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Experta en inteligencia emocional recomienda que los niños se aburran este verano

El aburrimiento es importante porque nos ayuda a detectar aquellas actividades o inercias vitales con las que no estamos satisfechos. Debemos normalizar el aburrimiento en la infancia y aprender a gestionar el propio como adultos.
Beatriz López IgualViernes, 15 de julio de 2022
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Las familias buscan evitar dentro de lo posible que sus hijos se aburran. © ADOBE STOCK

El aburrimiento es el estado del ánimo originado por falta de estímulo o por una molestia reiterada. Aunque siempre ha existido, y nos acompaña desde el inicio de la humanidad, lo cierto es que actualmente apenas se manifiesta. Y es que, el aburrimiento no sólo nos molesta, sino que huimos del mismo como quien huye de una tormenta.

Gema Fuentes, psicóloga de los Centros Crece Bien "

El aburrimiento es una emoción que no suele gustarnos pese a que nos ayuda a encontrar nuevos intereses, y de ahí, quizá nuevos caminos en nuestra vida

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Además de identificar nuevos intereses, puede ayudarnos a diferenciar lo que nos gusta y lo que no. “Si nuestro hijo está jugando a un juego de mesa y se aburre, pero con otro tipo de juego el niño se emociona, habrá identificado qué tipo de actividad no le gusta y cuál prefiere. Es decir, el aburrimiento es un buen detector de intereses o inercias con las que no nos sentimos cómodos y que nos ayudan a visibilizar las que sí encajan”, añade Fuentes.

Aceptar el aburrimiento

En verano los días pueden hacerse muy largos para los niños, sobre todo si están acostumbrados a un ritmo organizativo elevado.

“A lo largo del curso nos encontramos muchas veces a niños con un exceso de actividades extraescolares y cargados con estudios y deberes. Y es ahora, en la época de vacaciones, cuando vemos las consecuencias de ese exceso de actividad sostenido en el tiempo: el tiempo libre aumenta y el aburrimiento aparece más. Los niños que no están acostumbrados a gestionarlo, se enfadan por tener tiempo para no hacer nada”, explica Gema Fuentes. Aburrirse puede ser un acto casi revolucionario.

Sabemos que es común que cuando los niños se aburren demandan la atención de sus adultos de referencia

Ocurre que muchos adultos continúan trabajando durante de las vacaciones y cuando están en casa necesitan utilizar ese tiempo para hacer tareas domésticas o asuntos pendientes, por lo que el tiempo que disponen para estar con los pequeños es muy limitado.

Ante esta situación, Gema Fuentes señala que las familias buscan evitar dentro de lo posible que sus hijos se aburran porque, por un lado, se sienten culpables por no poder prestarles la atención que necesitan y, por otro, porque ven que no están bien.

¿Cuál es la solución habitual? “Ante esta situación muchas familias optan por el uso de las pantallas. En este punto es importante recordar que a pesar de que el uso de las pantallas cada vez es más necesario, un abuso de puede traer consigo problemas de ansiedad, concentración, depresión y adición”, sostiene.

En su opinión tenemos que aprender poco a poco a entender el aburrimiento, trabajar como adultos que es una emoción cuya aparición debemos aceptar y aprender a afrontar de forma constructiva, enseñando a los niños sus beneficios.

Claves para gestionar el aburrimiento

No es fácil ver que el aburrimiento tiene sus beneficios y puede ser una puerta de entrada a nuevos intereses. ¿Cómo puede las familias gestionar el aburrimiento en un marco vital de actividad y productividad incesante? Gema Fuentes aporta algunas claves:

  • A menudo buscamos la solución más fácil y rápida como, por ejemplo, recurrir a las pantallas o decirle a nuestros hijos qué es lo que pueden hacer para paliar ese aburrimiento. Desde Crece Bien animamos a las familias a que poco a poco sean los pequeños los que solos vayan probando diferentes actividades y descubriendo cuáles les entretiene más.
  • Una actividad que ayuda mucho como arranque es el “mural de las ideas”. Para realizarla debemos coger una cartulina grande en la que pediremos a los más pequeños que nos digan las actividades que les gusta realizar cuando están en casa. Toda la familia puede hacer una lluvia de ideas, así cuando nuestro hijo este aburrido puede ir al mural y coger una de las actividades que hay y hacerla. De esta forma ayudaremos a nuestro hijo a buscar actividades que les gusten y tendrán una forma de gestionar por ellos mismos el aburrimiento.
  • Si bien para generaciones anteriores el juego se daba en la calle, sin la supervisión continuada del adulto, los niños de hoy viven permanentemente bajo nuestra mirada. Debemos encontrar el equilibrio y si bien es importante estar presentes en su día a día y asegurar su protección, lo ideal es fomentar espacios y momentos de juego libre en los que puedan desarrollar su autonomía.
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