nasal. Además de estas pautas es necesario lograr que el paciente utilice un correcto patrón de respiración. En algunos casos presentan una inadecuada coordinación fonorespiratoria o son catalogados como respiradores orales. Tienen que aprender y automatizar el nuevo patrón respiratorio, para ello se debe practicar la respiración costo-diafragmática, y la respiración nasal manteniendo un sellado labial.
Las otitis desaparecen normalmente a los 3 meses, pero alrededor del 35% de niños tiene episodios repetidos y en algunos casos duran más allá de un año
Una vez conseguidos estos objetivos, se deben realizar ejercicios que permiten la activación de músculos que intervienen en la apertura de la trompa de Eustaquio, con el fin de restablecer sus funciones de aireación y drenaje.
Si la otitis media seromucosa ha provocado una pérdida de audición, en función del grado de la hipoacusia, el logopeda puede actuar en muchos campos como la estimulación y el entrenamiento auditivo, en la oralización, la adecuación de la voz, la articulación y los elementos suprasegmentales del habla, en la lectura labial, la comprensión y expresión oral y escrita, en el seguimiento audiológico y protésico y en el asesoramiento a la familia y al entorno escolar.
Cuando observéis problemas de atención y lenguaje en vuestros alumnos, es imprescindible recomendar a los padres, además de una evaluación en manos de profesionales, acudir al otorrino para comprobar sus niveles de audición y la correcta funcionalidad de la fisiología auditiva.
- Marina Martín, logopeda de Proyecto3 Psicólogos