Cómo mantener los hábitos alimenticios de los niños en verano
Asegurar una dieta variada y equilibrada también en esta época estival es imprescindible tanto a nivel físico como mental.
La llegada del verano y de las vacaciones es motivo de alegría para la mayoría, pero especialmente para los niños. El cierre del curso escolar deja paso a largas jornadas de juegos y diversión y a unas nuevas rutinas que no siempre son beneficiosas para los más pequeños.
Aunque en esta época es importante que los niños disfruten de una manera distinta, con horarios más laxos y mayor libertad para disfrutar de actividades diferentes a las que realizan a lo largo del año, es importante mantener ciertos hábitos para velar por su salud y bienestar.
En este sentido, una de las rutinas que se debe mantener durante el verano es la alimenticia. Asegurar una dieta variada y equilibrada también en esta época estival es imprescindible tanto a nivel físico como mental.
“El verano puede ser un periodo complicado para muchos padres a la hora de mantener el equilibrio entre otorgar mayor flexibilidad a sus hijos y mantener un cierto control sobre sus hábitos. El mayor número de comidas fuera de casa, los horarios que normalmente se retrasan o el aumento de la ingesta de alimentos poco saludables son los principales problemas con los que es necesario lidiar”, asegura Sara Rueda, nutricionista de BluaU de Sanitas.
Ante esta situación, los expertos ofrecen una serie de pautas para mantener los buenos hábitos alimenticios de los niños en verano sin renunciar al disfrute:
- Flexibilidad controlada en los horarios de comidas
Los horarios cambiantes producen alteraciones en el organismo y pueden llevar a una mala alimentación por exceso o defecto de ingestas. Lo ideal es mantener, en la medida de lo posible, los mismos horarios que en invierno, aunque puede existir cierta flexibilidad, de más o menos una hora. Así, por ejemplo, si el desayuno en invierno se realiza a las 8:00h, en verano podría ser a las 9:00h o 9:30h.
- Varias comidas al día
El requerimiento energético de los niños en verano aumenta, ya que su actividad física es mayor. Por ello, es recomendable la ingesta de 3 comidas principales y 2 extra que ayuden a mantener estables los niveles de energía a lo largo del día, al mismo tiempo que garantizan una correcta ingesta de nutrientes y evitan los antojos de alimentos dulces. La fruta y las verduras, los lácteos, los cereales integrales y las proteínas en forma de pescado, huevo, legumbre o carne magra no deben faltar nunca en el menú infantil.
- Un extra de hidratación
El aumento de la temperatura y el mayor tiempo de exposición al sol obliga a aumentar la hidratación para evitar golpes de calor. Aunque la mejor forma de hidratarse es el agua, la fruta de temporada, como la sandía o el melón, es una gran aliada, además del agrado de los niños por su sabor dulce. Lo ideal es tomar la fruta entera, pero en ocasiones se puede ofrecer en forma de licuados, helados caseros o granizados, pues es una manera de que los pequeños lo perciban como un postre o merienda especial y se muestren más proclives a sustituir los codiciados helados comerciales por esta opción mucho más saludable.
- Evitar los excesos
Aunque no es aconsejable prohibir la ingesta de determinados productos como los helados o los refrescos, su consumo debería reducirse a ocasiones muy puntuales. En su lugar, se puede optar por elaborar versiones más saludables como polos o helados cremosos con fruta fresca y leche, yogur o bebidas vegetales, más nutritivos y con menor cantidad de azúcar o aguas saborizadas con fruta.