Dinamizar los tiempos de recreo en el CPEE "Pintor Martín Sáez" ¿Y ahora qué?
Los tiempos de recreo en los colegios siempre han venido siendo considerados como espacios de libre aprendizaje. Es cierto. Las habilidades del alumnado se desarrollan, en gran medida, en estos momentos. Pero no siempre sucede igual, hasta el punto de que al llegar esos periodos observas, escuchas y sientes en muchos alumnos y alumnas un vulnerable “¿y ahora qué?”.
En este sentido, la visión de nuestro Colegio Público de Educación Especial “Pintor Martín Sáez” en torno a estos momentos ha diferido desde hace tiempo. Esto se debe a que las necesidades y capacidades de nuestro alumnado requiere de una intervención más concreta también en estos momentos de la jornada educativa.
Si bien entendíamos que los recreos conformaban una oportunidad de desarrollo, y nos permitían observaciones sistemáticas de calidad, a la vez veíamos cómo cada vez se hacía más notable la necesidad de mediar, modelar, moldear física o verbalmente para guiar al alumnado en sus interacciones durante el juego o conversaciones.
Sumado a esto, veníamos percibiendo la evidencia de motivar, incitar y alentar a los chicos y chicas al juego, para impedir el sedentarismo, e incluso evitar la manifestación de determinados episodios conductuales innecesarios, fruto de esa falta de acompañamiento que favorece la puesta en práctica de habilidades o herramientas sociocomunicativas que se estaban implementando desde las aulas.
En esta línea, comenzamos a dinamizar los recreos, a través de planes de trabajo diseñados por docentes que encarnaban la figura de Encargada de comedor, siempre en coordinación con el equipo directivo. Las ideas y las fuerzas se fueron sumando, pero todo se hacía poco.
La vuelta del confinamiento a las aulas vino acompañado del PROA+ y la oferta de actividades palanca que ofrecían subsanar en cierta manera los impactos que la pandemia había provocado en los centros educativos.
Era innegable cómo el excesivo tiempo de nuestro alumnado alejado del colegio había hecho mella en sus habilidades sociales, destrezas comunicativas y desarrollo motor, aspectos primordiales para el desarrollo de las personas con diversidad funcional.
Era innegable cómo el excesivo tiempo de nuestro alumnado alejado del colegio había hecho mella en sus habilidades sociales, destrezas comunicativas y desarrollo motor
Por eso creímos que una actividad palanca capaz de dar una respuesta ajustada a estas necesidades nos ayudaría a recuperar “las destrezas perdidas” y sería, sin duda, una ayuda crucial.
Y así han ido pasando los días, los meses, y aquí seguimos incansables en la tarea de generar aprendizajes de futuro en nuestro alumnado, que les garanticen experiencias de bienestar y sobre todo oportunidades de compartir sus fortalezas, siempre juntos y juntas.
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